por Elena Rubio Viagel
No sé todavía muy bien quién eres. Ni qué esperas hacer. Ni qué te apasiona. Tampoco sé dónde estaremos en un par de años…
No pienses tanto. Hay veces que momentos solo hay uno. Que van a haber muchos días, pero puede que hoy… Que la vida es muy corta, dicen que son dos días, y normalmente nos pasamos el primero pensando qué haremos el segundo. Nos pasamos media vida preocupándonos qué será de nosotros la otra media y para entonces, se te han ido las ganas y el tiempo.
No sé, igual hoy podremos hacer todo lo que nos propongamos. Tal vez no tengamos suerte y tengamos que esperar a mañana. No sé. No sé nada. Y la verdad es que tampoco sé si quiero saberlo. Tal vez sí que necesito una pequeña pista, algo que me diga que vamos por la ruta correcta y que pronto me cruzaré contigo.
Solo quiero que cada vez que eches la vista atrás, te salte una lágrima, al ver todo lo malo que se queda allí y lo bonita que es la vida. Y que si en algún momento, esa lágrima es de pena, sigue y recuerda que vas a poder mirar atrás mil veces más.
Que lo mejor está por llegar, y quiero que lo haga en silencio, con los pies descalzos y sin previo aviso.
Tienes la puerta abierta. Siempre va a estar así.
