2024 ha sido un año marcado por la locura de los conciertos. Hemos visto como Karol G. llenaba cuatro veces consecutivas el Santiago Bernabéu, Madonna agotaba entradas a 300 euros, Taylor Swift se atrevía con shows de más de tres horas y Dani Martin vendía una residencia completa de siete conciertos seguidos en el Wizink Center de Madrid, en menos de 24 horas.
El FOMO creado por las redes sociales, todo el mundo quiere estar ahí para hacerse la foto en el concierto con el outfit perfecto, nos lleva a cuestionarnos hasta qué punto la gente disfruta de la música desde una vertiente artística.
Los directos son una experiencia colectiva, eso es indudable, pero debería existir una necesidad de apreciar al artista como lo que su nombre indica y no tanto como alguien que está destinado a entretenernos sin más. Soy consciente de que no toda la música tiene, ni ha de tener, la misma carga artística de unos The Cure, pero si destinamos la música únicamente a ese espacio lúdico en el que es más importante hacerle saber a la gente que estás ahí, que disfrutar del artista de manera presente e intensa, algo se está perdiendo en el camino de las energías que se crean entre la música en directo y el público. Es simplemente una reflexión que va dirigida a los conciertos de estadio y a los macro festivales en general.
La escena independiente y underground sigue luchando para encontrar locales en los que tocar y desarrollarse de manera natural, pero el mainstream, es cada día más grande, más capitalista, más inaccesible y más banal. Y no me refiero concretamente al tipo de música que más se escucha, como la que está desprovista de ese carácter artístico, me refiero más a la manera de disfrutarla y de integrarla en nuestras vidas.
Y sin liarme más en reflexiones personales e inútiles, ahí van mis trece discos internacionales favoritos de este año.
Que los discos de Ashley Frangipane son siempre descarnados y personales a más no poder, es algo que cualquiera que haya seguido su carrera sabe de sobras, pero lo expuesto en The Great Impersonator, ha traspasado cualquier límite de la intimidad que pudiera conservar hasta el momento.
Con un concepto global que se basa en las influencias que la han marcado durante su vida, estamos ante una obra que toma prestado de artistas como PJ Harvey, Bruce Springsteen, Dolly Parton, Kate Bush, Björk, Fiona Apple, Aaliyah, Joni MItchell, Britney Spears y un largo etcétera, para construir un disco que, según sus propias palabras, podría ser el último de su carrera.
Grabado en un momento en el que su vida pende de un hilo, se la ha diagnosticado con Lupus y leucemia, y habiendo sido madre hace muy poco, las emociones, los miedos, las dudas, los recuerdos y la responsabilidad, se interponen en el disco de la manera más clara, hiriente y sincera inundando al oyente, sobretodo si acompañas la escucha con las letras, de una sensación amarga, triste y catastrofista.
Un disco en el que se siente el dolor en cada palabra, en cada nota y en cada canción que interpreta la de Nueva Jersey. The Great Impersonator ahonda en lo más profundo de la persona, para desembocar en un canto a la vida desde la perspectiva de una posible muerte inminente.
Jamie XX nos entrega el disco más bailable y festivo del 2024, justo un año después de que su compañera Romy hiciera lo mismo con Mid Air, tras nueve años de su referencial debut en solitario, In Colours (2015).
In Waves es el espacio de club que construye Jamie a modo de hits incontestables con los que no poder parar de bailar y disfrutar toda la noche. Ese tipo de espacio en el que jamás querrás que se acabe la noche y que la energía no pare de hacer vibrar hasta la última fibra de tu cuerpo. Pero Jamie no se ha montado la fiesta solito, no.
La esperada reunión de The XX se materializa en Waited All Night, además de contar con Panda Bear en Dafodil, con Robyn en Life o The Avalanches en All You Children, quienes protagonizan algunos de los momentos estelares del disco.
Después de pisar los clubs de medio mundo, producir canciones de todos los estilos, colores y sabores, y de convertirse en una de las personalidades de la música de baile más reputadas de la actualidad, Jamie XX nos devuelve el favor desplegando todas sus habilidades en este In Waves, una obra que reivindica la música de club como un estilo con clase y sofisticación del que todo el mundo puede ser partícipe si la intención es bailar hasta el amanecer.
