‘Tiempo Recios’, de Mario Vargas Llosa

Guatemala, el “Ukrainian Gate” de los años cincuenta

Fiel a su realismo social, Vargas Llosa novela cómo la propaganda manipuladora elige a sus víctimas

por Martin Baker

Dicen que no debes dejar que la verdad te estropee una buena noticia. Quizá sea mejor escribir una novela en su lugar, pero desde que Edward Bernays transformó los medios de comunicación en medios de manipulación, todos hemos seguido felizmente desinformándonos a horas fijas con los informativos que más refuerzan nuestras opiniones.

Las novelas han tardado en aflorar. Lo hace ahora Tiempos Recios de Mario Vargas Llosa que entronca con La Fiesta del Chivo a raíz casi de una anécdota que se cree real: lo que un jefe de Estado le pide a otro y no lo cumple, y entonces facilita su caída desde su trono bananero.

Y como Bernays en realidad existió y fue nada menos que descendiente de Sigmund Freud, la curiosidad está servida en este cóctel de glamour en la corte presidencial guatemalteca.

Por ella desfilan la amante presidencial desvirgada en la infancia y embarazada por un comunista, una esposa pasada de moda con sus grupos de poder apoyándola, y, sobre todo, un asesino profesional al cargo de la agregaduría militar en la Embajada dominicana.

El director de la orquesta era nada menos que Peurifoy, el embajador estadounidense, un guerrillero con traje que ya había hecho sus pinitos en la crisis griega y que importó las técnicas americanas utilizadas en Irán.

Tan mala impresión dejó en Grecia que “hacer un Peurifoy” quedó como sinónimo de extranjero entrometido en la vida griega. Por eso Varufakis lo tuvo tan fácil como ministro de Economía de Alexis Tsipras para conseguir el apoyo de las masas a su rechazo a las condiciones del FMI.

Magnicidio por intromisión

Volvamos a los años cincuenta en Centroamérica. En aquellos tiempos no se llevaba lo del impeachment por estas situaciones poco apropiadas, pero tampoco se apreciaba la implicación directa de la Casa Blanca en estos turbios asuntos, que se solucionaban fácilmente sobre el terreno sin dejar huellas.

El realismo social de Vargas Llosa bebe de las fuentes de documentación que todavía quedan de esa época, y rellena los huecos de los momentos íntimos recreando lo que podría haber sido, más o menos, el ambiente posterior al magnicidio de Jacobo Árbenz, presidente electo de Guatemala, que quiso imitar el modelo capitalista del poderoso vecino del Norte y que por su osadía de tocar a United Fruit acabó bajo tierra, así como su sucesor, que ocupa muchas páginas y no muestra una personalidad precisamente decisora.

Qué más da fumar que comer bananas

En aquella época de caza de brujas, lo de ser un colaborador soviético era lo típico de la rumorología, suficiente para destrozar la reputación de alguien a base de repetir el mensaje, aunque fuera jefe de Estado.

Si Bernays eliminó el estigma de las mujeres fumadoras haciendo creer a las féminas de que si fumaban Lucky Strike adelgazarían y compartirían el cetro del poder masculino –simbolizado en la forma fálica del cigarrillo–, lo de quitarse de en medio a un presidente en una república con más de quince lenguas y menos de cuatro millones de habitantes fue pan comido.

A fecha de hoy sabemos que el tabaco no adelgaza, sino que mata, y United Fruit se llama ahora Chiquita, con un sello que parece Carmen Miranda con la bandeja de frutas en la cabeza.

Así que la próxima vez que compres un racimo en la estantería del supermercado, piensa en cuánta historia hay detrás de esa banana.

Y es que la importación de bananas supera los 15.600 millones de dólares. Europa se come más de la mitad (56.3%) y Estados Unidos el 20.8%. Cualquiera le tocaría la cartera a un yanqui en su plantación extranjera.

Y para mantener ese status quo hasta hoy, sólo hizo falta una campaña de propagandaneuromarketing, lo llamaríamos hoy— y un pistoletazo en la noche. quizá las escalofriantes palabras de Bernays son más mortíferas que la bala que acabó con Castillo Armas: “La consciente e inteligente manipulación de los hábitos organizados y las opiniones de las masas es un elemento importante de la sociedad democrática. Quienes manipulan este desconocido mecanismo de la sociedad constituyen un gobierno invisible que es el verdadero poder en nuestro país…La inteligente minoría necesita hacer uso continuo y sistemático de la propaganda”.

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