En la mente del hipnotista, Lars Kepler

Un thriller muy sueco

Charo Sardina

datos_hipnotistaEn la mente del hipnotista es una secuela de la obra que catapultó a la fama a Lars Kepler, que es el seudónimo de la pareja formada por Alexander Ahndoril y Alexandra Coelho Ahndoril, un matrimonio sueco de escritores, que encontraron en los libros de misterio una buena fórmula de éxito. Sin embargo, esta no es su segunda novela. Desde aquella primera obra que convirtió a esa pareja en autores de best sellers, El hipnotista, hay tres más del mismo estilo y solo ahora han decidido ir más allá y mostrar a su protagonista en su estado más puro.

Por supuesto y como todas sus demás obras, este nuevo thriller de los Kepler es una novela ‘muy sueca’. Y como aquellas, se ha gestado a la sombra de los últimos éxitos de este género en su variante más nórdica, con el irrepetible Stig Larsson a la cabeza.

Los Kepler han cocinado En la mente del hipnotista con todos esos ingredientes que dan bastante morbo: un asesino en serie, una comisaria de policía lesbiana y embarazada de casi 9 meses, un psiquiatra adicto a las pastillas y un expolicia con métodos discutibles… y, además, la han aderezado con las especias que dan vida a todo thriller que se precie: bajos fondos, drogas, sexo y depravación. Lo dicho, todo un suculento manjar de miedo cocinado a fuego lento.

En resumen, podríamos decir que es una novela negra en el más amplio sentido del término, un thriller que engancha en cada página, de esas que una vez empezada no se pueden dejar de leer… aunque sí conseguirá que te levantes del sillón alguna vez para comprobar que tu puerta está bien cerrada. Sin duda, la intriga, el crimen, el morbo están presentes en cada línea y, por supuesto, la sorpresa.

Sin embargo, para mi gusto hay algunos detalles superfluos que hacen preguntarse al lector qué papel juegan en la acción, para descubrir al instante que ninguno. A veces despistan. La descripción de la persecución final (por supuesto, no contaré quién persigue a quién para no reventar el final) es un ejemplo de ello. Llega un momento que casi hay que saltarse las líneas para no perderse en los recovecos de las descripciones. Quizá esta es una fórmula utilizada por los autores para mantener el suspense, pero a mí se me antoja excesiva, creo que veces lleva a rizar el rizo y extender la violencia, la sangre, la desesperación de una forma gratuita. Sin todos estos lazos superfluos En la mente del hipnotista hubiera quedado igual de entretenida, llamativa y cautivadora, pero mucho más auténtica.

Si quieres leer el primer capítulo pincha aquí. En la mente del hipnotista.

@CharoSardina

Más contenido en YB