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Primer día de trabajo

por Manuel Gris

Unos genios dijeron una vez que la esclavitud no se había abolido; había pasado a ser algo que hacemos 8 horas diarias.

Hoy, primer día de trabajo después de quince días de vacaciones, he llegado a la conclusión de que un día de estos agarraré un machete y un rifle y me plantaré en el trabajo mientras en mi móvil sale la banda sonora de Kill Bill a todo meter y, sin más, comenzaré a destripar personas. Y sí, sé que decir esto en un medio público es poco menos que crucificarse en vida, jugarse las habichuelas y pedir a gritos que te despidan, pero hay algo que no os he dicho: esto lo estoy escribiendo en el año 2010, solo en mi casa de soltero, un lunes después de aguantar como mi jefa me ha gritado por millonésima vez que va a cortarme los huevos si no hago al momento las órdenes contradictorias que me berrea (y como aún no estoy en 2018, la violencia de género y las amenazas no son tan  graves cuando van de arriba abajo y de un sexo al otro), así tras beberme 5 cervezas y abrir la primera, de dos, botellas de vino blanco de 2 euros del Mercadona (y que está que te cagas), me he sentado a escribir esto para no ponerme gritar de nuevo y que alguno de mis vecinos se crean definitivamente el bulo de que soy un gigolo (creo que lo inició la vecina de abajo, que intrigada por la cantidad de amigas que venían a verme a casa, un día subió medio desnuda, entró sin más y después de tenerme toda la noche liado me dejó 50 euros en la mesita de noche… pero no estoy aquí para hablar de mis pinitos con la prostitución masculina).

Odio mi trabajo, la gente que me rodea (se salvan dos personas, y ni siquiera están en mi laboratorio), y lo peor de todo es que escogí libremente estudiar esto… valiente gilipollas. Pienso en ese chaval que quería tener un título rápido y que tuviera salida segura y, bueno, le entiendo y hasta le aplaudo, pero si ahora me dieran una máquina del tiempo no duraría en volver atrás y darle de hostias hasta convencerle para estudiar algo de letras, como algún curso de periodismo o de literatura, porque la rigidez de la ciencia y los egos que la rodean van a lograr que acabe matando a alguien un día de estos.

Joder… que bueno está este vino… no puedo creer que valga tan poco…

Este año 2010 se está convirtiendo en el más duro laboralmente hablando de mi vida, y eso que he servido helados en Castelldefels 12 horas al día por 1000 euros al mes (y solo un día libre a la semana), he limpiado barcos-caravana en Inglaterra (constatando el hecho de que los ingleses hablan muy finamente, pero son guarros hasta decir basta) y de pasavinos en festejos oficiales (darle una copa de champan a Carod Rovira en la que había escupido antes fue mi mayor logro), bodas (era divertido hasta que la vieja de turno te ponía la cabeza como un bombo al pedirte el café, o cuando la prima borracha empezaba a meterte mano en los lavabos y, bueno, al final te dejabas llevar) o inauguraciones (creo poder decir que fui el primero, supongo que sin ser los constructores, que orinó en una columna del Fórum de Barcelona). Y es que aguantar la locura bipolar de una jefa es un deporte de riesgo solo a la altura de los más valientes y que mejor saben aguantar las ganas de partirle la cara a alguien (y eso que hace una semana me levantó la mano en uno de sus ataques de locura). ¿Pero sabéis qué?, lo bueno de tener a esta energúmena delante es que he aprendido que a veces no hace falta esperar al karma para que un mamón reciba su merecido, ya que años atrás, debido a un quiste, esta rubia loca con acento canario perdió sus facultades reproductivas, así que por mucho que quiera arrancarme los huevos, o por todo lo que amenace a mis compañeras (bendito año 2010, sin leyes que protejan a los débiles ni ofendidos profesionales) se podría decir que incluso un puto árbol o una gallina sin cabeza es más puede crear vida más allá de la suya.

Dios 1 – Hijadeputa 0

No sé si mañana volveré al trabajo. En serio. Estoy agotado de tanta tontería. La vida no debería ser ir al trabajo sin ganas, no debería ser madrugar preguntándote porqué cojones lo haces (aunque a veces se une la pregunta ¿y quién es esta tía de aquí al lado?, y al menos te llevas una historia que contar), porque eso es casi como negarse a vivir un día que no volverás a tener en tus manos nunca. Que se ha esfumado para siempre y que te ha acercado un poco más a la muerte. Así que me voy a acabar esta botella (y quizá la otra) y mañana pienso ser la persona más feliz del mundo, aunque se note que me estoy esforzando mucho.

No pienso dejar que esa amargada me amargue, porque sería como dejar que un abusón te vea llorar o que un dictador se lleve tu aplauso o tus votos sin luchar.

Mañana va a ser el segundo día de trabajo después de las vacaciones, y solo me quedan 3 meses… para poder tener más… de 3 días libres para mí…

Voy a ir afilando mi machete, por sea caso…