Mala Rodríguez: COVID positivo

Mala Rodríguez

Parecía que no iba a llegar nunca, pero al fin hemos podido disfrutar del primer concierto post-confinamiento y Mala Rodríguez fue la elegida.

por Álex Caballero

En principio, con una medidas de seguridad e higiene bastante estrictas, y digo en principio porque la cosa no fue así del todo, todo ello dentro del marco del programa de Les Nits del Fòrum, algo que se ha convertido para muchos de nosotros tan necesario como el respirar.

En principio era llegar allí con muchas dudas, ¿se podrá beber?, ¿se podrá fumar?, ¿se podrá quitar uno la mascarilla siempre que esté es su lugar asignado?…, pues bien, ya os digo que sí a todo para ir abreviando.

Medidas de higiene

Nada más llegar tenías un dispensador de gel hidroalcohólico activado con el pie para no tener que tocar ningún pulsador con las manos.

Una vez dentro del recinto abierto del Fòrum (sede del Primavera Sound y del Cruïlla) se te exigía, tanto por parte de la gente de la organización como por megafonía (de manera bastante insistente), el uso obligatorio de la mascarilla en todo el recinto y en todo momento, algo imposible de cumplir cuando estás sirviendo comida y bebida a la gran mayoría de los asistentes durante todo la previa del concierto y durante el mismo. Ironías de la economía post-pandemia. 

Mala Rodríguez

Media hora antes de que diera comienzo el concierto ya nos estaban insistiendo en ir ocupando nuestros asientos asignados, cosa que no hizo nadie hasta que quedaban diez minutos para comenzar y ni de lejos la mayoría, solo unos cuántos nos acercamos tímidamente (todavía con nuestras mascarillas y guardando las distancias) a nuestros delimitados espacios por números y sillas (de plástico e incómodas) para empezar a habituarnos a ese lugar en el que tendríamos que estar durante todo el concierto.

Estratégicamente habían colado mesas cada cuatro sillas de manera que todo el mundo tenía más o menos cerca una mesa para poner su bebida (su mascarilla, su tabaco, su teléfono e incluso las llaves de casa). 

Comienza el concierto

Con una puntualidad matemática, a las 21.00 de la noche salió La Tiguerita a escena con una MC de acompañamiento y su DJ para calentar el ambiente de lo lindo.

Su hardcore rap muy de la calle y su habilidad para mezclarlo con esos aires latinos que respira su directo desde el minuto cero, crean una atmósfera tan festiva como reivindicativa y de carácter social que empujó al público a empezar a moverse tímidamente y levantarse (algunos) de sus sillas para empezar a sentir el ritmo y los crudos fraseos de la jóven MC como tiene que ser, moviendo el cuello y las caderas al ritmo de la música. Veinte minutos de show y teloneros finiquitados.

Mala Rodríguez

Y llegó el momento de la Mala…

Llegado el momento, y ya con todo el mundo sentado en sus sillas (en muchos casos movidas al antojo de cada uno para estar más cerca de la gente con la que venían o de las codiciadas mesas), las mascarillas brillaban por su ausencia en prácticamente todas las caras sonrientes de los allí congregados.

La Mala salió a escena en solitario, con el DJ a un lado y con una pantalla de visuales tras de ella, apagada por el momento, para empezar la noche con Superbalada, uno de los temas más emocionales y pasionales de su último largo titulado MALA.

En ese momento ya empezó a haber movimiento entre el público para colocarse más cerca del escenario, a lo que algunos de los encargados del recinto reaccionaron pidiendo por favor a la gente que no se moviera de su lugar asignado para intentar mantener el orden establecido.

Nuevamente tengo que decir que fue algo imposible de conseguir.

Obviamente los que quisimos estar en nuestro lugar bailando y disfrutando del concierto de manera segura, lo pudimos hacer sin ningún problema, pero para la cuarta canción ya tenías un número considerable de personas en primeras filas, sin mascarillas y sin guardar la distancia de seguridad y a lo que la organización acabó por permitir teniendo en cuenta que era una pequeña proporción del público que en su gran mayoría se comportó más o menos correctamente dentro de lo que un concierto post-confinamiento tenía que ser. 

Un directo cargado de emociones

A partir de ese momento, y ya con una fiesta en el cuerpo por parte de todos los allí presentes imposible de disimular, el concierto de La Mala se convirtió en un repaso ideal de toda su carrera con un set-list apoteósico y una María Rodríguez absolutamente pletórica y entregada a una actuación minada de momentos estelares.

Con un grupo de bailarinas que entraban y salían según lo requeriese el tema, y con las que La Mala realizaba coreografías de alto contenido sensual, temas como Tengo Un Trato, La Cocinera, Bruja, Dame Bien, La Niña o Quién Manda, tema en el que María pidió al público cantar el estribillo dándole un COVID Positivo al respetable por su arte y salero, fueron coreados y bailados por el público de manera efusiva.

Pero si he de destacar algo como lo mejor, sin duda fue esa Mami cantada a capella y dedicada directamente a su madre y la brutalmente cruda 33, el mejor tema de la noche. 

En mi caso concreto, tengo que decir que ha sido uno de los mejores conciertos que he visto de La Mala, posiblemente en segunda posición de las diez que la habré visto, y uno de los conciertos con los que más he vibrado, disfrutado, cantado, bailado y emocionado en ese recinto y que, por razones obvias, se ha convertido en el concierto más importante del año por todo lo que significaba y conllevaba. 

MALA RODRÍGUEZ + LA TIGUERITA / 10 JULIO 2020 (P.C.) / FÒRUM DE LES CULTURES (Barcelona) / Precio: 22 euros / Puntuación 10

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