Reflexiones desde mi espejo

Blog de Opinión

Manuel Gris

Blog Tendencias Manu Gris: “Cuando se prefiere morir a renovarse”

Hay algo sobre lo que todos estamos de acuerdo, y no es la política, los equipos de futbol, ni sobre qué madre hace mejor la tortilla de patata: el mundo evoluciona muy rápido, y si no te adaptas, estás muerto.

Recuerdo cuando empezó a petarlo el mp3 y la manera más “cómoda” y que todo el mundo utilizaba un Ipod. A mí, a primeras, me pareció una mierda enorme y no confiaba en que el sonido sería igual de bueno que en un cd original (para que veáis lo que controlo de informática). Así que estuve durante mucho tiempo yendo por ahí con una bobina de cds de mis grupos favoritos y un discman negro y lleno de golpes (heridas de guerra) metido en mis anchos pantalones, hasta que llegué a la conclusión, tras una gran charla con mi hermano, que debía evolucionar y no anclarme en lo que hasta ese momento me parecía más fácil, y digo “fácil” porque para mucha gente, yo incluido entonces, esta palabra es sinónimo de no moverse del sitio, de no dar ese paso adelante; de quedarse con lo que se tiene y no aceptar nada nuevo que llegue, o negar el hecho de que hay que adaptarse a los tiempos que corren.

Parte de la gracia de ser humano es que siempre habrá algún igual que, por inteligencia, casualidad o demasiado tiempo libre, encontrará una manera de mejorar o hacer de una manera más efectiva, fiable, limpia o rápida una cosa. La que sea. Es ley de vida. El problema viene cuando ante ese avance aparecen iluminados que se creen con derecho a no dejar que la vida, la sociedad, mejoren, avancen, normalmente porque algún motivo oculto, pero personal a rabiar, les mueve a no ceder un milímetro, a no actualizarse.

Y aunque parece que me esté refiriendo solo a objetos, es indudable que las ideas y actitudes en cuanto a la vida también tienen que ir puliéndose, adaptándose al nuevo mundo, siempre y cuando la evolución sea hacia arriba, hacia algo mejor, y que no recuerde en casi todas sus nuevas reglas a una santa inquisición donde, por una ley divina, se le prohíbe a la gente hacer, decir, actuar o pensar de un modo distinto al que, según esos tontos eruditos, hay que hacerlo en ese momento.

Así que, recapitulando para que lo tengamos todo claro, creo que estamos todos de acuerdo en que nuestro planeta gira tan rápido que es importantísimo estar atento a lo que pasa y cambia, si no sería imposible sobrevivir, y que anclarse a lo que ya tenemos, a lo que nos es más cómodo, es prácticamente negar el principio mismo de la vida y de la perfección como especie, además de que es una demostración clara de que ese individuo no llego a separarse nunca del mono, pero del mismo modo hay que andarse con ojo con lo que creemos que debe cambiar y la dirección que se toma en ese camino hacia arriba, porque a veces lo que creemos que es una escalera se parece más a un tobogán lleno de vaselina que a un ascenso firme y lógico, y estos pasos en falso, por desgracia, son difíciles de desandar debido a que no solamente nos movemos nosotros, sino toda la sociedad y, con ella, tanto el presente como el futuro de todos nosotros.

Los pies de plomo, la inteligencia, el valor y las ganas de querer vivir mejor deberían ir siempre cogidos de la mano, y si puede ser con todos ellos usando guantes de velcro, mejor, porque hay mucho desgraciado que se dedica a cogerles de la cintura y tirar en dirección a esa cueva en la que están a gusto comiendo con las manos mientras gritan sin parar que lo hacen por nuestro/su bien, o porque temen que esa mentira que repiten cien veces llegue en algún momento a ser descubierta.

Y todos sabemos, incluidos ellos, que en algún momento el telón, y con él todos los actores que viven de él, debe arder y desaparecer.