Reflexiones desde mi espejo

Blog de Opinión

Manuel Gris

Solo es un número junto una letra

Creo que es muy difícil encontrar a alguien a día de hoy que se atreva a decir que no es feminista. Ya sea por conveniencia (lo que más se da), por inteligencia (el feminismo es lo contrario del machismo, y punto) o por simple respeto por la vida de los demás (la igualdad entre ambos sexos es lo menos que se puede buscar para que haya paz y prosperidad), no hay nadie que diga con rotundidad que no es feminista. ¿Entonces dónde está el problema?, ¿por qué tantos gritos e insultos de un lado al otro y viceversa? ¿Qué sentido tiene la manifestación que va a celebrarse esta tarde por todo el territorio español?, pues es algo tan sencillo como no aceptar la definición real de la palabra y, poco a poco y sin disimular mucho, acabar convirtiendo algo bueno, algo necesario, en un arma arrojadiza que solo busca colocar el cartel de villanos a la mitad de la población mientras que la otra pasa a ser un ser de luz subido en lo alto de un altar intocable y cuyos pilares es mejor no remover si quieres seguir disfrutando de una paz que has conseguido manteniendo la boca cerrada.

Por eso yo soy feminista; no como algunas (ya sabéis quienes son/sois) “feministas” que , por favor asumidlo ya, en realidad sois Hembristas.

No pasaría nada con esto, cada uno debería aceptarse tal y como es, si no fuera porque la cólera y la locura, la completa falta de escrúpulos a la hora de lograr su tan ansiada medalla de jefas del cotarro, ha conseguido cegar a la mayoría de la población, que se coloca al lado de aquellos que con el odio y la tergiversación buscan que los hombres sean apaleados y poco menos que apartados de la vida pública por la seguridad de las mujeres. Porque solo hay que leer las treinta páginas (sí, al parecer cuando alguien se pone en serio a decir tonterías es imparable) que contienen los puntos que reivindican los colectivos que han impulsado la manifestación, la segunda ya, del 8M, para darse cuenta de que esto no trata de igualdad, no trata de paz y prosperidad, ni mucho menos de que alguien gane derechos o libertades de todo esto: solamente se busca enfrentar, manipular, politizar y reírse de nosotros en la puta cara con la seguridad de que nadie les va a decir nada.

¿Porque qué ibas a hacer?, ¿criticarnos? ¡Maldito machista!

La lectura de cada uno de los puntos que se defienden y por los que se lucha si se va a alguna de las manifestaciones de este 8M (que de eso se trata hacer una manifestación, por cierto: de buscar como fin aquello que los convocantes han redactado), fue todo lo amena y divertida que cabría esperar (además, para que todo fluyera más y no se saliera de su lugar, la tuve en el lavabo con los pantalones bajados), si no fuera porque muchas de mis amigas o conocidas irán a la manifestación, o harán huelga, engañada por las “feministas” que deberían estar luchando por ellas, por sus derechos y seguridades, pero que les interesa más que alguien pueda llevar un pañuelo en lugares públicos (obviando que quizá anteponer la seguridad global y la identificación de quien entra en lugares públicos, a la libertad de expresión religiosa, no es algo malo si se mira con algo más de amplitud), que en los trabajos haya el mismo número de mujeres que de hombres en las diferentes escalas de la empresa (de si se está preparado o merece ese puesto cualquiera de ellos, ya ni hablamos. Y, por cierto, ¿en los trabajos donde hay más mujeres que hombres también se haría?), prohibir los toros (que no sé qué tiene que ver con la libertad y prosperidad de las mujeres, pero si cuela cuela), o una de las que más gracia me han hecho: sustituir las compresas y tampones, durante ese día, por la copa menstrual (el motivo y en que iba esto a ayudar en la liberación de la mujer y con sus derechos, se me escapa a muchos niveles. ¿Alguien me ayuda?).

Y me estoy riendo con algo que es muy serio, por supuesto, porque con este tipo de tonterías, con estas ganas de darle la vuelta a todo y meterlo en una coctelera extraña y sin una finalidad clara, lo único que consiguen las “feministas” es que la verdadera lucha, las barreras y problemas que deberían ser atacados y eliminados de la sociedad, queden relegados a simples eslóganes sin una solución a corto o largo plazo. Y, en cierto modo, me rio porque les comprendo. Sé porque lo hacen. Se os ve el plumero. Porque vengo del sector laboral de la investigación científica, de un mundo en el que las tesis y escribir papersson el motivo por el que la gente se levanta por las mañana, y del mismo modo que todos los grupos “feministas” organizados y ruidosos, a nadie le interesa atacar de raíz el problema o encontrar la verdadera cura, porque si se hiciera eso, de un día para otro, toda esta gente se quedaría sin un motivo por y del que vivir. Se acabaría el chollo, vamos.

¿Para qué acabar con un problema cuando, al hacerlo, íbamos a acabar peor que al principio? Supongo que podríamos compararlo también con el negocio de la droga, ese que nadie quiere eliminar del todo porque habría más gente que se quedaría sin trabajo que las que se salvarían. Por eso es más sencillo añadir tonterías sin solución o completamente sin sentido a la ecuación/manifiesto, porque mientras se ataque a un gigante de mil metros de altura (a poder ser con la palabra patriarcado en la descripción) nadie se va a dar cuenta que dándole una simple patada a la alfombra adelantaríamos mucho como sociedad y en la solución de este grave problema.

