Reflexiones desde mi espejo

Blog de Opinión

Manuel Gris

Cuatro días bajo un cielo gris

Este pasado puente de semana santa he tenido la suerte de aburrirme de lo lindo. Sé que para mucha gente la palabra aburrirseno es algo bueno, sino un sinónimo directo y cruel de cosas como perder el tiempo o malgastar tu vida, pero soy alguien especial.

Que le vamos a hacer.

Debido al tiempo, a problemas de salud y quizá un par de cosas más, no he salido de casa más que para pasear a mi perrete o ir a comprar alguna cosa con la que no morirme de hambre, y en realidad por quien peor me sabe es por él, que ha estado encerradito en casa todo el rato sin netender porque no podíamos jugar en la terraza o nos pasábamos por el pipican alguna tarde. O, directamente, porque no hacíamos nada en absoluto. Menos mal que a partir de ahora con la salida de mi nuevo libro voy a moverme mucho, y él detrás, y en ese aspecto al menos podré compensarle un poco.

El aburrimiento que me ha devorado poco a poco hasta llevarme a donde estoy ahora (en la terraza, bajo un cielo gris y feo, escribiendo mientras me miran con extrañeza a través de un flequillo canino que pronto retocarán) siempre ma ha servido para conocerme un poco mejor, para saber qué quiero y qué no, que necesito y que puedo lanzar a la basura, y entre pensar y pensar también he leído, visto películas, series, he aprendido nuevos juegos de mesa y, en definitiva, he hecho todo ese tipo de cosas caseras y que están ligadas al más grande de los hastíos para la gente que prefiere pasarse el día en la calle de un lado al otro. Cosa que respeto e incluso a veces he hecho, pero ahora estoy hablando de mi aburrimiento.

Siempre he pensado que aburrirse, sentirse solo o no hablar en mucho tiempo ayuda a forjar un carácter y te coloca delante de ese espejo que muchos rompen por miedo a encontrarse con su verdadero reflejo. Siempre he sido muy amante de mis momentos en soledad en los que sabes que estás malgastando parte de tu vida, segundos que no volverán y horas que ni siquiera vas a poder recordar o añorarás llegado el último suspiro, porque me hacen sentirme, de una forma muy extraña, vivo de verdad. Es como si al ver como una cloaca se traga tu respiración y lo que podrías haber hecho de haber escogido mejor, te das cuenta de que todo lo que vas a tener por delante estás obligado a utilizarlo con todas tus fuerzas, con más ganas que nunca, porque el tiempo perdido te hace amar mucho más intensamente el que está por venir. El que de verdad vas a recordar y amarás por encima de todas las cosas.

Esta reflexión es corta, mucho incluso para mí, pero es que no estoy de humor para esto (joder, que raro suena), porque me apetece revolcarme en mis ganas de no hacer nada como un cerdo en su mierda, y saborear todo esto que a alguna gente hace pensar en el suicidio o en que, si pudiera, volvería atrás en el tiempo y cambiaría una cosa u otra. Yo, del todo, no hago eso: sé que delante tengo mucho que hacer y lo que he dejado atrás me ha hecho quien soy, por eso estos cuatro días quizá los cambiaría por otros, escogería mejor los planes, pero por otra parte no querría cambiarlos por nada, porque esto es lo que soy.

Esto, y nadie más.

Y lo escojo con orgullo.