Asturias, patria querida de la música urbana

El centro de deportes de La Morgal acogió a 250.000 personas en una semana, convirtiendo al Boombastic en el evento más multitudinario de la historia de la comunidad autónoma.

Cuando se aproxima el mes de junio también lo hace el calor, la playa, vacaciones para los más afortunados y los festivales. Hay quien opta por planificar una ruta por toda España para acudir a los más importantes y también los que piensan que su cuerpo ya no está para mucho trote y deciden asistir al que trae a sus artistas favoritos. Por más que seas del primer o segundo grupo, el Boombastic Asturias está todos los años marcado en rojo en el calendario. La comunidad se encarga de la gastronomía y de evitar el calor y el festival de reunir a los mejores artistas del panorama nacional e internacional.

El puertorriqueño Mora bailando durante su actuación.

Con el cartel que había era imposible no pasárselo en grande una vez entrabas al recinto, pero uno de los puntos negativos fue precisamente ese, la entrada y salida de La Morgal. Las lanzaderas dejaban a los asistentes a un largo paseo del festival y la frecuencia de los trenes era baja para lo que supone un festival de esta magnitud, por lo que iban abarrotados y los jóvenes hacían lo que fuera para entrar y no tener que esperar al siguiente. La “mejor” opción era el taxi. Con él ahorrabas tiempo y ganabas comodidad, pero es un medio de transporte que no está hecho para todos los bolsillos, sobre todo en un festival que congrega a tanto público joven.

El jueves, primer día de Boombastic, se fue caldeando el ambiente con Taburete, quizás la actuación más distinta de todo el festival, ya que se sale de lo urbano, y la que reunió un mayor rango de edades. Tras el ambiente familiar que se vivió con la actuación de los madrileños tocaba bailar al ritmo de la artista canaria Ptazeta y alguno de sus hits como Trakatá o la Bzrp Music Sessions. Y del archipiélago canario viajamos rápidamente al balear para mover el cuello y vibras de la mano de Fernando Costa, uno de los raperos más en forma del panorama español.

Eladio Carrión saliendo entre el humo al escenario.

Los platos fuertes de la noche comenzaron con Eladio Carrión ,el puertoriqueño está en un momento dulce y se ha consolidado como una auténtica estrella mundial llegando a colaborar con Bad Bunny, el histórico rapero americano 50 Cent o Bizarrap. Con la noche ya cerrada, se empezaron a ver las primeras sudaderas y llegaba el turno de Mora para poner a todo el público a bailar, sucediendo canciones que ya se han convertido en himno como La Inocente, Memorias o Volando Remix. Para cerrar el día del debut, Recycled centraba su show en el amor. Con su nuevo apodo, el “Casanova” repasa los diferentes tipos y las diferentes fases de las relaciones a través de las canciones de su último disco.

Después de unas horas de sueño tocaba ponerse las gafas de sol, disimular el cansancio y disfrutar de lo que vendría el segundo día. Los que con 4 horas les basta para recargar energía disfrutaron del rap con Space Hammu y Reality y del trap con Ysy A, que siempre logra contagiar al público de su energía. Más tarde llegó lo que podríamos llamar el “nuevo Pop español”, que está conformado por artistas jóvenes que cuentan en sus letras unas inquietudes en las que se ve reflejada toda una generación. Dentro de esta oleada encontramos a Hens, Pole y los hermanos alicantinos Funzo & Baby Loud, cantantes que llenaron el escenario de amor y desamor a partes iguales.

Entrada la noche y con las banderas de Marruecos y España a la espalda, el rapero Morad cantó Motorola, Normal o Pelele. Antes de acabar el marroquí el escenario contiguo ya estaba lleno, y esto hacia indicar que algo potente estaba por llegar. Sonaron trompetas, el discurso de Cruz Cafuné y Quevedo lo volvió a hacer.

Quevedo, para muchos el mejor del festival.

Una hora de concierto donde no faltó ninguno de sus hits, llegando a ser para muchos el mejor concierto de todo el festival. Cuando la noche había caído el canario transportó al público a la Playa del Inglés, Columbia o Lisboa, haciéndoles disfrutar hasta tal punto que después de haberse marchado del escenario le gritaron quédate. Y no solo se quedó una canción más, también apareció en el show de Duki para cantar su nueva colaboracióm: Don’t lie.

El argentino contentó a sus mayores fanáticos con sus canciones más de trap She dont give a fo, Hello Cotto  pero también hubo momentos de bailar hasta el suelo con Si quieren frontear o Los del espacio. El colofón final fue el granadino Saiko, considerado por muchos una de las grandes revelaciones del panorama español. Estribillos de Melendi, recuerdos del Tuenti y las Bratz y su canción estrella Polaris no faltaron en un concierto que algunos no entienden por qué fue tan efímero.

El argentino Duki durante su concierto.

Llegaba el último día y las ojeras se apoderaban de las caras de todos los asistentes, pero todavía quedaba un último empujón para rematar la fiesta. Cerrar un festival de estas magnitudes siempre es una responsabilidad, nadie quiere que el público se vaya con un mal sabor de boca. No podía ser de otra manera que con el icónico dúo de rap madrileño Natos y Waor, los cuales nunca fallan un concierto e hicieron que se acabaran las pocas gargantas que habían sobrevivido hasta el momento. Por último, y no por ello menos importante, era el turno de Bizarrap. El más que famoso productor argentino se encargó que el recinto de la Morgal pareciese la mejor discoteca del mundo durante casi dos horas para dar por terminado el festival de forma inmejorable.

Waor, del duo Natos y Waor, durante Caminaré, su canción más sentimental.

En un momento donde está llegando la censura al arte, cobran más importancia que nunca reivindicaciones como las de Recycled, Natos y Waor o Morad, que a través de sus letras luchan por el amor libre y por una vida en sociedad donde tiene cabida todo aquel que muestre respeto por los demás. En el Boombastic Asturias, más allá de buena música y diversión, hubo amor, respeto y una incansable lucha porque no nos roben nuestro bien más preciado: los derechos humanos.

 

FDO: Pablo Carretero y Santiago de la Peña