‘Lux Aeterna’, el ego del creador

Sitges 2019 Día 4 / Película 8

Lux Aeterna

El ego del creador

por Àlex Caballero

Después de que Gaspar Noé le entregara el premio a toda una carrera dedicada al cine de género (en su mayoría) a su íntima amiga y compañera de profesión la exultante Asia Argento, momento en el que el esperpento y el desfase se hicieron más que presentes sobre las tablas del escenario del Meliès con ambos haciendo aspavientos y pisándose las frases sin compasión, Gaspar Noé y su equipo subieron a presentar Lux Aeterna en otro ejercicio desacomplejado y desaforado en el que Noé bailó, habló y nos hizo soñar con la magia del cine, sus palabras y su estilo borrachuzo de filosofía de bar.

Lux Aeterna es el nuevo experimento visual (y sonoro) del inclasificable e indomable Gaspar Noé.

Un año después de ganar el galardón a la mejor película con ClímaxNoé vuelve al Festival para retorcer, desgarrar y castigar tu córtex cerebral con un proyecto formalmente revolucionario, en el que tan solo contaba con 2 líneas de guión y 5 días de rodaje para exponer su visión del ego dentro del complicado mundo de la actuación y la dirección siendo la improvisación el mayor arma a utilizar durante el rodaje de la película.

Con una Béatrice Dalle excelsa y una Charlotte Gainsbourg bastante más comedida que desata su potencial a medida que avanza la película, de tan solo 50 minutos de duración para alegría de nuestras pupilas, tanto la forma como el contenido del filme se convierten en el personaje principal de una película que hará que tu paciencia, tu entendimiento y tu bagaje cinematográfico en material experimental sean puestos a prueba de la manera más visceral e incendiaria posible.

Experimento impactante

Pantallas dobladas en la que discurre la misma escena desde dos puntos de vista distintos (personajes), pantallas dobladas en las que ocurren diferentes escenas con sus diálogos correspondientes para hacer todavía más complicado su visionado y un (muy extenso) final que hará explotar tu cabeza sin compasión a modo de imagen fija en la que tanto los colores como el sonido se convierten en tu peor enemigo (y el de sus actores), Lux Aeterna vuelve a convertirse en una de esas películas únicas y desproporcionadas que tanto le gusta firmar al descarado de Noé

Con las retinas quemadas, las pupilas dispuestas a caerse de tus maltrechos ojos, tus oídos castigados hasta niveles máximos y un colocón cerebral que es capaz de activar partes de tu cerebro que ni sabías que existían, la tortura psicópata de Gaspar Noé hacia su público llega al cúlmen con esta Lux Aeterna, clara favorita entre los muchos adeptos del cineasta francés pero que, como suele ocurrir con sus todas sus películas, se comentará y polarizará al público de manera inequívoca.

Puntuación 9