El rol de los personajes femeninos en los videojuegos es un tema que desde hace tiempo está a la orden del día y, como no podía ser de otra forma, lleno de controversia. No hace falta rebuscar mucho en la historia de los videojuegos para encontrar figuras femeninas completamente estereotipadas e incluso construidas desde el más puro machismo.
Esta vez, como tema relacionado y una vez más surgido en redes sociales, llega la discordia con el aspecto físico de las protagonistas y personajes femeninos en Horizon Zero Dawn y Mass Effect Andromeda.
En estos dos últimos lanzamientos, además de otras quejas, ha habido críticas referentes a la apariencia de sus protagonistas y, en el caso de Mass Effect, comparaciones en las que se afirmaba que las Asari de los títulos anteriores de la saga eran más atractivas que las que aparecen en Andromeda.
A lo que yo pregunto, ¿qué has venido a hacer?
Esto es un videojuego. Has venido aquí por el motivo que sea: entretenerte, evadirte, conocer una nueva historia, hacer cosas que en la vida cotidiana no podrías hacer ¿Por qué necesitas que el personaje que controlas sea atractivo? Es algo que no afecta, o al menos no principalmente, a la calidad visual del juego, al diseño, la dificultad o a lo más o menos elaborada que esté la historia que se nos presenta. Además de que la belleza, como bien sabemos, es algo absolutamente subjetivo. Quizá haya personas que crean que Ryder o Aloy no ganarían un concurso de belleza -y albergo dudas sobre si accederían a dejar de salvar el día por semejante tontería-, pero seguro que también hay gente que cree que físicamente son inmejorables.
Como no podía ser de otra manera, estas “críticas” -que bien podríamos llamar insultos, porque argumentos utilizan pocos- siempre llueven sobre personajes femeninos. No he oído a nadie quejarse de los soldados de Call of Duty: Infinite Warfare no son tan atractivos como los de los títulos anteriores o que The Order: 1886 sería mucho más interesante si Gallahad fuera más apuesto y se ligara a alguna mozuela londinense. La diferencia está en quién viene a jugar y en quiere viene a mirar.
