Reflexiones desde mi espejo

Blog de Opinión

Manuel Gris

La Dictadura de los idiotas

Creo que todos llevamos ya mucho tiempo escuchando esto, ¿verdad? Que si vamos de camino a una dictadura venezolana, que si este gobierno es malvado, que si quieren robarnos toda nuestra libertad, y todo eso. Lo sé, porque yo mismo lo he dicho. Pero tras todos estos meses con el gobierno bicéfalo en el poder, y tras todas y cada una de las cosas que han hecho, creo que me veo con la seguridad suficiente como para decir:

No lo lograrán, PORQUE SON TODOS UNOS INÚTILES.

Pensad fríamente, sin cabrearos a poder ser, en todo lo que ha hecho, hace y seguramente hará nuestro gobierno desde que el presidente llevo a cabo una de las miles de cosas que prometió por su honor (JA JA JA JA) no hacer, que es compartir poder con el marqués de la coleta.

Es larga la lista, ¿verdad?

Pues ahora volved a pensar en ello, y decidme si no os parece que un retrasado mental en coma y sin brazos podría llevarnos al totalitarismo con mayor disimulo y seguridad que nuestros gobernantes.

¡Si hasta Hugo Chaves lo logró, y era poco menos que un chimpancé afeitado! Porque una cosa es intentar emular a repugnantes líderes, como Lenin o Hitler, y otra llegarles a la suela de los zapatos en cuanto a inteligencia, seguridad, hijodeputismo y sangre fría.

Eso es difícil, mucho, sobre todo cuando el que trata de agarrar con todas sus fuerzas el control total de nuestras vidas es alguien que se deja llevar por el ego, el odio, la chulería y la falta de ideales férreos, mientras anda sobrado de hipocresía, impotencia total para ver la paja ajena en el ojo propio, y encima se cree que la inteligencia global está a la altura de la suya: la de una ameba en coma con herpes genital.

Tenemos la suerte de estar gobernados por una gran panda de inválidos mentales, de completos idiotas que no sabrían donde caerse muertos si no hubiesen chupado el culo de hombres mucho más poderosos e inteligentes que ellos, y por eso se les nota tan incapaces de cumplir órdenes mientras tratan de dárselas de cultos y leales al pueblo; un pueblo que en cuanto pueden tratan como a sus criados y envían a que luchen en esas guerras de las que solo saldrán ellos beneficiados.

Porque esa es otra, la estupidez de los que tratan de meternos en una dictadura es tal que se dedican a usar la vieja e infantil táctica de tirar y aflojar, de decir una cosa y después la contraria, con la esperanza de marearnos y tenernos despistados, que es la única manera de que seamos todos igual de imbéciles que ellos y caigamos en las mismas trampas que les colocó en su día como las mejores putas del burdel de aquellos a los que les deben pleitesía.

Necesitan a unos nuevos bobos; los siguientes escalones para que la sombra tras la cortina llegue hasta arriba.

Así que no os preocupéis, porque por mucho que lo intenten, por la cantidad de destituciones, o informes falsos, o contajes de cadáveres alterados, o pendrives quemados, o “fachas” que solo ven ellos, o tuits hipócritas, o sobres de dinero y promesas hechas a periodistas iletrados y llenos de ganas de tragar hasta la última gota de esa dulce leche que sale de la teta de la izquierda más inútil que nunca ha tenido España, no van a conseguir nada. Nada de nada.

Porque ante ellos estamos nosotros, los ciudadanos con dos dedos de frente (porque hasta los que les votaron están empezando a usar el cerebro por primera vez en meses y ya les atacan, ¡flipa!) y memoria, un pueblo que sabe ver a dónde van y con qué armas y, os aseguro, que nadie puede ganar a un país con los ojos abiertos y las ideas claras.

No importa lo que intente, a quienes nos manden o a cuantos aparten: somos más que ellos, ¿o no?