¿O es que, en realidad, no existe ese problema? ¿Lo habéis pensado?

Me explico: hay que ser muy gilipollas para no aceptar que hay un enorme problema con el gran índice de asesinatos de mujeres a manos de sus maridos/novios (mayor que el de hombres a manos, o por culpa, de sus mujeres, sí, pero ni por asomo más importante), y que quizá hay pocas mujeres en puestos de trabajo “relevantes”, ¿pero este tipo de cosas ya son suficientes para señalar como enemigo a vencer, como figura a la que atacar, a la otra mitad de la población sea culpable o no?, ¿no se solucionaría todo antes, y mejor, si tratásemos de proteger con nuevas leyes a las que denuncian con la razón de su lado, o tratando de ayudar con leyes y acuerdos que una mujer que se quede embarazada no vaya a perder poder en una empresa?

¿O quizá, tal vez, es mentira que exista en el mundo laboral esa mano negra que impide que las mujeres lleguen a lo más alto?, y vuelvo a usar de ejemplo mi vida profesional, donde la gran mayoría de jefes en el sector sanitario, así como trabajadores, son mujeres que se han currado su puesto a base de pencar y no porque una ley diga que por su sexo tienen que estar ahí. ¿Cómo lo han hecho?, ¡si eso es imposibles!, ¡maldito patriarcado!, ¿no? Será que no interesa mirar hacia estos ejemplos, ni al verdadero centro del problema, y es más sencillo señalar, insultar, repetir el mismo cuento una y otra vez hasta que, por simple aburrimiento o por interés/miedo, el resto de sociedad aplauda como focas amaestradas a todo aquel que se pasa la lógica y las buenas maneras de hacer las cosas por el cigüeñal con tal de seguir escribiendo, diciendo, y moviendo esa bandera del “buenismo” que todos los puntos de las 30 páginas del manifiesto le da vida al concepto y a la manifestación de esta tarde.

Así que, lo siento, de corazón y sin reírme, pero me da en la nariz amigas “feministas” que hasta que no enfoquéis bien la mirilla nada de lo que hagáis, absolutamente nada, va a solucionar el problema ni ayudar a una sola de las víctimas, y encima, para más inri, habéis cometido el mayor error de todos a la hora de tratar de convencer a la gente de que tenéis razón: habéis politizado el discurso. Todo cuanto defendéis y contra lo que os manifestáis se rompe en cuanto lo hacéis por unas y no por otras, cuando os centráis en tonterías sin explicación, como la cultura o la nacionalidad de los agresores, para no actuar, o dejáis de buscar lo que de verdad debería moveros: la seguridad de las mujeres. ¿O es que también hay niveles de importancia a la hora de catalogar a las mujeres que sufren agresiones o insultos?, ¿es que hay algunas más intocables que otras? ¿No sois conscientes de que mucha gente ha dejado de teneros en cuenta justo porque se os ve el plumero a cada nuevo # que inventáis o manifestación que no hacéis? Si hay algo peor que mentir y que te pillen, es tratar de mantener en pie esa mentira a base de retórica y laberintos mentales que no sirven más que para quedar retratados como lo que sois: farsantes que buscan aplausos para alimentar vuestro ego y dinero para vuestros lujos de casta.

Hoy es un día más, un viernes cualquiera, en el que un grupo de mujeres de buen corazón y que solo buscan seguridad van a manifestarse al lado, y siguiendo, a un grupo de “feministas” que van a estar, sin descanso, insultando a los padres y hermanos, a las parejas y amigos, de cualquiera que se les ponga delante, y bajo la atónita mirada de las que solo quieren hacer el bien y creen de verdad en la igualdad entre sexos sin guerras fantasmas ni colocar a nadie por encima de los demás. Y las “líderes” del cotarro, y sus secuaces, también silbarán a los anuncios de Mango y a los escaparates de Zara (y, por lo tanto, a la mujer que ha posado, trabajando y cobrando por su trabajo), a los bancos nacionales e internacionales (donde ellas mismas tienen su dinero metido), y hablaran mucho del capitalismo y de la justicia antes de ir a cenar a un McDonalds o le pidan ayuda  a la policía porque “ese señoro” les mira mal. Porque las organizadoras de este circo no piensan en las mujeres, no quieren igualdad. No son feministas, sino “feministas”. Solo quieren el poder que durante años (los peores y más insultantes de la humanidad) las mujeres no tuvieron y que, tras luchas inteligentes y con sentido, se ha logrado tener en nuestro país. Solo quieren que la balanza se caiga hacia el otro lado, lucha que respeto porque cada uno puede aspirar a lo que quiera y señalar como objetivo lo que libremente quiera, pero sí contradictoria con el discurso que no dejan de repetir sin entender ni saber quién les dicta ni qué buscan con ello.

Lo siento, amigas feministas, pero unas estáis siendo engañadas, y os lo digo desde el mayor de los respetos y solo porque me jode mucho ver como estas “feministas” dicen que luchar por todas vosotras, y porque ellas saben que os están engañando, pero prefieren seguir jugando a ver hasta dónde pueden seguir viviendo del cuento.

¿Qué os parece si nos ponemos a trabajar de verdad en el problema, y derrocamos los primeros obstáculos que impiden que todo sea libre y justo?

¿Qué os parece?