‘Otra realidad’, de Yanis Varoufakis

FICHA TÉCNICA: Título: Otra realidad | Autor: Yanis Varoufakis | Editorial: Deusto | Nº Páginas: 240 | ISBN: 978-84-234-3227-1 | Precio: 19,95€

 ¿Cómo sería un mundo justo y una sociedad igualitaria? Crónicas de un presente alternativo

Varoufakis, llegas tarde al metaverso

Érase un ministro de economía que puso de rodillas a la cuna de la civilización moderna, y después se largó a sus clases en una universidad yanqui. Érase un profesor de economía aburrido que, tras anular a su país a base de préstamos del FMI, le dio por escribir novelas utópicas sobre el bien común en el mundo del metaverso. Llegas tarde. Casi todo lo que propones, Yanis Varoufakis, ya está inventado. Deja de pontificar sobre tu ignorancia. Amén.

por Rosa M. Panadero.

Mira, Varoufakis, me haces gracia porque te das un aire a Joaquín er der Betis. Pero te juro que, si me encuentro contigo, agarro el bolso, palpo la cartera y me cruzo de acera, porque eres más farsante y engañabobos que tu odiado FMI.

Me da igual que te creas cool con tu cabeza rapada y tu camiseta negra a lo Jobs o Zuckerberg. Lo que realmente importa es no defraudar a los tuyos. Jobs y Zuckerberg emplean de forma directa e indirecta a millones de personas.

Y tú huiste cuando conseguiste tu poltrona e hipotecaste a tu país. Alguien también se largó cuando fue vicepresidente segundo en España. Hastío intelectual, enfermedad propia de vendehúmos.  La historia siempre se repite, Yanis, o al menos, tiene patrones de repetición. Que sepas que tu libro también es una repetición de algo que ya existe.

La cosa es que a Yanis Varoufakis le ha dado por describir cómo sería el mundo en plan Real Player One. Con el único inconveniente de que el metaverso ya existe. Es un desdoblamiento de lo que somos. Se queja de esas redes sociales que nos proletarizan como productores y consumidores de contenido (se dice “prosumidores”, Yanis), y propone que se sepa públicamente quién apoya a quién dentro de la empresa, para que se conozcan los lazos y posibles corruptelas encubiertas. Pero Yanis, que esto no es un patio de colegio. Ponte a cruzar flechas entre los treinta mil empleados de una multinacional. “Como las votaciones de la Canción de Eurovisión”. En plan Guayom Uni, eight points, huit puans”. ¿No se te pudo ocurrir otra simpleza menos casposa?”

Empleados y accionistas: ya lo hizo Starbucks

Idealiza Varoufakis con que los empleados de una cafetería deberían tener la misma propiedad de la empresa creada por dos emprendedores. Espero que sepas, Yanis, que cuando Schultz montó Starbucks llamó a los camareros “Partners” y les concedió acciones, porque así curraban más y sonreían mejor al público.

Ahora resulta que la franquicia invasora de todos los centros históricos del planeta es, en realidad, un tipo cuyos empleados adquieren la condición de accionistas al firmar el contrato de trabajo.

Ni Karl Marx habría llegado tan lejos con La clase obrera en Inglaterra, 1849. Lenin habría flipado, y cuando Xin Pin se dé cuenta del truco del almendruco, mil quinientos millones de chinos serán copropietarios de Ali-Baba. Pobre Jack Ma, alguien tendrá que pagar los platos rotos.

El Estado ahorra por ti

En La Otra Realidad, como Varoufakis bucólicamente llama al mundo virtual —en plan Matrix pero sin misters Smith desdoblándose infinitamente—, cada criatura que nace tiene una cuenta PerCap de dinero, y el Estado se la va llenando desde que nace. Al depender todo de un gran Banco Central, sin entidades bancarias, será mejor.

Bueno, pues como en realidad con el euro electrónico vamos en esa dirección y las hipotecas siguen como están, Yanis, creo que como economista dejas mucho que desear. También dices que como el dinero pagado en transacciones económicas será rastreado, seremos testigos del crecimiento de los pequeños negocios. Pero si eso de “marcar los billetes” ya lo hace el blockchain. Y por otro lado, mira la que se ha montado con el mercado de las criptomonedas, basadas en blockchain. Más controlado que eso, que existe un número máximo de unidades de cada variedad, no hay. ¿Aquí no se especula?

Cátedras creadoras de desempleados

Esta tendencia intelectualoide a renombrar las cosas que ya existen con nuevas palabras sólo sirve para justificar sueldos en las universidades. Lo sabemos todos lo que nos hemos enfrentado a materias de Humanidades, impartidas por divos que reescriben la teoría clásica, y que nunca ponen en práctica nada más allá de publicar un libro con sus palabroides.

Y si no te compras el libro y lo recitas en el examen, el catedrático no gana dinero y te has auto-condenado al suspenso. Compra el libro, regurgítalo, y aprueba. Win-win situation, ¿verdad?

Si las cátedras dependieran del éxito laboral de sus alumnos graduados, no creo que quedase ni la décima parte de los vendehúmos que dirigen secciones universitarias ridículas, y acechan a sus alumnas en los baños de algún bar.

¿De verdad, Varoufakis, que te crees que has inventado la rueda con tu libro? Porque Bezos, Musk y Branson están volando al espacio mientras tu pontificas contra Margareth Thatcher en un libro supuestamente escrito en 2034.

Para entonces, en 2034, ya no existirá ni el dinero ni los móviles para conectar con el metaverso. Nosotros seremos el metaverso. Espero que para entonces, la deuda griega se haya cancelado.