‘El lienzo rojo’, de Vivian V. Jiménez

Una lectura entretenida que engancha hasta el final

por Manu Gutiérrez

Que me llegara una copia de El Lienzo Rojo de la autora novel Vivian V. Jiménez fue una suerte, y ahora tengo la posibilidad de hacer una reseña. No es mi campo, pero uno habla de lo que le gusta u odia con cierta libertad, y quiero tomarme dicha virtud para comentar mis impresiones sobre una novela, que me ha tenido absorto durante las últimas semanas.

Yendo a lo básico, es un libro sencillo, de lectura amigable, que solo te pide tu mente para guiarte por los sucesos que le ocurrirán a la buena de Sam, mientras investiga junto a su hermano Elliot, y a su amiga de facultad Claire, el brutal asesinato de Shizune, la última víctima de una serie de homicidios de grotescas y poéticas maldades.

Y aún con todo, Vivian V. Jiménez hace algo más que tirarte del brazo para relatarte su historia. Enjuaga bien el pincel para que su propio cuadro tenga un discurso que transcurra más allá de los valores establecidos, y dibuja con trazo sobrio a unos personajes que recorren los grises de una historia de penumbra sin jugar a la dramatización gratuita, ni tirar del lector a extremos solo para causar un impacto condescendiente.

Vivian V. Jiménez tiene muy clara la historia que quiere contar, y tiene aún más claro como hacerlo, y es algo que se nota desde la primera palabra hasta la última, ahondando en la mente de un asesino con unos valores perturbados.

Es una lucha entre el ser humano y el monstruo. El bien y el mal contra la corrupción de la arbitraria línea divisoria que la sesga, y que cuando nos hace pensar más allá de la máscara que oculta a la bestia, debería producirnos cierto temor, o en el caso contrario, hacernos replantearnos las máscaras de nuestro propio subconsciente.

Tiene sus fallos, tal vez algunos momentos del relato que debieran haber hecho más hincapié en la propia escena para darle un traje más consecuente con la importancia de la misma, pero uno olvida pronto estos fallos cuando se deja guiar por un discurso entretenido, lleno de acción, y que está acompañado de un lenguaje de calidad, que no se achanta por erotizar el mal de forma que uno pueda entrever en las costuras del fino vestido que lo viste.

Es una grata sorpresa ver una primera novela, de una autora aún por darse a conocer, tan buena como esta.

Vivian V. Jimenez nos brinda una historia que no quiere grandes giros, ni extrañas pretensiones. Quiere contar un discurso a ratos turbio, a ratos dulce, y tan solo quiere que tú como lector, pases un rato agradable y de calidad, entre cada una de sus páginas, y con cada uno de sus carismáticos personajes.