KEITH FLINT: 1969-2019

El frontman de la icónica banda rave The Prodigy pone fin a su vida

Por Ivan Reyle

El lunes empezó con la triste noticia del suicidio del speaker y bailarín de The Prodigy, Keith Flint. Mal día para encajar la noticia de la pérdida de un artista cuya imagen siempre invitaba al exceso. Sus dos crestas, bailes espídicos y llamadas a la rebelión en cada directo le sirvieron para erigirse como frontman de la banda de música electrónica más loada de los 90. Punk industrial, rave, big beat, techno. La música de The Prodigy tiene muchas etiquetas, pero su imagen siempre se ha mantenido provocativa. De eso, en concreto, se encargaba Flint.

Gran Bretaña era un hervidero de electrónica, allá por 1990, cuando el DJ y teclista Liam Howlett estaba pinchando en una fiesta y se le presentó Keith Flint, quien le animó a grabar una demo de su música. A Flint le encantó la grabación y sugirió a Howlett pasar al siguiente nivel. Él se encargaría de las mezclas y Flint y compañía de poner al personal patas arriba. Y de esta relación, con algunos singles y muchos directos de por medio, surgiría una de las formaciones clave para entender y estudiar el poblado mundo de la electrónica.

Una historia de éxitos

En los primeros años de The Prodigy, Liam Howlett dirigía los platos y Keith Flint tenía un papel de bailarín y performer, al lado del MC Maxim Reality. No fue hasta su single Firestarter, de su celebérrimo tercer álbum de 1997 The Fat of The Land, cuando Flint pusó su voz al tema y protagonizó su videoclip. A partir de ese momento, The Prodigy tuvo claro quién sería su delantero centro. No serán pocas las discotecas que esta noche la pinchen en su honor. Firestarter catapultó a The Prodigy al éxito y The Fat of The Land obtuvo el Récord Guinness de ser el álbum de música electrónica que más rápido se ha vendido en Reino Unido. Sus otros dos singles fueron Breathe y Smack My Bitch Up, temas que ya son estándares de la música electrónica. La banda emprendió largas giras se ganó el respeto de DJ’s ingleses como Fatboy Slim o The Chemical Brothers y cerraron una primera época muy memorable.

Tras esto, The Prodigy se tomaron un respiro y Keith cayó en depresión. Formaría Flint, una banda de punk-rock en el que él era el cantante, pero tras algunos singles y un álbum frustrado, la banda se deshizo. Los abusos de drogas y alcohol eran frecuentes. Mientras, The Prodigy sacó su cuarto LP, Always Outnumbered, Never Outgunned en 2004, disco para el cual no contaron con Keith y que tuvo menos repercusión que The Fat of The Land. En 2005, Flint y Howlett deciden volver a unir fuerzas y el 23 de febrero de 2009 The Prodigy publica un muy digno Invaders Must Die, disco donde Flint puso voz a temas tan bailados y coreados como Take Me to The Hospital, Run with The Wolves, Thunder o el intro del clásico Omen. Flint en directo era un tornado y su energía contagiosa. Grandes ratos en Benicàssim y otros lares nos ha regalado. The Prodigy estaban en forma y lo plasmaron en su disco en directo World’s on Fire. En 2015, publicaron The Day Is My Enemy, que no llegó a la altura de su anterior trabajo, pero se mantenía agresivo y energizante. Tres años después, hace apenas seis meses, The Prodigy publicó su séptimo y último álbum hasta la fecha, No Tourists. Aún lo estábamos desengranando cuando nos enteramos de que ya nada será igual. No habrán más locuras de Keith Flint encima de los escenarios.

Para bien o para mal, la banda no ha anunciado su disolución. Por cierto, en honor a la verdad, The Prodigy no es una banda, sino el nombre artístico de Liam Howlett. Toda la música de The Prodigy surge de la mente y los dedos de este productor. La agresividad y el gamberrismo los ponía Keith Flint. Por tantos codazos que nos hemos llevado aguantando el dolor y por tanta juerga que nos has brindado. Rave or death.

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