por Álex Caballero
IMPETIGORE (2019)
+ Info: Joko ANwar / 116 min. / 16.30 Tramuntana
La maldición como herencia familiar
El prolífico Joko Anwar, capaz de filmar hasta dos películas en un mismo año, nos regala una de los ejercicios de folk-horror más eficientes del Festival con su más que correcta Impetigore.
Una historia de maldiciones, demonios y extrañas herencias familiares localizada en un pueblo perdido de la Indonesia profunda al que llega nuestra protagonista, acompañada de su mejor amiga, con la esperanza de recoger una herencia familiar que les haga mejorar sus vidas de manera considerable y sacarlas de la complicada situación económica en la que se encuentran.
Una vez allí, empiezan a sospechar de las frecuentes muertes de niños pequeños, los extraños comportamientos de los lugareños y la creciente tensión que se palpa en el ambiente.
Haciéndose pasar por unas universitarias que están en el pueblo para realizar su tesis sobre los artistas que se dedican al teatro de marionetas, algo que acabará teniendo una relación importante con el desarrollo de la película, su investigación sobre lo que está pasando en ese siniestro pueblo nos (las) llevará a descubrir las atrocidades que se cometen en nombre de la maldición que recae sobre el pueblo desde hace 20 años.
Con un manejo de la intriga y una capacidad para crear misterio y tensión en cantidades considerables, aderezado todo con alguna que otra cruenta escena, el mayor problema de Impetigore reside en un entrecortado ritmo, su carante iluminación en más de una escena y ese empeño en alargar el metraje de manera innecesaria (de nuevo nos encontramos con un flashback excesivamente largo y explicativo). Si le quitamos quince minutos, hubiera ganado enteros.
Puntuación 6
KANDISHA (2020)
+ Info: Bustillo & Maury / 87 min. / 19.15 Tramuntana
Una para todas y todas para una
Con unas expectativas más bien nulas para ver lo nuevo de Bustillo y Maury, esa dupla de directores franceses que después de su magistral À L’Intérieur (2007) no ha dado una a derechas con ninguna de sus películas posteriores, he de decir que he salido de la sala Tramuntana con la confianza prácticamente restaurada en ellos.
Aunque admito que a veces esa falta de expectativas juega a favor en estos casos y aquí, ese efecto, ha podido ser bastante culpable de mi recuperación.
Por de pronto nos encontramos con tres protagonistas de las que me he enamorado de manera automática.
La perfecta presentación que hacen Bustillo y Maury de los personajes de Amélie, Bintou y Morjana y la necesaria y eficaz ambientación de sus vidas, tres chicas de barrio obrero a las que les gusta el trap, fumar petas, hacer graffitis y pasar el día con sus amigos de fiesta en lugares peculiares como azoteas, edificios abandonados o piscinas inutilizadas, resulta de lo más atractivo para meternos en la película de lleno.
Una vez conectados los lazos emocionales y situados perfectamente en las vidas de nuestras protagonistas, algo que Bustillo y Maury consiguen de manera rápida y eficaz, entramos en el trayecto en el que nos toca sufrir con ellas y por ellas en un crudo y sangriento relato que nos llevará a través de una antigua maldición marroquí en forma de demonio sediento de venganza de almas masculinas.
Después de un episodio en el que intentan violar a Amélie, es ella la que clama venganza invocando a Kandisha. Algo que las llevará a las tres a una lucha constante contra esa siniestra entidad pasando el resto del metraje intentando librarse de ella con todos los medios a su alcance.
Contando con un ajustado presupuesto, algo que todavía le suma más encanto, se nota que Bustillo y Maury han reservado gran parte del mismo para el último tercio de la película poniendo toda la carne en el asador para mostrar, más y mejor, al monstruo a medida que nos acercamos al final, de la misma manera que las muertes van siendo más explícitas y sangrientas entrando en ese último tercio.
Obviamente Kandisha la hemos visto una y mil veces, las referencias son continuas, y de sobras sabemos en todo momento lo que va a ocurrir y cómo va a ocurrir, esto es algo así como cualquier película ochentera de maldiciones gitanas y demonios ancestrales, pero es tan efectiva, tan tensa y está tan bien llevada, que me ha parecido una de las joyas del Festival y una de las películas de terror más destacadas del año.
Además, su manera de mostrar la amistad femenina y esos lazos inquebrantables que unen a sus protagonistas, una forma de amistad muy concreta de hoy en día y muy bien plasmada, dotadas de esas personalidades tan potentes e independientes, hacen de la película algo más que una simple película de terror vista una y mil veces.
Puntuación 8