por Elena Rubio Viagel
Creo que, tal vez, lo más bonito que se te puede cruzar en la vida son recuerdos, así como lo pueden ser personas.
Sé que los recuerdos no curan el hambre, pero alimentarse de ellos unos días no nos haría ningún mal, no hasta caer de nuevo y golpear de pronto con el suelo.
Creo que lo más bonito que hay en la vida, es para cada uno su propia sonrisa. No de una manera egoísta y superficial, una sonrisa que busca complicidad, una sonrisa que se ha hecho un pozo en tus sueños. Cada sonrisa es diferente y la causa de cada una no la sabrás nunca.
Igual lo bonito de la vida no son solamente las personas, igual es el resto de su recuerdo, ese hueco en la memoria y el olor de sus abrazos tiempos atrás.
Igual lo más bonito que hay no es alguien, es algo, algo que se siente. Cuando notas que estás en casa aun estando fuera de ella. Cuando te sientes tú, en todas tus formas. Cuando te ríes sin taparte la boca y a pleno pulmón. Cuando te sientes tan viva que es la vida la que te abre paso. Cuando eres en todos tus colores, solamente, tú.
Llamar casa a alguien y sentir que de verdad puedes hacerlo, tal vez sea una de las cosas más bonitas que hay.
Estar sola también y sentir que estás en casa, no en las cuatro paredes llenicas de gotelé que te han visto crecer. Estar acompañada y no sentirte menos, quererte bien y mucho puede que sean una de las cosas más bonitas que hay.
Creo que la vida se va tratando de eso, de encontrar momentos y traer recuerdos que te hagan sentir en casa. Que los recuerdos son solo eso, pero siento que sigo siendo parte de ellos. Que no te sientas en un palacio de cristal y que no veas claro el camino, que des mil vueltas y te pierdas. Y ojalá en el camino, perdida, veas que igual eres una de las cosas más bonitas que hay.
