The Rookie es mi placer culposo

Bienvenido a la vida adulta. Maximizas las horas de trabajo y minimizas tu tiempo libre ¿Y que te queda? Puedes salir con los amigos o familia, tal vez leer un poco, jugar a algún videojuego, mientras vas quitándole cuentas al ábaco que contempla tus horas de sueño. ¿Y en esos momentos de relax? Tal vez no tengas la cabeza para ver lo último de Lars Von Trier y lo mismo te apetece ver algo que solo te exija que desconectes el cerebro.

Y llegamos a The Rookie. De los mismos que nos trajeron la producción de Castle, con Nathan Fillion repitiendo el rol de protagonista, nos llega esta serie de policías “muh duros” pero “muh senti’os” que hará las delicias de los amantes de films policiacos.

¿Y de qué trata?

Pues de que John Nolan tiene 40 y pico tacos, se acaba de divorciar y no tiene ni repajolera idea de qué hacer con su vida. Así que cuando asiste como rehén en el atraco de un banco siente una revelación y dice “pues mira, ser poli debe estar guay”.

La serie arranca con la academia ya zanjada y con los primeros compases de nuestro protagonista como el novato más viejo que se recuerde en la policía de L.A.; mientras, la serie da una patada al cajón de los “arquetipos de pelis de polis” para desperdigar su interior por todo el suelo.

Divertimento asegurado

Junto a Nathan Fillion, el protagonismo se reparte entre el resto de personajes; novatos e instructores, que deberán patrullar las peligrosas calles de Los Ángeles mientras aprenden el oficio y a ser mejores humanos, mientras esquivan balazos, atrapan a narcotraficantes y resuelven peligrosos homicidios.

El reparto está bastante bien y los personajes saben sacar su bis cómica cuando toca y la dramática cuando se tercia; generando interés en el espectador que asiste, estupefacto, a las locuras que la serie le ofrece capítulo tras capítulo.

Y es que más que Los Angeles, cualquiera diría que se encuentran en Bagdad en un mal día. Los protagonistas tienen más acción en una jornada de trabajo que un militar en zona de guerra. No deja de ser divertido que la serie, aún con todo, no deje de recordarte que son novatos a los que han mandado a un tiroteo múltiple en mitad de un barrio marginal. The Rookie sabe de su tontuna y lo exhibe orgullosa a la vez que sabe mantener la intriga y el interés, exigiéndote únicamente que pongas el cerebro en modo avión.

Suspensión de la incredulidad

Para empezar, me imagino a los guionistas manejando cada capítulo a base de las flipadas que disfrutaron de niños en las pelis de los noventa. ¿Qué tal un capítulo tipo Seven? ¿Os apetece un capítulo donde los protagonistas deban sobrevivir a un edificio controlado por narcotraficantes? ¿Metemos ahora una amenaza terrorista con un virus mortal? Cualquier locura es proclive a aparecer en la serie y lejos de dejarte patidifuso, el elenco cae tan simpático que es fácil dejarse llevar por la premisa, por absurda que sea. Lo mismo en un capítulo un personaje lidia con el haber matado a alguien en un tiroteo y en el siguiente esta con una ametralladora disparando contra una organización criminal.

Los peores personajes mejor escritos

Para empezar, el bueno de John Nolan debería aparecer como “ejemplo gráfico” junto a la definición de Gary Stu en las escuelas de guion. Ese personaje de moral intachable y bueno en todo (Lo mismo te monta una casa que se infiltra en un cartel de drogas) sin apenas desarrollo tras de sí. ¡Pero es que da igual! ¡Es el maldito Nathan Fillion! El jodio desborda carisma y se hace querer en apenas veinte segundos.

No muy alejados quedan el resto de personajes; más dibujados en defectos y virtudes, son los que verdaderamente crean un desarrollo que nos hace empatizar con sus victorias y fracasos. Desde los novatos a los instructores, desde la comisaria hasta el capitán. Ninguno cae antipático.

Son una profesión de clichés ambulante, eso sí. La chica modosita que quiere demostrar que puede ser una tipa dura, el tipo duro con un corazón blandito, el joven hijo de una leyenda del departamento que trata de forjar la suya propia…

Pero, en serio. ¿Qué más da? ¿Querías relajarte y pasar un buen rato o ver cine iraní subtitulado en coreano? Porque si buscas lo segundo, cambia de artículo.

En resumen

The Rookie es mi placer culposo. Una serie que me da la marabunta de clichés del cine de acción policial que tanto me gusta, a la vez que me presenta una sucesión de personajes a cada cual más simpático.

No es una serie que vaya a ganar ningún premio. Está repleta de arquetipos, de giros de guion previsibles, momentos de máximo absurdo y, sin embargo, sé que aparecerá en mi televisor para aliviar las obligaciones de la vida adulta, y por la cual no me importará restar un par de cuentas más al ábaco de mis escasas horas de sueño.