Lo tengo claro, siempre que intento resistirme a la enésima artista folk de carácter confesional, por aquello de no volver a caer en lo mismo de siempre, acaba llegando un momento, con Sophie Allison ha tenido que ser con su cuarto disco de estudio, en el que no puedo dejar de sucumbir a sus encantos. Evergreen es un disco de folk de calado clásico que no deja de lado las enseñanzas del indie y que, con una producción cálida y abrazable, nos llena el corazón con el mayor de los candores acercándonos lo máximo posible a esa sensación familiar.
Dotado de una intimidad, una timidez y una ensoñación evidentes, esas guitarras cargadas de reverb y esa voz casi fantasmal nos ponen en situación, hacen que la cercanía de la de Nashville sea una de sus mayores bazas. Compacto, sólido y con una atmósfera que se va repitiendo en forma de eco en cada nueva composición del álbum, Evergreen es uno de los discos más bonitos, emotivos y agradecidos de escuchar del año. En abril estará por Barcelona, tomad nota..
A sus dieciséis años, se ha convertido en uno de los referentes más jóvenes y desprejuiciados de la escena vanguardista del pop argentino.
Dándole la vuelta a todo y retrocediendo al swag de principios de la década pasada, su visión artística, estética y personal es equiparable a la de un Vince Staples pendiente de maduración.
Con una saturación excesiva de sonidos, imágenes multicolor y diseños básicos, el dúo formado por Stiffy y Agus lleva tiempo dando guerra con su vaina underground hasta conseguir dar el salto profesional con su primer larga duración titulado Murió La Música y su siguiente Ep Hacelos Concha Agus, ambos de este 2024.
Dos referencias que han puesto la escena argentina patas arriba, dejando en paños menores a los veteranos, y encontrando un nicho de innovación, reformulación y experimentación potenciable y explotable.
No será para todos los gustos, ni todos los estómagos, pero el que quiera y pueda disfrutar de este dúo, se dará cuenta de la patada en el estómago que le han dado a la escena musical.
No sé si son el futuro de la música, pero estoy seguro de que son el presente, o al menos lo que le hace falta a éste para no dormirse en los laureles.
En el ámbito del metal, aunque en este caso estemos muy alejados de los extremos, podríamos tener varias entradas en la lista, pero la que más he disfrutado este año, ha sido la firmada por los de Oregon.
Su nuevo disco, Never Neverland, llega tres años después para perfeccionar su fórmula gothic rock de manera inesperada. Con el registro vocal de Gabriel Franco como su mayor seña de identidad, a medio camino entre Peter Steele y Andrew Eldricht, y un combo musical pluscuamperfecto con Sebastian Silva a la melodiosa guitarra, y Brandon Hill y Colin Vranizan a la sección rítmica, Never Neverland está tan depurado y cuidado, que supone su mayor logro hasta la fecha.
Puedo entender que la clara relación con la escena rock ochentera, The Cult, Sisters Of Mercy, The Cure o nuestros amados / odiados Héroes del Silencio, de calado gótico, los coloque en una posición que algunos puedan tachar de poco original o incluso refrito / revival de todo aquello.
Pero si nos fijamos en bandas más actuales como In Solitude, Tribulation, Grave Pleasures o Beastmilk, lo de Unto Others no está nada alejado de las nombradas. La mayor diferencia, es que Unto Others ha sabido canalizar todas esas influencias, repartirlas de manera eficiente y entregar un disco que juega de la misma manera con la accesibilidad que con la calidad.
En marzo estarán visitando la ciudad Condal para presentar el disco.
Con una temática clara y abiertamente queer, la puertorriqueña nos regala un debut que le ha costado nada menos que dos años finiquitar.
Con colaboraciones que, algunas de ellas, perfectamente podrían haber no existido y mejorar los temas teniéndola a ella como solista, lo de Feid y lo de Yowell & Randy es absolutamente prescindible, el disco expele sensualidad y emotividad de la misma manera que lo hace con la seguridad y el vacile.
Una combinación explosiva que se crece con unas bases que beben claramente del rap de la vieja escuela y el reggaeton más clásico de principios de los 2000. Miko brilla a la hora de hacer chanteos deliciosos y elevarte hasta el cielo más azul con su explícito romanticismo. La artista deja claro que viene para colocar la fuerza femenina en el altar y para que el resto de sus compatriotas empiecen a tomar nota de que el relevo no es masculino.
Una artista capaz de expresar todo un universo gracias a un storytelling muy visual y una voz altamente característica.
Otra que nos visitará en mayo y no puedo dejar pasar.
