El francés GIMS llegó, cantó y triunfó por todo lo alto en el ALMA Festival

Dado el eclecticismo musical que promueve y practica el ALMA Festival, el pasado miércoles pudimos disfrutar de uno de los conciertos que menos posibilidades tenemos de ver el francés GIMS.

Sabiendo la organización que durante el verano la proliferación de turistas en Barcelona es elevada, la asistencia al concierto contaba con un mayor número de gente extranjera que nacional. Algo que era de suponer teniendo en cuenta la poca capacidad de convocatoria que puede tener en España un rapero francés como Maitre Gims, ahora únicamente GIMS, por mucho que cuente con más de 20 años de carrera y ser uno de los mc’s más aclamados y queridos en el país vecino.

Dicho esto, el concierto de GIMS se convirtió en una fiesta descomunal gracias a su inacabable retahíla de hits marca de la casa en los que el rap, el trap, el urban y el afrobeat se dan cita de manera providencial a lo largo de su carrera en solitario.

Un concierto inolvidable

A destacar, la impecable y personal voz de GIMS. Una voz que llegaba a todos los tonos, no se ayudaba del playback por debajo de la mezcla, algo que se estila demasiado en este tipo de conciertos dentro y fuera de nuestras fronteras, y la capacidad de animar y emocionar al público dejando que el respetable cantara los estribillos a pleno pulmón y se dejara las caderas con sus bailoteos imposibles.

Empezando el concierto con una de sus canciones más duras y serias, Immortel, acto seguido, el francés soltó ese infalible hit llamado  Est-ce que tu m’aimes? metiéndose al público en el bolsillo desde el minuto cero.

Durante el concierto GIMS accedió a alguna de sus baladas más reconocibles sacando al escenario a un guitarrista que lo acompañó dejando de lado cualquier atisbo de base digital para deleitarnos con su preciosa voz y emocionarnos hasta límites insospechados de la manera más desnuda posible.

Una vuelta al pasado

Uno de los bloques más celebrados, fue cuando GIMS tomó prestadas tres canciones de su grupo original, Sexion D’Assaut, para firmar un jugoso medley que contenía extractos de sus aportaciones en la banda, en la que se dedicaba sobretodo a cantar los estribillos de los temas. El momento Désolé fue realmente especial. Otro momento sorpresivo fue cuando el francés se puso a hacer beatbox clavando el ritmo del Despacito y pidiendo el acompañamiento vocal de un público que no pudo resistirse a la proposición.

Y como era de esperar, en el repertorio no faltaron Bella, Hola Señorita, Corazón, Loco y Seiya, aunque no vino ningún colaborador a acompañarlo en las canciones, echamos mucho de menos a Morad con el que pasó un rato de lo más familiar previo al concierto en el barrio de La Florida, los temas sonaron maravillosamente bien y el público se entregó de manera incondicional.

Para los que llevábamos 20 años esperando este momento, el concierto fue tan sublime como especial, para los que repetían quiero pensar que un nuevo triunfo en su vida, pero de lo que estoy totalmente seguro, es de que para todos, fue una fiesta que nos dejó con ganas de más después de la hora de show que nos regaló el francés.