¿Melancolía? Pero si es Blue Monday!!

por Rosa Panadero

Lunes. Veintiuno de enero. ¿Qué, de camino al curro en el metro, bus o Cercanías? Guay los retrasos para entrar en clase o fichar en la oficina, eh? Suficiente para torcerte el día y la semana que te queda por delante, que es toda. Ponte el chubasquero contra la melancolía y la serendipity, y piensa en las ofertas del Blue Monday, porque hasta la tristeza vende más que la alegría en estos días., De paso vas calentando motores y contando los billetes en la cartera para San Valentín, San Corte Inglés (uy, perdón, que todavía no existe), San José, Santa Día de la Madre,…aunque entre medias de tanta celebración tendremos la Cuaresma para calmar los ánimos, domeñar el espíritu carnal y hacer como que ahorramos por aquello de controlar los vicios.

Lo cierto es que el Blue Monday es como el Black Monday contable pero a nivel emocional. Se lo inventó Cliff Arnall, al que Sky Travel le pagó en 2005 para crear una estrategia publicitaria. La maniobra comercial no debe tener mucho éxito entre los daneses, que con su hygge de la felicidad en los pequeños detalles sentirían vergüenza ajena de las compras post-navideñas con la excusa blue.  Vamos, que ni Marie Kondo en Netflix ni su libro Spark Joy sobre el minimalismo doméstico apoyaría las compras en día blue.

El caso es que el inventor del Blue Monday, Cliff Arnall tuvo los santos bemoles de justificar el “blue” del tercer lunes de enero con una fórmula matemática en la que combinaba las variables Tt = tiempo de viaje; D = retrasos; C = tiempo gastado en actividades culturales; R = tiempo gastado en relax; ZZ = tiempo gastado durmiendo; St = tiempo gastado en un periodo de estrés; P = tiempo gastado haciendo la maleta; Pr = tiempo gastado en la preparación.

Y al final la cosa dio sus frutos, porque el santoral de las rebajas tiene 365 huecos para celebrar, y las agencias de publicidad son como el mago Merlin en Shrek 3, no pierden ripio para celebrar hasta lo incelebrable. Vamos, que el Blue Monday es un fake newsen toda regla. Pero qué más da. Seguro que el cable del Iphone te sale un poco más barato hoy. Échale la lagrimita emo al dependiente de la tienda y seguro que también te lo rebaja. Suerte. Y no estés triste, hombre/mujer.