Desde que nuestra amada Bad Gyal diera buena cuenta de lo que la década de los 2000 significa para las nuevas generaciones, Flow 2000 fue y será uno de sus hits más explotados y reconocibles, la nostalgia de esos caóticos y efervescentes años empieza a convertirse en algo que, sobre todo los adolescentes que van a entrar en la veintena, reivindican como algo propio e identitario.
Esos pelos de cortes imposibles, el comienzo de los tatuajes como moda, el acceso indiscriminado a internet, el nacimiento de youtube, el gaming colectivo, el manga, la cultura otaku, la nueva ola de dibujos coloristas y surrealistas y la cultura audiovisual basada en el glitch y el feísmo, vuelve con más fuerza y convicción de la que en sus propios días tenía.
De las ramificaciones culturales y sociales que se desprendieron de aquellos días, una de las más reconocidas fue lo que vino a llamarse swag. El swag fue algo referido más a una actitud y una forma de vestir, caracterizada por sus diseños estrafalarios, colores vibrantes y las tallas oversize, que a una subcultura relacionada con un estilo musical concreto, aunque inevitablemente, fue algo heredado de la continua transformación que ha experimentado la cultura hip-hop.
Una vez introducidos dentro de este contexto de revival del swag, algo que para muchos ni siquiera existió, y teniendo en cuenta que los mayores representantes de ese renovado y recuperado movimiento cultural y estético, dentro de nuestras fronteras, han sido la gente del colectivo Disobey, de los que podéis leer la review de su último concierto rebuscando en los artículos publicados por Yellowbreak, los argentinos Swaggerboyz, combo formado por Agusfornite2008 y Stiffy, son el auténtico real deal del swag actual.
Coronados como los reyes del underground, ha llegado un momento en el que gente como Duki, Khea o incluso nuestra amada Rosalía, los banca como la nueva y fresca escena a seguir. Si el swag, en su día, estaba representado como una forma de expresión cultural ligada a una actitud y una forma de vestir, han tenido que pasar veinte años y volver a resurgir como un revival, para que su identidad musical, formada a partir de esos referentes visuales, estilísticos y estéticos que comentaba al principio, sea una realidad ligada de manera inequívoca a esos códigos.
Podríamos discutir mucho sobre de dónde sale esa identidad musical, desarrollada a lo largo de los años a partir de la descontrolada ingesta adolescente sobre el consumo de internet, lo vamos a dejar para otro momento pero el llamado egg punk es un movimiento cultural y artístico muy ligado a los mismo códigos visuales y estilísticos que el swag pero desarrollados desde otra vertiente musical mucho más orgánica, pero lo que sí que es indiscutible, es que gente como Disobey aquí, o los Swaggerboyz desde Argentina, están definiendo, dando forma y popularizando el estilo prácticamente desde cero.
Obviamente, explico todo esto para los que se puedan acercar al artículo de forma ajena a las pulsiones adolescentes actuales, que son precisamente los que ni por asomo van a llegar a informarse del movimiento, sus artistas o la escena musical en un medio como el nuestro, los chavales tienen otros inputs de acceso que poco o nada tienen que ver con un artículo escrito o una review de uno de sus conciertos favoritos en los que alguien empieza explicando cómo y de dónde surge su manera de expresarse, para eso tienen sus propios medios, pero me parecía importante situar al lector accidental en otra de mis turras descomunales sobre la subcultura urbana.
Intentado resumir lo que fue el concierto de los Sawggerboyz, diré que asistí a una de las fiestas adolescentes más caóticas, excesivas y descontroladas que he visto en mucho tiempo. Y sí, lo de Disobey también fue así, pero ni por asomo la gente iba tan pasada y desfasada como el público que venera a Agusfornite2008 y Stiffy como los representantes más extremos del género.
Apoyados constantemente en la apología de las drogas blandas, con la marihuana como protagonista de muchos de sus textos, la apropiación del concepto MILF dentro de su imaginario como una de sus motivaciones sexuales más evidentes, y ondeando la bandera de la anarquía, el caos y el nihilismo como las señas de identidad en sus shows, nada de todo eso, hace que su directo se convierta en algo cutre, improvisado o desprovisto de visión y profesionalidad. Algo que resulta sorprendente para una pareja de amigos que ni tan siquiera supera la mayoría de edad.
Si lo de Disobey era un divertimento al más puro estilo fiesta del pueblo o verbena colectiva con el hedonismo adolescente como motor, lo de los Swaggerboyz era un campo de batalla en el que la autodestrucción y el abuso de sustancias podían dejar caer alguna que otra baja por el camino, como ocurrió.
Sus pogos descontrolados, la inconsciencia adolescente y la permisibilidad de la sala en lo referido al consumo de sustancias dentro del lugar, hicieron de la noche un auténtico caos prácticamente deshumanizado. Gente por los suelos en los pogos sin que nadie se ocupe de ayudarlos, el dúo sin parar un momento y alentando de manera autoritaria a abrir la sala en dos para hacer colisionar sus dos mitades de forma violenta, chavales pasados de rosca en todos los sentidos… una debacle.
Empezar con su tema más popular, Gofue ha sido un éxito más de las sesiones del Gallery, darle al público la colaboración que estaba esperando, con Rojuu cantando con Stiffy el tema Amnesia, educar a la gente en el caos, con un Stiffy gritando muy cabreado en varias ocasiones para que le hicieran caso a la hora de reventar el pogo o hacer las ollas como está mandado (nunca mejor dicho), tirarse desde el escenario para hacer crowdsurfing sobre el público, ejecutar parte del concierto subidos en la barra lateral de la sala, hacer una versión karaoke del Hello Cotto de Duki, o repetir hasta en dos ocasiones su famosa Música de Ascensor, es incuestionable que el show que dio el dúo fue exactamente lo que pedía su público.
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SWAGGERBOYZ (AGUSFORNITE2008 + STIFFY)
SALA RAZZMATAZZ 2
25 ABRIL 2025