Reflexiones desde mi espejo

Blog de Opinión

Manuel Gris

Las ideologías de papel

Las ideologías de papel

La Navidad. Fechas en las que te reúnes con familiares, amigos, vecinos, y demás e, inevitablemente, se tiende a hablar de una larga lista de cosas mayoritariamente insustanciales y que, sin duda, se tienen mejor con un par de buenas copas de orujo de hierbas en el body. Pero a veces (las estadísticas dicen que una de cada veinte) hay “discusiones” que tienen sentido y arrojan algo de luz dentro de nuestras existencias aburridas y llenas de tópicos.

Y en estas fiestas tuve una que me gustó tanto que, sinceramente, no puedo dejar de poner aquí.

Ésta en particular iba, como es de rigor en este primer mes del año del país donde la tele manda, sobre el vestido de la Pedroche, sobre si era feo o no, hasta que llegó un momento en que una familiar comenzó a decir cosas como “es que como se le ocurre salir así en la tele” o “es tan machista hacerla salir al balcón de esta guisa”, y mi favorita: “menuda guarra está hecha”. A ver, partiendo de la base de que la Pedroche es libre de ponerse lo que le dé la gana, lucir lo que quiera, y, puesto que los hombres y las mujeres somos iguales (eso está claro, ¿no?), y por lo tanto ella puede decir y opinar y exhibirse del modo en que se sienta más cómoda o, directamente, le salga de los huevos: ¿dónde está el problema?, ¿por qué se la ataca como si fuera la nueva musa del machismo en la Tierra?, ¿desde cuándo una mujer se pone porque le sale del papo un vestido sexy, transparencias o tacones altos que marquen culo es algo claramente machista? ¿Por qué hay gente que piensa así?

El feminismo es algo necesario, que algún día (en el caso improbable de que no nos hayamos cargado la Tierra con la polución o las armas nucleares) hará que nuestro planeta sea digno de ser vivido, pero hay personas que lo utilizan para sacar a relucir sus intereses personales o sus opiniones de mierda con la bandera de la liberación de la mujer como chaleco antibalas. Ya sabéis, son esas mujeres que dicen querer liberar a la mujer de una cadenas machistas y luchan porque puedan lograr lo que quieran sin que un hombre marque su destino, mientras critican a la Pedroche o a cualquiera que se maquille, se peine, se ponga una minifalda o un vestido con la espalda al aire, o porque se líen con los hombres que les dé la gana, porque eso es “de guarras” o “no es lo que debería hacer una mujer libre”; ¡no debería hacer eso una mujer libre!, ¿así que una mujer solamente es libre si hace lo que una feminista como tú dicta que debería hacer?, ¿es eso? Vale, ¿gracias, entonces por ordenarles lo que tienen que hacer para ser mujeres liberadas?

Hay muchos tipos de feministas, y desde luego no todas son como estas, que usan solamente el 2% de su cerebro, y por desgracia son las que más ruido hacen en esta sociedad podrida y llena de contradicciones. Las reconoceréis rápidamente porque son aquellas que hacen manifestaciones porque TODOS los hombres somos poco menos que asesinos (pero que se ríen cuando alguno dice que su mujer le ha pegado, o responden cosas como “algo habría hecho”), piden libertad desnudándose en iglesias o en frente de ayuntamientos (porque hacerlo en una mezquita no es igual de lógico), o insultan y llaman machista a todo hijo de vecino que intente dialogar con ellas. Las reconoceréis también porque son las que piden la muerte para el hombre o dicen que no servimos para nada (¿no se parece mucho eso a lo que se decía de las mujeres allá en Inglaterra a finales del siglo XIX?), alardean de sus peludos sobacos (porque, según parece, dejar que te crezca el pelo es la mejor manera de luchar contra las injusticias sociales) o piden el aborto libre al mismo tiempo que se quejan porque no hay guarderías suficientes.

Nuestra sociedad, definitivamente y en mi opinión, ha perdido el norte y se queja de todo y porque sí, dejando de lado su opinión personal y buscando solamente la aceptación de la mayoría, que tira hacia adelante a base de panfletos sin sustancia, ideas equivocadas, y gritos reivindicativos sin energía ni razón, y el feminismo, algo que debería tomarse en serio y que ni de broma debería sacarse a pasear como bandera política, está sufriendo más que ninguno. Todo el mundo dice defender la libertad de la mujer, que cobren igual y que tengan los mismos derechos, pero en cuanto te descuidas se critica que sea soltera sin ganas de casarse, que se dediquen a tareas socialmente señaladas como “masculinas” (y encima las llaman marimachos por ello), o las atacan porque llevan minifaldas o tacones o, en definitiva, se disfracen como hacemos todos para ir a trabajar o salir de fiesta.

¿Por qué?, ni idea.

¿Cómo cambiarlo?, tengo una posible hoja de ruta.

¿Podremos conseguirlo?, no las tengo todas conmigo, aunque sigo esperando que los grupos feministas de Catalunya festejen el hecho de que Inés Arrimadas (que puede gustarte o no que haya tenido más votos, pero ahí está) haya sido la primera mujer en ganar unas elecciones catalanas. Pero, claro, el feminismo tiene que ir siempre ligado con las ideologías políticas de cada uno y existen mujeres de primera o segunda depende de lo que voten u opinen, ¿no?