“Deberíamos dar las gracias a los políticos por no haber apretado el botón nuclear desde 1945”, dice el autor de Nunca. El novelista confiesa sus miedos sobre la combinación terrible del cambio climático, los virus pandémicos y el aumento de los arsenales nucleares.
“El viaje de Kiah desde Chad a Europa simboliza los cambios climáticos desde el oasis más grande en África, hasta Europa”, dice Ken Follet sobre su novela Nunca.
Follet tuvo la ocasión de estudiar y escribir mucho durante el confinamiento por Covid-19, así que comparó qué pasó durante la Primera Guerra Mundial y cómo se iniciaría una tercera contienda a nivel global. “Ucrania, Cachemira, Taiwán, el mar del sur de China,…”, hay múltiples escenarios geopolíticos que pueden desencadenar un desastre detrás de otro. Aun así, Follet deja fuera ciertos escenarios y tipos de personaje: “Tengo un almacén, pero sólo utilizo caracteres y eventos que hagan evolucionar la historia. Al principio puse un personaje en Israel, pero no lo continué y lo quité”.
Sobre la política populista que representa el personaje James Moore, Ken Follet comenta: “No recuerdo que nunca la gente haya votado para que le recorten sus libertades. Hoy lo vemos en Polonia, Turquía. No entiendo cómo la gente puede votar por líderes que le acerquen al fascismo”. Sobre la COP26, la reunión del Cambio Climático en Glasgow, el británico se mostró escéptico: “Cada uno ha mirado por las soluciones a corto plazo a su conveniencia”.
Arsenales nucleares al alza
A pesar de que las armas nucleares se redujeron en los años ochenta y noventa del pasado siglo, la acumulación de arsenales nucleares volvió a incrementarse hasta el día de hoy. “El peligro ha vuelto. Deberíamos dar las gracias a los políticos por no haber apretado el botón nuclear desde 1945”, dice el autor.
A pesar de considerarse una persona optimista, cuando Follet observa la lentitud en que muchas personas reaccionan a la adopción de las mascarillas para frenar el Covid, la apatía para afrontar el cambio climático con acciones realmente efectivas, no le queda más opción que confesarse como pesimista ante esta pasividad ciudadana.
En muchos aspectos, Europa se queda fuera en su libro Nunca, salvo Francia de forma casi testimonial. “No existe un ejército europeo ni tenemos un comandante en jefe europeo. Quizá eso sea lo que mantenga a Europa protegida del peligro de una guerra”, dice con risas.
Follet comenta que la Gripe Española previa a la Primera Guerra Mundial es similar a la pandemia actual, así que el escenario es muy parecido. Quizá por eso Nunca nunca debería tener lugar en la realidad.