Slender Man, un come-adolescentes como otro cualquiera

Slender Man, un come-adolescentes como otro cualquiera

por Rosa Panadero

Dicen que los colonos americanos –y en muchas otras culturas también– que al estornudar echamos fuera los demonios. Quién podría imaginarse que una adolescente afirma que no estornuda nunca porque quiere quedárselos todos dentro. Así empieza la trama de Slender Man (Sony Pictures, Screen Gems), que llega a las pantallas para aterrorizar a cuatro adolescentes de un pueblo en los Estados Unidos.

Las jóvenes, picadas porque el grupo de los chicos va a convocar al extraño ser, deciden visionar los vídeos que pululan por internet en torno a la criatura y consiguen invocarlo. Una por una irán desapareciendo, en una cinta en la que los fenómenos paranormales giran en torno a un ente sin rostro cuyas raíces y ramas envuelven a sus víctimas hasta integrarlos en un tronco seco y milenario.

La acción se centra en las jóvenes sin que la policía haga acto de aparición lo más mínimo, lo cual confiere más dramatismo al trastorno mental que progresivamente sufren las chicas.

Video llamadas, alteraciones musicales en el móvil, persecuciones en la biblioteca, pesadillas nocturnas y alucinaciones con personas cercanas consiguen, poco a poco, introducirse en la mente de las chicas como un gusano informático.  La guía principal en la búsqueda de las desaparecidas es AleyyKat93, un contacto de un chat que guía a la primera joven hasta que desaparece en una excursión escolar, y que las otras tres consiguen contactar tras robar el ordenador desde el que su amiga se conectaba. Tras la tercera desaparición, el ente se cobra como víctima a la hermana del último miembro del cuarteto. La niña queda en coma en el hospital y su hermana mayor comprende que debe sacrificarse para recuperarla.

La moraleja de la hermana menor, ya recuperada y en voz off, cuenta que entre todos buscamos a ese tipo de seres y entre todos creamos los demonios que al mismo tiempo consumimos y se llevan a nuestros seres queridos. Algo así como menos vídeos en el móvil y más libros.