Reflexiones desde mi espejo

Blog de Opinión

Manuel Gris

Ya es hora del WonderBoy negro

Ahora que todo empieza a ponerse claramente en su sitio, con el Moños cada vez más profundamente hundido en su crisis de los cuarenta y entre la espada y la pared por delitos que ha cometido al frente de su partido, con nuestro presidente sintiendo en el alma que la escoria se suicide en prisión, o con la oposición de nuestro país menos centrada en lo que toca y más separada de lo que deberían, ya es hora de que vuelvan a tratar de vendernos los más listos de la clase sus ideologías perfectamente ideadas para no aportar absolutamente nada en la cultura y la inteligencia de nuestra sociedad.

Ya es hora del WonderBoy negro.

Y no me malinterpretéis, me parece muy bien que estos genios de marketing se empeñen en crear historias sin una base lógica  y, encima, se las den de miembros de la mesa redonda a la hora de luchar por las desigualdades que existen en una sociedad que ellos creen que es en la que vivimos.

Y es que el lógico que aparezca un WonderBoy negro y gay (lo del gay es solo algo que rezo porque sea así), es lo más natural que el compañero perfecto para una de las primeras superheroínas de los comics sea negro, porque, como todo el mundo sabe, las mujeres necesitan siempre ayuda para llevar a cabo sus sueños, para lograr sus metas en la vida, y que este ayudante sea hombre, negro y gay (por favor, ojala sea gay; y ya puestos que cojee un poco y sea vegano… por favor) tiene mucho sentido: ¿quién mejor que alguien que pertenece a tres colectivos discriminados por la sociedad heteropatriarcal para apoyar a alguien que solamente, y para su desgracia, forma parte de uno solo?

La historia se escribe sola.

Ahora que estamos a puertas de una crisis desbastadora en la que España (sí, donde nosotros, tú y yo, vivimos) este en la cabeza del pelotón, ahora que vemos en el horizonte hambre y miseria y un paro desmedido, ahora, recordar que en 2003 alguien perteneciente a la raza más discriminada en la actualidad, esa que es asesinada en mayor número que los blancos, o ante la que debemos arrodillarnos y levantar el puño si no queremos que nos tachen de fascistas si se nos ocurre volarles la cabeza antes de que un BLM con bandera y antecedentes penales nos mate de una paliza, que alguien así, nos salve del enemigo; que seguramente, por su falta de representación en las superproducciones, me huele que van a ser los asiáticos.

¿Y por qué en la nueva Mulán de Disney sale el mismo número de negros que en Chernobil? Es una duda que me ha venido ahora a la cabeza y que, antes que saber por qué Falconeti se siente más dolido por el cobarde suicidio de un terrorista o por qué invierte más dinero en que estos delincuentes estén cómodos en la cárcel que en el hecho de que nuestros hijos puedan ir sin peligro a la escuela, me tiene muy preocupado.

Mucho más, ¡por Dios!

Lo primero es lo primero a la hora de que nuestra integridad progrese.

También lo que nuestra sociedad necesita con urgencia es que nuestra cultura sea censurada por completo, que todos los personajes protagonistas sean de razas autodenominadas inferiores y de un género que sea incapaz de luchar sus propias batallas sin la ayuda gubernamental en forma de dinero público, porque solo de este modo podremos progresar como personas.

Solo asín lograremos que todos nuestros problemas se acaben y nuestros hogares se conviertan en casas de caramelo con nubes de azúcar saliendo de las chimeneas.

Es importantísimo que antes de hacer una buena gestión para que el paro baje y la justicia sea la misma para todo el mundo, antes que todas esas mierdas que a nadie le importa, se escriban historias sobre WonderBoy y se reescriban cuentos como el de Hansel y Gretel (perdón: Gretel y Hansel. El heteropatriarcado me la ha jugado), o quitar señales de tráfico para que las personas con menos neuronas que pelos en la cabeza no se ofendan a la hora de frenar porque cerca hay un colegio.

Nuestro mundo necesita con urgencia que lo hagamos más inclusivo y diverso y feminista y yuxtapuesto. Puede que incluso diogenético y daltónico marxista; quien sabe. Pero desde luego, tiene que ser muy vegano.

El mundo necesita ser guiado por los que no saben diferenciar textos en broma de los reales, o apartan artículos con sarcasmo y abrazan aquellos que les mienten para convertirse en repeticiones panfletarias.

Nuestra sociedad, sin duda, necesita que algunos os saquéis la cabeza del culo.