Young woman with closed eyes and taped lips

Reflexiones desde mi espejo

Blog de Opinión

Manuel Gris

Nuestros surrealistas contrastes culturales

España es un país que, mejor que nadie, tiene perfeccionado el noble arte de crear contrastes.

Para bien y, sobre todo, para mal. No es secreto que mi esperanza por lograr que nuestra sociedad sea más o menos respetable, o que intelectualmente alcance, al menos, los niveles de una ameba, es más bien escasa.

Es muy difícil ver un poco de luz al final del túnel cuando tanto los escritores como los autodenominados “artistas” o “músicos” vuelcan su mustio talento en crear mierda que, con suerte, esquive aunque solo sea un poco las hordas de ofendidos y logren irse a la cama sin tener pesadillas en las que sus “seguidores” les lancen hortalizas o huevos.

Eso es lo que les quita el sueño, y no que su producto sea una vergüenza para la cultura, el arte o lleve poco a poco a sus consumidores a terrenos donde poco, o nada, tienen cabida palabras como pensar, sentir, inspirar o disfrutar. Con entretener lo suficiente para que nadie se dé cuenta de la mierda que les han vendido, basura creada a base de basura defecada, ya tienen bastante.

De muestra un botón

Y como ejemplo del nivel que tenemos que soportar en la gran piel de toro, esta semana han visto la luz dos proyectos musicales tan dispares como sobrecogedores.

Uno, por sus letras y estilo directo sin censura, ha llegado golpeando donde más les duele a los acostumbrados a ser arropados con sábanas de seda, pues saben que comportarse como una víctima del sistema da puntos de respeto; y la otra es la Leti y su Bananakiki.

Tu madre es puta, un grupo que según su biografía “oficial” llevan más de veinte años en el panorama musical, ha sacado un EP titulado No es un disco, es un EP donde, para los fans más fieles, no han perdido ni una miaja de la rabia, mala leche, falta de tacto y ganas de destrozar la moral progre de la masa aborregada que sale a la calle para apoyar a un rapero multireincidente pero callan cuando suben la factura de luz un 45% o pretenden meter en la cárcel por hacer un chiste sobre una chica con Síndrome de Down. Contrastes, ya os digo.

Temas insultando con una base rock/punk/invent cuyas letras, como en el anterior disco, no dejan títere con cabeza y escupen bilis corrosiva sin buscar nada más que el desconcierto y hacer pensar a la gente más allá del humor negro y las ganas de dar patadas en los huevos. Porque, como ellos mismo dicen, “No somos un grupo, somos una casa ardiendo”; y vaya si lo son. Hasta los cimientos.

Pero no todo iba a ser alegría esta semana, porque el pasado martes 15 de junio la Leti, esa animadora infantil convertida en payasa que un día se opera para tener las abdominales de Madonna y al otro sube a un escenario en la fiestas de Bilbo para hacer playback ante un grupo de borrachos que por poco le abrieron la cabeza a pedradas, ha sacado por Youtube un nuevo hito musical donde “mezcla” el reggeaton más casposo y vomitivo con movimientos de cadera drogodependientes y letras al nivel de un asno en una mañana inspirada.

30 segundos ha sido mi récord, el tiempo que he soportado. Y sí, al estar hablando de ella aporto un pequeño grano de arena en una “carrera musical” que ya está durando demasiado (digamos que desde el primer segundo de su primera canción ya olía el futuro a cadáver), pero no busco darle publicidad, sino ahorraros sufrimientos innecesarios: NO le deis al play porque las consecuencias serán catastróficas para vuestro, a estas alturas, anestesiado cerebro.

Los contrastes en España son dignos de una tesis doctoral (seguramente deben haber muchas escritas), porque que un mismo pueblo sea capaz de tener los huevos de crear música reivindicativa cargada de humor gamberro y con letras afiladas como una navaja oxidada, sea el mismo que da de comer a la Leti a base de atención y programas del corazón, es digno de aplauso. Pero en las mejillas de todos nosotros.

Hemos conseguido poco a poco que el respeto por la cultura sea poco menos que una quimera, que un fantasma, que una ilusión óptica que por mucho que tratemos de ver la imagen en 3D a base de cruzar los ojos, nada, absolutamente nada, podemos sacar en claro o mínimamente útil.

Hay pequeños brillos formados por reducidos grupos de personas con cojones de saltarse lo políticamente dictado o que es de fácil comprensión y ataca únicamente a quienes nadie va a defender, pero por desgracia no consiguen que la pseudointelectual raza española se atreva a tomarse un respiro, pararse y mirar alrededor con ojos críticos, para después preguntarse ¿qué estamos haciendo mal?

A veces una pregunta puede ser el comienzo de todo, la chispa, la cerilla tras la cual todo cambiará entre fuego y sonrisas.

¿Tienes fuego?