La relación que mantiene Danielle Balbuena (a.k.a. 070 Shake) con Barcelona, es más que estrecha, podríamos decir que es casi íntima y personal.
Cuando en 2019 pisó el escenario pequeño del Primavera Sound, todo cambió para muchas de las personas que vivimos la pasión y la entrega de la de Nueva Jersey. Enganchadas a ella como una droga, el único objetivo en nuestras cabezas era volver a ver ese huracán sobre un escenario.
Desde entonces, ha venido hasta tres veces más a la ciudad, congregando cada vez un número mayor de adeptos a sus místicas, emotivas y celebratorias actuaciones dotadas de un fuerte sentimiento de comunidad.
Para la ocasión, directamente llegada del BBK y con algo de impulso mediático extra generado por la noticia en los tabloides amarillistas de su relación con Lily Rose-Depp (la hija de Vanessa Paradis y Johnny Depp), Danielle pasa a la sala grande del Apolo llegando, prácticamente, al sold-out.
Rodeada por cuatro columnas de luces y con el DJ en un lateral del escenario, Danielle se presenta sobre las tablas del escenario con un atuendo que recordaba bastante a la época grunge. Camiseta negra de manga larga, debajo de otra negra de manga corta (con el buen gusto de ser de los Misfits), tejanos y unas botas negras de suela tipo plataforma.
Sin olvidarse en ningún momento de su copa de vino en mano, que iba rellenando a su antojo de la botella que tenía al lado de la mesa del DJ, con tan sólo calentar al personal con el primer tema, ya se notaba en el ambiente esa mezcla de amor, vitalidad, pasión y efluvios místicos que emanan de su música y su aura.
Glitter, de su primer EP del 2018, cae la tercera en una versión absolutamente desnuda y minimalista calando en lo más profundo de nuestro ser. Luego le siguen el hit Skin And Bones y una desbocada y visceral The Pines.
Para cantar Under The Moon pide a todo el mundo que se abrace y que aprecie el momento para acabar el tema alargando su estribillo en comunión con un público entregado en cuerpo y alma.
Con la siniestra y desbordante Medecine, Danielle y su acompañante dieron una clase magistral de cómo combinar la infinidad de capas de voz y efectos vocales con la sonoridad de la dominicana en directo. Una catarsis descomunal. Microdosing y su “I Don’t Wanna Be Your Everything, Because I Don’t Wanna Leave You With Nothing” sonaron como la droga que necesitábamos. La locura colectiva llegó con Cocoon, su parte de Honey y su obligada Guilty Conscience. No se quedó en el tintero Se Fue La Luz, pero si que lo hizo Morrow, Somebody Like Me y Daydreaming.
Durante el concierto no faltó esa conexión íntima que guarda y cuida de manera especial Danielle con sus fans firmando camisetas y vinilos sin mayor problema desde el escenario e incluso tirándole el micro a una chica durante un tema para que cantara el estribillo.
Como bien nos tiene acostumbrados, Danielle acabó el último tema diciendo –nos vemos fuera-, un ritual habitual que sigue realizando cada vez que viene a Barcelona. Pero esta vez venía con la sorpresa de ir acompañada por Lily Rose-Depp, a la que nadie hizo mucho caso, para volver una vez más al parque del Poble Sec situado al lado de la sala Apolo y conectar con la gente a un nivel más allá de lo que puede ofrecer un concierto. Proclamas LGTB se sucedieron de manera natural y efusiva por parte de les allí presentes.
Sus raíces dominicanas y su pasión por Barcelona, hacen que esos momentos se conviertan en oro puro para sus seguidores.