Outlast 2 / El susto y el gore están servidos

Outlast 2
El susto y el gore están servidos

(Jesusito de mi vida tuyo es mi corazón… de forma figurada, no me lo arranques del pecho)

Outlast no llamaba la atención por su gore (cliché del género), por sus sustos fáciles (cliché del género), sus mecánicas jugables de “corre, escóndete y llora” (¿cliché? ¡ultra cliché!) o por su ambientación sórdida (otro cliché más)… si no por lo perverso de su trama. Todo esto conjuntado con unos clichés muy bien incorporados nos daba como resultado un conjunto brillante que perdía fuelle a medida que avanzábamos en su recorrido cuando nos familiarizábamos con las mecánicas jugables.

Pero además, a los de Red Barrell hay que darles el premio al feedback de usuario (con unos desarrolladores muy activos en los foros de Steam leyendo y ayudando). Para esta segunda entrega nos han dado todo lo bueno del anterior y han potenciado el mal rollo de su trama hasta cotas enfermizas.

Manejaremos a Blake, un cámara que va a documentar la muerte de una joven embarazada junto a su esposa, Lynn, en una zona boscosa de Virginia. El juego no se anda con tonterías y en menos de cinco minutos nos ha presentado los personajes, la trama, y nos ha echado encima a un pueblo de fanáticos religiosos apasionados por la peletería humana y con cierta aprensión a la higiene y a enterrar sus cadáveres.

La ambientación es su punto más bruto. Cada metro está cuidadosamente cogido con un diseño de niveles que juega al refrán de “El diablo está en los detalles”. Cada elemento del entorno nos cuenta una sádica historia que pone a prueba nuestro filtro moral.

Por otro lado he de decir que si bien la trama es sumamente interesante, está caóticamente contada. Aunque el juego no parezca continuista con los sucesos ocurridos en el manicomio Mount Massive, y la trama nos presente personajes y geografías diferentes lo cierto es que tiene una conexión muy poderosa con su antecesor. Se puede seguir a gusto la trama del bueno de Blake de forma lineal pero llegar a saber que ocurre en ese maldito sitio resulta confuso entre tanto delirio si no prestamos atención a las notas más importantes (Y mejor escondidas), o no hemos jugado al anterior juego. ¿Esto es malo? No creo que lo sea objetivamente, pero en mi opinión la trama es tan buena que da pena que un jugador nervioso o neonato en la saga pueda perderse información crucial por no mirar tras el tronco correcto. Al igual que la ambientación la trama es descabellada, sádica y visceralmente malvada. Ya no es solo lo gore de la propuesta… lo que lees en las notas, entiendes entre líneas o escuchas en el juego tocan tan perversamente temas como el sexo o la religión que si eres un pelín aprensivo deberías buscarte otro juego.

En lo jugable continuamos con la mismas mecánicas del original. Tu única defensa es una cámara con visión nocturna con unas baterías que escasean y debes evitar que los tarados de turno usen tu caja torácica de sombrero. Pero como ya dije antes Red Barrell vio donde cojeaban las mecánicas jugables de su anterior entrega y han sabido ponerle remedio. Si bien el la primera parte tenía un inicio muy agobiante por su sorpresa inicial que se diluía cuando dejaba de ser novedad, Outlast 2 es su secuela pero con un petardo en el culo.

El juego ya de por si es más largo que su antecesor y está construido de forma que todo el rato la acción nos pille de nuevas para que nunca perdamos la sorpresa, y no nos da ni un mísero segundo de descanso. Esto tiene su parte buena y su parte mala. En lo bueno, el juego siempre intentará cogernos desprevenidos para que no construyamos una zona de confort. Se repiten ciertos “pulsos” como “ahora escóndete del malo de turno”, “¡oh! Me han visto, toca correr por esta línea recta mientras sorteo obstáculos”, pero el juego cambia de A a B con un ritmo endiabladamente frenético. Nada es “casa” en este juego, y el ‘pilla pilla’ con los enemigos es atroz.

En lo malo esto hace que el “ensayo y error” del juego se potencie hasta lo absurdo. Hay momentos en los que toca salir por patas porque así lo dicta el guión y todo se resume en “¿Por aquí? Muerto. Pues por allí” y si bien el juego tiene situaciones variadas como para no aburrir, abusa de la repetición por muerte para poder salir airoso de las situaciones más frenéticas.

Pero esto creo que son “males menores” de un estudio que ha querido innovar sin perder la esencia de su franquicia. Outlast 2 es un juego realmente notable, que tiene una serie de defectos menores que no evitan que consigan superar todas sus metas. Crear una contexto dolorosamente enfermizo, asustar, dar mal cuerpo y hacerte sentirte indefenso y delirante en un mundo en el que la cordura no es una opción.

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