Sin dudarlo un momento, 2024 ha sido el año de CA7RIEL y Paco Amoroso.
Dos amigos de la infancia que han ido gestando, labrando y construyendo un camino paralelo dentro de la experimentación de estilos y ritmos venidos de diferentes lugares, confluyendo finalmente en una colaboración estelar que los ha llevado hasta lo más alto en cuestión de días y de manera casi automática después de su estelar aparición en uno de los vídeos de Tiny Desk.
Tomando del soul, del funk y del electro de la misma manera que lo hacen de la cumbia, la salsa o el rock, Ca7riel y Paco han conseguido lo impensable elevando sus números y sus fans de forma meteórica gracias a ese formato de banda, que tira de lo orgánico en todo momento, y unas letras que desprenden humor, frescura, fiesta y vacile a partes iguales.
Todo ello sin dejar de lado nunca la posición vanguardista del urban llevándose al bolsillo fans de todas las edades y todas las escenas. Una jugada maestra.
No ha habido disco más divertido, fresco, vitalista, original, arriesgado, experimental y disfrutón este año que lo crafteado por este dúo maravillas.
En mayo los volvemos a tener por Barcelona.
Puede que por estos lares, pocos les hayan prestado atención, sobre todo viniendo de la escena urbana mexicana, pero con tan sólo un primer largo, estos tres hermanos de sangre, han conseguido llenar estadios de la noche a la mañana.
Dándose a conocer hace un par de años con dos temas que los colocaron en el mapa del pop universal de manera eficiente, Julieta (2021) y Julietota (2023), su calado en el imaginario popular mexicano les ha llevado incluso a colaborar con Raw Alejando en su nuevo álbum.
Tomando como referencia a artistas tan peculiares de la vanguardia musical como Ralphie Choo, Rosowsky o Sen Senra y con un bagaje musical que podría incluir a Frank Ocean, The Cure, D’Angelo y Bon Iver en un mismo saco, la combinación ganadora expuesta por Latin Mafia es tan irresistible, como atractiva y adictiva.
Anclados en el pop de la nueva escuela y dotados de una personalidad abrumadora, el disco suena como un sueño, etéreo, frágil, volátil y con una capacidad de evasión y abstracción descomunal.
Sin necesidad de encorsetar las estructuras de las canciones y con unas voces, la mayoría en falsete, que van plagadas de efectos sonoros envolventes y sugerentes, Todos Los Días Todo El Día es uno de los discos de pop del año más originales, sensuales, atrayentes y adictivos.
Uno de los discos que más tarde ha llegado a mis manos durante este 2024, ha sido el del dominicano TYS por obra y gracia de las siempre acertadas recomendaciones de Boris.
Conocido dentro de nuestras fronteras por ser uno de los componentes de Los Sufridos, autores de una de los canciones más populares del año junto a Bad Gyal montándose en el remix de Duro De Verdad, TYS es un rapper dominicano de herencia clásica, Vico C como uno de los claros referentes, que sabe poner un pie en la actualidad del estilo para ofrecer algo diferente y personal.
Su temática inspirada en la familia, la amistad, la integridad y la lealtad entre amigos, por eso lo de To Contra Judas de su título, esos ritmos plagados de guitarras acústicas y trompetas, dándole ese toque de autenticidad tan agradecido, las colaboraciones estelares, quiero suponer todas ellas procedentes de la escudería de Eclusivo Music, la libertad en los chanteos, siendo una de las grandes bazas del disco, y unas líricas de alto valor emocional, hacen de To Contra Judas uno de los discos de rap más interesantes, conscientes y, sorprendentemente, bailables del año.
Después de un disco que a más de uno se le atragantó por lo disperso y extenso del mismo, Happier Than Ever (2021), BIllie vuelve al estudio acompañada de su hermano Finneas para ofrecer su disco más misterioso y adictivo.
Construido desde un concepto de bedroom pop sofisticado y accesible, su claridad pop se siente acuosa, sumergida y con ese punto de oscuridad que marca claramente su arte de portada.
Derrochando una madurez impropia de su edad, desarrollada sobremanera en su anterior largo, BIllie y Finneas se vuelven a exponer como uno de los dúos fraternales artísticos más creativos, potentes y personales de la historia de la música. Hit Me Hard And Soft es un disco que juega con el minimalismo de la misma manera que juega con la grandilocuencia, quizás el ejemplo más claro de ello sea ese descomunal corte que se encuentra en medio del disco titulado The Greatest, y que disfruta pervirtiendo canciones tan preciosas y emotivas como L’Amour De Ma Vie, casi sin despeinarse.
