Califato ¾, la fiesta folclórica por excelencia

Califato ¾ vienen desde Málaga y son un colectivo que con tan solo dos discos largos en el mercado y un Ep de presentación, se han convertido en el estandarte de la fiesta folclórica por excelencia.

Celebrado dentro del marco del Festival Nits del Coliseum, organizado por el Primavera Sound en uno de los teatros más pomposos, antiguos y famosos de la Ciudad Condal, los afortunados que hemos podido asistir a la velada, podemos afirmar y afirmamos que, en un momento en el que la fiesta colectiva y desfasada se ha convertido en unos de los bienes más preciados para la humanidad, asistir a un concierto de Califato ¾ ha sido un privilegio como pocos resultando en lo más cercano a esa sensación de jolgorio despreocupado y éxtasis emocional que tanto anhelamos algunos.

Derrumbando purismos, desvalijando convencionalismos y pulverizando prejuicios, Califato ¾ saben como montar una fiesta de lo más disfrutable adulterando el fandango, las sevillanas y las bulerías con todo tipo de ritmos electrónicos y sintetizadores de órdago para darle forma a su original universo ravero.

Un universo único y propio, pero que no se corta a la hora de tomar de aquí y de allá para construir un ideario tan actual como rompedor pero que sigue conversando de tú a tú con el legado andaluz más castizo y reconocible.

Provistos de guitarras, sintetizadores, voces y todo tipo de cacharros digitales para liarla parda al estilo malaguita, la noche ha subido hasta unos niveles de exaltación y paroxismo extremos. Desgranando todos y cada uno de sus éxitos más aclamados y deseados de sus dos largos, incluso accediendo en contadas ocasiones a su primera referencia en formato EP, temas tan emblemáticos como la tribalista Indio der Çur, L’amboccá, En Bucca y Cattura, la folclórica Çambra der Huebé Çanto, Puerta de la Canne, la festiva Te Quiero y lo Çabe, la hipnótica Fandango De Carmen Porter o la final Ruina, la más esperada del repertorio, conformaron un show que se alargó hasta las dos horas de sublime comunión con el público.

Con dos sorpresas descomunales en cuanto a invitados se refiere, la primera a destacar fue Queralt Lahoz.

La joven cantante de Santa Coloma se subió al escenario para convocar el duende con la preciosa Tó Ba a Çalir Bien Mamá explotando en una personalidad y un arte que embrujó a los asistentes con su cante y su baile. Pero lo gordo estaba por llegar.

Sin tan siquiera tener una idea de cómo llegó a ocurrir, hubo un momento en el que Tremendo Menda, el rapero catalán, se subió al escenario a cantar flamenco con los Califato ¾ y mi cerebro cortocircuitó a niveles extremos.

De los que había allí , creo que pocos lo conocerán, y de los que estén leyendo esto, espero que alguno haya flipado tanto como yo con esa faceta de Tremendo.

Para una banda a la que la fiesta, el descontrol, el mestizaje, la falta de complejos y la entrega forman parte de su filosofía de vida de la misma manera que lo hacen de su directo, su carácter crítico y certero se ve desbocado en su faceta más humorística y ácida tanto en su apartado audiovisual, esos vídeos en los que se mofan con arte y salero de todo lo que los andaluces veneran, como en su puesta en escena, absolutamente libre de ataduras.