por Manuel Gris.
Vivimos en una sociedad que solo lee titulares, memes o tuits para informarse de lo que pasa o tiene que opinar, y así, claro, acabamos como acabamos: formando parte de una jaula llena de loros incapaces de comprender qué dicen ni porqué.
Así nos va.
En Bullshit: contra la charlatanería de Carl T. Bergstrom y Jevin D. West, un fantástico ensayo publicado por la poco conocida editorial Capitán Swing, los autores nos colocan delante de las narices las claves de porque muchos piensan lo que piensan o siguen a quienes siguen, o, mejor dicho, cómo las élites hacen que el libre albedrío informativo o la libre elección de ideas y de discursos quede empañado por trucos de trilero tan sencillos de identificar como de tragar.
Así nos va.
Porque no os engañéis, aunque en muchos aspectos esta obra es digna de ser leída más de una vez, en algunos momentos, no sé si por reírse de nosotros o poner en práctica sus propia tesis, peca de ser excesivamente sectaria en algunos ejemplos o señalamientos (Trump sale nombrado tantas veces que al final aburre).
Pero igual que con los ya desaparecidos Cuadernitos Rubio, gracias a los que aprendíamos lo básico por simple repetición antes de adoptar nuestra propia caligrafía, en el libro nos topamos con tantas bofetadas en la cara en forma de verdad dolorosamente directa para muchos obtusos, que será sencillo identificar a quienes buscan sólo un panfleto a seguir de los que quieren aprender a pensar por si mismo mientras lamen sus heridas.
Es posible que la sinopsis o un mal boca a boca hagan que no lleguen a él tantos lectores como merece, pero de lo que estoy seguro es que si fuera más de dominio público, o directamente de obligada lectura, no tendríamos una población tan atontada votando/apoyando a una clase política tan tramposa.
Porque aunque solo fuera una hora al día intentásemos comprender que todo cuanto nos rodea o nos escupe la televisión busca un fin alejadísimo del noble arte de informar, como Bullshit: contra la charlatanería nos trata de advertir, no sólo seríamos más felices y tendríamos más paz, sino que haría ya mucho tiempo los verdaderos enemigos de la libertad, que son los que usan las capítulos de este libro como Biblia para manipularnos, se habrían muerto de hambre o puesto a trabajar.
No os lo perdáis, haceros este favor.