Reflexiones desde mi espejo

Blog de Opinión

Manuel Gris

Yo soy puta, y mi coño lo disfruta

‘Yo soy puta, y mi coño lo disfruta’

Starring: Carmen de Mairena

by Manuel Gris

Hay pocas cosas en esta vida que tienen que verse antes de morir.

Por ejemplo, así a bote pronto:

Un anciano cambiándose la dentadura.

Dos cerdos copulando.

Un grupo chonis discutiendo sobre a qué discoteca ir mientras sus novias se pegan.

El sutil y calculado movimiento de tus padres tratando de que no se note que estaban follando cuando entras en su habitación una noche, de pequeño, haciendo preguntas estúpidas.

La película porno de Carmen de Mairena, titulada Yo soy puta, y mi coño lo disfruta.

De estas opciones, que son solo una pequeña muestra de hasta qué punto pueden llegar los mayores placeres de la vida, la de mi amada Carmen de Mairena es la que más encarecidamente os recomiendo, porque os abrirá los ojos, entre otras cosas, a todo un mundo de placeres que igualan, o superan en muchos niveles, al nacimiento de un hijo, la visión de un cometa o a Messi leyendo un libro sin dibujos.

Bajo ese sugerente e hipnótico título, Yo soy puta y mi coño lo disfruta, se encuentra una de las películas porno más inclasificables y bizarras del mundo, y logra algo que pocas de sus hermanas de genero pueden alcanzar: verla entera sin masturbarte/correrte. La sucesión de escenas y actores que circulan alrededor y encima y debajo y delante y detrás de nuestra querida Carmen, hace entender el nivel de autenticidad y pureza que radica en cada segundo de esta cinta.

Pero, ante todo, esta ella.

Con la gracilidad de algún tipo de ave real al que le han arrancado las plumas pero, aun así, sabe que es más auténtica y bella que las demás, Carmen se pasea por el set de rodaje practicando felaciones sin mirar a quién, dejando que la penetren analmente y, en algún caso, hasta ella misma es devorada con lujuria por los efebos que tuvieron el enorme privilegio de chupársela a su musa y formar así parte de esta cinta, que es de obligado visionado para cualquier noche de la semana en la que la televisión no haga nada más que concursos petardos o películas de acción del montón; es decir, cualquier noche es buena para deleitarse viendo esta monumental obra de arte.

Dedicaré un párrafo a alguien que, sin llegar al nivel de la protagonista principal, brilla en esta película del mismo modo que un cadáver empanado en purpurina y abandonado en medio de la pista de baile de Pacha Ibiza. Este ser humano inmenso no es otro que el actor con vitíligo en el pene. He visto muchas (quizá demasiadas) cosas en mi vida, pero el efecto óptico que un miembro masculino erecto con vitíligo tiene en una película de estas características solo es superado por la intriga constante que te envuelve y te hace preguntarte: ¿se ha corrido ya, o es la mancha de la piel eso blancuzco? Y, así, durante todo lo que dura la cinta. El chaval (de apenas 30 años) es un portento en el sexo, y no se pone límites a la hora de entrar o que le entren, de chupar o que le chupen, pero lo que más enamora de él es la forma que tiene de mirar a nuestra Carmen, y que puede ser lo más romántico y puro que vais a ver en cine desde que Neo le dijo a Triniti que la quería en Matrix Reloaded.

Me acabo de dar cuenta de que podría estar hablando de esta cinta horas y horas, pero al mismo tiempo he caído en que a cada segundo que estáis perdiendo leyéndome lo malgastáis en algo que no es ver esta inolvidable y magnifica cinta de porno de baja calidad y escasa producción, pero con una autenticidad y valor nunca vistos ni superados, a día de hoy, por nada que sea catalogado como porno (jódete, Torbe)

Si no la habéis visto, buscadla.

Si sois de los míos, volvedlo a hacer y, esta vez, hacedme caso y quitaros lo pantalones; es una experiencia totalmente diferente… e inolvidable.