‘METALLICA – 72 SEASONS’, So Far, Not So Good… So What?

Y digo yo a que a pocos les interesará (o le valdrá de algo) mi opinión después de haber alabado discos como el odiado Saint Anger o el incomprendido Lulu, pero está claro que cada vez que Metallica saca disco, muchos de nosotros estamos dispuestos a dar un veredicto sobre él, nos pregunten o no. Y eso es exactamente lo que yo voy a hacer, opinar sin que nadie me haya pedido opinión.

Sin que su anterior disco Hardwired To Self-Destruct (2016) me pareciera un desastre, admito que lo disfruté bastante y contiene algunas canciones memorables, lo ocurrido con 72 Seasons es bastante diferente. Llamarlo desastre me parece demasiado osado e incluso poco certero.

El disco funciona a niveles equilibrados (ya hablaremos más tarde de su duración), la producción es limpia y crujiente, las canciones suenan impecables y la voz de Hetfield suena más presente, currada y potente que en las recientes entregas anteriores, de eso no hay duda. Y entonces, ¿cuál es el problema con 72 Seasons?. El problema aquí son los propios Metallica.

Vamos al lío…

Uno de los más acertados adjetivos que se me ocurren para describir 72 Seasons es mediocre (hablando bajo los estándares de la banda), el otro sería excesivo (incluso para los estándares de la banda). Mientras que a Metallica siempre se les ha reconocido su versatilidad, su capacidad de riesgo y su habilidad para construir inquebrantables himnos metal, 72 Seasons es un disco anodino, automático, plano, aburrido y de una capacidad sorpresiva nula. He conseguido escucharlo dos veces (ninguna de ellas del tirón) y no he podido encontrar nada destacable más allá de un par de singles que ya pusieron de adelanto, y eso en un disco de más de una hora y cuarto, no dice nada bueno de él.

Acomodados en su faceta de “la banda de metal más respetada (y rentable) del planeta“, ahora ya se pueden agenciar también el de “la de banda de metal más redomada del planeta“.

No nos engañemos, Metallica se han convertido en un grupo de señores que hacen música para agradar al máximo de público posible encapsulando sus últimos discos en unos parámetros que distan mucho de la calidad a la que nos tenían acostumbrados antiguamente (incluso en sus discos más discutidos).

Con una habilidad innata para rockear, algo que no han perdido nunca, las canciones de 72 Seasons se alargan sin motivo, sin ganas, sin cambios sustanciales o emocionantes y con la certeza de que nada de lo que vas a oír, va a impulsarte de tu asiento apresuradamente para saltar como un loco, conseguir que hagas headbanging como un poseso o se convierta en tu canción favorita de metal del año.

Por muchas ganas que le pongas y por muchas ganas que tengas de que eso ocurra, no pasa en ninguno de los 77 minutos que dura esta interminable travesía musical.

Sin personalidad

Por otra parte tenemos el tema de la producción, a cargo de Greg Fidelman y los propios Hetfild y Ulrich, que aún teniendo un sonido contundente, limpio y crujiente, como ya he comentado al principio, suena demasiado impersonal, lineal y falto de carácter.

Defectos que van diluyendo cada vez más la experiencia, sobre todo cuando sus canciones no aportan nada que capte la atención del oyente perdiéndose en minutos de inexistente emoción o atractivo. Para que nos entendamos, prefiero la discutible fealdad de la producción del Saint Anger, a esto tan inocuo y evasivo.

Finalmente me gustaría comentar algo sobre la ejecución, construcción y composición de los temas. Alargar las canciones de manera insustancial y sin necesidad, no resulta excitante, sino más bien aburrido. Poner el piloto automático en la ejecución tampoco es algo que sirva de mucho, lo de Ulrich clama al cielo soltando algunos de los patrones de batería más pasables y anodinos de su carrera, el único que salva los muebles aquí es el infalible Hetfield.

Y componer canciones que de ningún modo sean notables o memorables, resultan en el disco más previsible, olvidable, básico y decepcionante de Metallica y el menos inspirado, veloz, agresivo e impactante de la banda de metal que más ha engrandecido el género en toda su historia.

72 Seasons es el disco perfecto para introducirse en ellos por primera vez con 14 años, y también el disco perfecto para despedirse de ellos con 45.