En junio la tenemos en Barcelona con doble fecha en el Palau Sant Jordi.
Danielle Balbuena, a.k.a. 070 Shake, es una de las artistas más interesantes, experimentales e inclasificables de los últimos años y mi artista favorita de la actualidad desde que en 2016 despegara con ese single colectivo llamado Honey y aterrizara en mi corazón para siempre jamás con el EP Glitter de 2018.
Petrichor es la palabra que designa el olor que dejan las primeras lluvias sobre los terrenos secos, un olor que viene producido por la combinación del agua, la tierra y las bacterias que hay en ella.
Esencia que para mucha gente es agradable, incluso hay perfumistas que han intentado reproducirla, pero que para muchas otras personas, es un olor molesto, que recuerda a la descomposición.
Por ello se le considera un olor asociado a la memoria, lo que significa que cada uno lo puede interpretar de maneras distintas y encontrar diferentes relaciones en él como memorias pasadas o lugares concretos.
Petrichor es también el nuevo disco de 070 Shake y una obra plagada de breves tormentas sonoras en el que cada una de ellas nos remite a una memoria concreta. Tenemos a Depeche Mode (Elephant), Blondie (Winter Baby / New Jersey Blue), The Beatles (Pieces Of You), Nine Inch Nails (Lungs), John Carpenter (What’s Wrong With Me), todo tipo de recuerdos asociados, sabores extraños y colores oscuros filtrados por el inclasificable estilo de Balbuena en una obra libre y a la vez claustrofóbica, dispersa y a la vez concreta, violenta y a la vez emocional. Mi consejo, jamás perdáis una oportunidad de verla en directo.
Con un título para el álbum que encaja a la perfección para reflejar el estado actual del mundo en el que vivimos y dieciséis años después de su último disco, Robert Smith y los suyos, Simon Gallup mediante, entregan el que es su decimocuarto trabajo de estudio.
Un disco que se presenta como una de las obras más atmosféricas, grandilocuentes, oscuras, crepusculares y bellas de su intachable discografía.
Convertidos con los años en una de las bandas de referencia más influyentes y tentaculares de las últimas tres décadas, The Cure despliegan su calidad hasta el éxtasis musical más sublime, desgarrador, melancólico y preciosista rompiendo con cualquier moda, estilo o corriente imperante para convertirse, una vez más, en esa banda que tantas alegrías y tristezas nos ha dado en sus casi 50 años de carrera. The Cure están por encima del bien y del mal, eso es algo indiscutible.
Ni tan siquiera con sus discos más flojos han conseguido diluirse en el imaginario popular.
El amor que Robert Smith tiene por su arte, es equivalente al amor que profesa por sus fans, y eso es algo que jamás podrá pagarse con dinero, por eso nos lo paga con discos tan descomunales como este Songs Of A Lost World y nosotros con el amor incondicional y eterno hacia la banda más importante de nuestras vidas.
No voy a hablar de los números que ha hecho Charli este año con Brat, ni del Brat summer o el Brat autumn, las fiestas temáticas que ha generado alrededor del mundo con su nuevo disco, la brutal y efectiva campaña de promoción del álbum o del descomunal disco de remixes y colaboraciones impensables que le ha seguido, porque Brat es mucho más que eso.
Brat es una obra que expone la sororidad impostada como algo tóxico y que deja claro que ser una falsa no es nada positivo. Brat es un disco que me provoca una euforia, una emoción y una alteración física y psicológica, que supera con creces cualquier efecto conseguido hasta ahora por la inglesa en mi cuerpo.
Después de un disco que se acercaba peligrosamente al rollito mainstream más accesible, sin que por ello tuviéramos que tirarnos de los pelos, y retomando sus inicios en el hiperpop de manera evidente, la evolución de Charli en Brat, va mucho más allá de lo humanamente posible y esperable.
Cantando, rapeando y desfasando en un mundo de verde fluorescente en el que todo es posible, no me creo que alguien, con las mínimas ganas de fiesta, no sea capaz de disfrutar de éste vibrante, adictivo, contagioso y delirante Brat.
Conozco a dos que van a tener su soñada fiesta Brat el próximo 5 de junio en el Primavera Sound. Fall In Love Again and Again…