Ayax llegó, rapeó y triunfó como estaba previsto

Con una Razzmatazz nuevamente llena hasta la bandera, siempre que la ha pisado (aunque hasta el sábado había sido siempre junto a su hermano) la ha llenado, y eso sin contar que ya tiene abierta nueva fecha en diciembre en la misma sala para que otros 2.200 fieles vuelvan a congregarse delante suyo para disfrutar del que probablemente sea el disco de rap hardcore más gordo del año, Ayax, llegó, rapeó y triunfó tal y como estaba previsto. Regalándose al máximo con casi dos horas de rap en vena, el directo del granadino será recordado como un concierto notable, de eso no cabe la menor duda. No es fácil meterse a una Razzmatazz entera en el bolsillo así como así, y hay que decir que Ayax (Blasfem) lo consiguió desde el minuto cero empezando el concierto con la descomunal “Desahucio” demostrando que lo suyo es el rap combativo y social esputado con rabia, furia y sobrado de convicción.

Obviamente Cara y Cruz cayó casi por completo, eso sí, Spirit no sonó a falta de la otra mitad, pero Ayax no se olvidó ni de sus “amigos” los policías, a los que volvió a dedicar uno de sus temas estrella, ni de sus inicios, alternando temas más antiguos con los hits incontestables de su debut en solitario. Deshojando estados de ánimo y hablando con el público de manera intermitente, sin dejar de dar las gracias a todos por abarrotar la sala y cantar los temas a pleno pulmón, la conjunción entre artista y público llegaba a cotas descomunales en temas como Cosa Mía o Bañador y Chancletas. Sin duda alguna el sentimiento que le pone y la vaciada emocional que realiza Ayax sobre tablas es un acto tan sincero como inspirador, pero también hay que decir que ni el sonido era el mejor que se pudiera esperar, ni tampoco nos encontramos con el Ayax más seguro y fuerte que todos deseamos ver. 

Sacando a relucir en más de una ocasión el tema de los presos políticos catalanes, la formación de la república, la violencia policial ejercida por el estado el 1 de octubre del pasado 2017, la violencia de género, la exclusión social,  o la causa abierta que tiene con la justicia por la que se está jugando 6 años de cárcel, quizás por ello no estaba en su mejor momento de forma física ni mental, a Ayax le faltó su hermanito para acabar de petarlo al máximo y conseguir superar una noche que, por mucho que fuera estelar, le faltó ese punto de pulida redondez para considerarlo un diez. Y eso que contamos con un  momento glorioso en el que todo el mundo coreaba el Mucha Policía, Poca Diversión de Eskorbuto, ese punto punk de Ayax está ahí por mucho que algunos no quieran verlo.

Pidiendo para fumar al público y para beber a los organizadores, Ayax hacía que el estallido conseguido durante los temas, bajara considerablemente de intensidad en los interludios entre canción y canción (en ocasiones incluso mudos) sin acabar de conectar del todo con el público por mucho que se lo propusiera, al menos durante esos momentos más bajos. Ayax no acabó de decidirse a tirarse al público desde las tablas, aunque finalmente bajó a cantar uno de los temas con ellos haciendo disfrutar al respetable como el que más. Con tiempo incluso para meterse con sus seguidores más jóvenes (a los que les increpó el no conocer el concepto de B-Boy), el bolo estuvo marcado por la insalvable falta de Prok (al menos ese día concreto), por las alabanzas de Ayax referente al inminente debut en solitario que su hermano está por sacar poniéndolo por las nubes en todo momento y la inclusión a capella de un tema nuevo, donde reparte con su arte a toda la clase alta perteneciente a la élite corrupta del país, y otro extra para sorpresa  de los allí presentes. No me quiero ir sin dejar caer que cuando a un DJ se le reconoce de la misma manera que al mc es que algo está haciendo muy bien. Blasfem fue tan coreado como Ayax durante todo el concierto, pero también tengo que decir que se echaron de menos unos minutos de turtablism por parte de ese productor de los dedos de oro.     

Más contenido en YB