A pesar de que el cine es siempre mi fuerte, cuando puedo me suelo escapar al teatro. En esta ocasión el evento era doble, ya que uno de mis más queridos amigos Max Medrano, junto con sus compañeras Elen Santana y Eva Lamosca, presentaban su obra, Supremo.
Así que como a mí me gusta cultivar lo que siembro, he querido dedicarle un rinconcito de mi humilde sección a esta obra, que la verdad, disfrute mucho y sin duda, voy a guardar un muy buen recuerdo.
¿SUPREMO de Móstoles? No, SUPREMO habla de…
Belén, una chica que ha llegado a una conclusión definitiva y ha decidido marcharse de su piso. Esta inesperada noticia va a resultar totalmente sorpresiva para sus tres compañeros, cada uno con sus propias peculiaridades y excentricidades, lo cual no hará más que complicar aún más la situación.
La vida, siempre capaz de complicar las cosas aún más, les pondrá en una posición donde tendrán que confrontar y hacer frente a sus traumas personales, sus profundas inseguridades y los desencantos acumulados, todo ello en el transcurso de una noche larga y caótica, llena de desvelos y reflexiones. Sin duda, será una experiencia SUPREMA e inolvidable para todos ellos.
Para mí y tal vez para un gran grueso generacional, una historia que les va a tocar de cerca. Con puntos muy comunes en el día a día de la convivencia y los problemas que se afrontan en lo cotidiano. A título personal, con vinculaciones reales de hechos tan normales y realistas como poco conocidos.
¿Cómo es SUPREMO?
Supremos es SUPREMO o al menos, los 90 minutos que dura la obra se te hacen tan amenos que te hacen pasar, de una profunda pena a una empatía simpática finalizada en carcajada. Con la deriva de personajes muy carismáticos y variopintos, los enganches al humor y la tragedia se disparan con situaciones para nada sobreactuadas y muy reales de la convivencia entre amigos.
Una historia contada con recursos escenográficos muy cómicos y sacados del tono conductor. Motivos por los que nunca te sientes del todo a gusto con lo que estas sintiendo. El uso de chistes, digamos que parten lo neutro, dan potencia a las personalidades de cada uno de los personajes. Entre los que, con permiso de mi amigo Max, me gustaría destacar a Eva Lamosca, una excéntrica estudiante de bellas artes con puntanzos muy flower power y un seguidos de traumas llevados con una alegría estridente.
Todo sea dicho, es un gran trabajo de este pedazo de equipo de jóvenes talentosos. Tanto en su elenco actoral, como todo el equipo técnico y artístico. Una pedazo de obra, a la cual le deseo lo mejor de lo mejor y espero este mucho tiempo dando guerra. De hecho, la vez que fui estaba todo el teatro lleno y hasta donde sé, no era la primera vez que eso ocurría.
Así que no lo dudes y pásate por teatro la Encina y apoyar a la compañía Sin Medida a ver, el próximo 9 de marzo o 13 de abril.
¿¡Qué haces que no las has comprado ya!?
¡Qué te veo!
