Un thriller sorprendente con un desenlace inquietante

por Patricia León

La Caja de Galletas es una truculenta historia de crímenes con la que el autor hace su aparición en el mundo literario.

Inspirada en hechos reales ocurridos poco después de la guerra civil en Siguenza, tiene como protagonista a una humilde familia que ve cómo la desgracia se ceba con todos sus miembros. Una desgracia con forma de asesino psicópata que primero sume al pueblo en una profunda consternación por el calvario de sus vecinos; y en la absoluta perplejidad después, cuando llega el desenlace más inesperado y delirante.

Aunque los hechos que recoge la novela proceden de la más pura tradición oral (esa que los mayores van contando a los siguientes), el autor exhibe un conocimiento exhaustivo del momento histórico en que se sitúa la acción; de las circunstancias políticas que rodean los hechos, presentes a lo largo de toda la novela como un personaje más; de la sociedad rural de posguerra, así como de la idiosincrasia de sus gentes (nos presenta de manera impecable buena parte de los estereotipos que todos asociamos a esa dura época: el alcalde, el párroco, el guardia civil, la partera…); todo lo cual, deja entrever un descomunal bagaje cultural e intelectual, que el escritor pone con acierto al servicio de su obra.

El paisaje como un personaje más

Como gran enamorado de aquellas tierras, el autor disfruta (y nos deleita), mostrándonos la belleza de sus campos y parajes, de sus pueblos y ciudades, de esa catedral saguntina y sus otras joyas arquitectónicas, siempre a través de un despliegue de recursos literarios asombroso (más propio de escritor experimentado, que de novel), y que manejados hábilmente, llevan a que el lector se ubique “ahí mismo”…., en el escenario que toque.

Es una obra redonda, de narrativa ágil, dinámica, con ideas exquisitamente expresadas (las vigas no se caen, “se rinden”),  con descripciones precisas y diálogos vivos que mantienen al lector siempre alerta. Novela de extraordinaria factura literaria y facilísima lectura, que convierten La Caja de Galletas en el entretenimiento perfecto.

Pero sobre todo, es una novela deseadísima por su autor. Había ganas de escribir, y eso se percibe desde la primera línea.