‘Doom Eternal’: “El infierno en cuarentena”

Doom Eternal

El infierno en cuarentena

El confinamiento es algo espantoso, pero necesario. Ahora… Como lo pasemos depende enteramente de nosotros. Actualmente hay libros, series, películas y videojuegos para ir llevándolo lo mejor posible. Y dentro de los videojuegos nos llegan algunas joyitas que, os aseguro, ayudarán a amenizar este encierro, llega Doom Eternal.

Empecemos fuerte. DOOM ETERNAL ha llegado hace una semana, y os aseguro que no hay experiencia más intensa en la tierra

Alejaos los que busquéis una experiencia tranquila y relajada, o reflexiones audiovisuales que os hagan expandir la mente. DOOM es adrenalina, brutalidad y fiereza con una música más dura que un pan del año pasado. Es un instinto animal encerrado en nuestro interior. Algo tan primario como la supervivencia.

DOOM ETERNAL es todo lo que su antecesor del 2016 pero mejorado en todos los aspectos, y con suficientes mecánicas funcionales como para justificar una secuela.

La acción vuelve a centrarse en superar una fase entre arenas de combate, que entre medias se irán alternando entre exploración y plataformeo. ¿Y sabes cuando estas ante un producto sobresaliente? Lejos de la ficha de producción y presupuestos, lo hace cuando todas las mecánicas casan perfectamente entre ellas, y exhuman diversión por los cuatro costados.  

Para empezar la exploración mola y mucho. Los mapas están llenos de recovecos para explorar y los escenarios son fascinantes, llenos de millones de detalles entre la imponencia de sus paisajes, y el feísmo grotesco tan bien realizado. El infierno, la tierra, los distintos planetas. Todo está impregnado de esa brutalidad gore e impactante que hace que los veamos con la boca abierta.

El plataformeo también está muy bien cuidado. No duele, y la verticalidad de los mapas hace que los recorramos con pensamiento lateral, tratando de averiguar si ese salto que has dado deja a tus espaldas un recoveco donde encontrar un secreto. Hay momentos muy divertidos con saltos gigantescos en donde el control responde a la perfección.

Y luego está el combate ¡Oh Dios mío, el combate! Decir que DOOM ETERNAL es brutal es quedarse corto. Más heavy que una lluvia de hachas. Las mecánicas jugables amparan un frenetismo ultra intenso, donde se efectúa lo que los desarrolladores han bautizado como la DOOM DANCE. Me explico mejor:

Tienes una barra de vida, una armadura y una munición de la que estar pendiente. ¿Te bajan mucho la vida? Las ejecuciones (Todas espectaculares y violentamente divertidas) harán que los enemigos suelten salud. ¿Te quedas sin armadura? Tienes un lanzallamas de uso rápido que hará que los enemigos suelten piezas de armadura ¿Te estás quedando sin munición? Con una ejecución de motosierra soltarán balas.

Ahora toca “bailar” entre ejecuciones, lanzallamas, y motosierra de una forma frenética, por que a poco que te descuides, salud, armadura o munición estarán vacíos. Te toca hacerlo rápido, con muchísima agilidad mental, entre tiroteos, saltos, esquives, por que hay otro punto en común dentro de esta danza. Si te quedas quieto, estás muerto.

Las peleas adquieren un grado de frenetismo abrumador. Es de esos juegos que en los mandos, acabas alucinado de lo que eres capaz de hacer, y si lo vieras desde fuera, creerías que está por encima de tu habilidad. Sin embargo lo consigues, por que el control es una delicia. El juego lucha por que el jugador se sienta cómodo ante la velocidad de reacción que te exige, y lo consigue. Eso es un juego sobresaliente.

Luego está la trama. Sé que pensar en argumento en un DOOM es como esperar hasta el final de una película porno para ver las consecuencias de introducir enanos y un burro en una relación sana de pareja. Pero es que el nuevo juego de ID Software ha sabido muy bien compaginar un argumento y trama que enriquezca el universo en el que se mantiene, pero de forma que no moleste al que venga por la casquería fina. La trama está en códices, lecturas coleccionables, y en las pocas cinemáticas que tiene el videojuego. Y parezca lo que parezca, tiene más chicha de lo que parece. El Argent, el DOOM Slayer, Los centinelas, los distintos planetas, el infierno; todo tiene un contexto rico y explicado para los que deseen tener una motivación por la que aniquilar monstruos a tiros de escopeta, espada y motosierra.

Para acabar, en las 20 horitas que te puede durar una de las campañas más intensas de la historia del videojuego, hay un sentido de progresión. Cada arma que vas encontrando mejora la DOOM DANCE, equilibra el desafío, y te hace sentir un ángel vengador en plena Gomorra. A medida que avancemos sentimos esa progresión. Obtendremos nuevas habilidades y mecánicas jugables. Los enemigos serán más agresivos, grandes y feos. Algunos pueden ponernos de cara a la pared si nos descuidamos en nuestra danza. Los jefes finales son desafiantes, y algunos verdaderos retos para el jugador más experto.

DOOM ETERNAL es sangre, acción desenfrenada, y perfecto para una tesis final sobre como los videojuegos mejoran la capacidad de reacción. Si te gustó el de 2016, este es más y mejor. Un juego sobresaliente para saltarle los dientes al aburrimiento, al pesimismo y disfrutar del confinamiento recordando todos esos demonios que ahora están encerrados contigo.

¡Si te ha gustado comparte!