Alessandro Pugno, director de Animal | Humano: «Las corridas de toros me parecían una cosa imposible de filmar»

El cineasta italiano, Alessandro Pugno, se adentra en el mundo taurino con su nueva película: Animal | Humano

Alessandro Pugno (Italia, 1983) es un cineasta, fotógrafo y poeta italiano que lleva haciendo trabajos en España desde el año 2007 y desde entonces no ha dejado de acercarse a la cultura española: fue  galardonado en Málaga por A la sombra de la cruz (documental acerca del coro de niños del Valle de los Caídos) y es director también del documental sobre el jamón ibérico Jamón: A story of essence (2018)

Ahora, con Animal|Humano, se adentra en el mundo taurino con la intención de marcar una estética que sirva para hablar de temas tan actuales como la masculinidad, la bravura o el cambio de valores. Con una preciosa fotografía en 4:3 el filme apuesta por acercar la ficción a la apasionante realidad. Porque cuando el cine es verdad, es verdad 24 veces por segundo.

ENTREVISTA

¿Cómo llega un director italiano a interesarse por un mundo como la tauromaquia?

Alessandro Pugno: Fue pura casualidad, nunca fui taurino y nunca había visto una corrida de toros antes de acercarme a este proyecto. Un día vi una foto de un torero que parecía arrepentirse frente a un toro. Esta foto era un montaje, pero me llevó a reflexionar sobre la empatía, el destino, sobre el teatro, espectáculo o ritual que es la plaza de toros donde se encuentran un humano y un animal. Espectáculo en el que el espectador no sabe nada de la individualidad de ellos. Además de que tal vez fuese una foto que representa una sociedad de cambio de valores.

Como equipo ¿cómo afrontasteis las posibles polémicas que podía causar Animal|Humano en España?

Alessandro Pugno: Yo por mi lado la tenía en cuenta, pero al mismo tiempo me parecía que dándole una mirada sin prejuicios podía crear una película para reflexionar e invitar al diálogo. Creo que ante la polarización creciente en la sociedad es más interesante dar más preguntas que respuestas.

Antonio Dechent: Pienso que esta película hay que verla sin prejuicios. En el momento en que se dice que esta es una película sobre la tauromaquia partimos de un error de base; esta es una película sobre el condicionamiento genético de los humanos y los animales, los roles establecidos por la sociedad, sobre qué nos hace humanos… la tauromaquia es más la excusa para hablar de esto.

Antonio Estrada: Es una película que se desarrolla en el mundo taurino por la fijación que tiene el protagonista con enfrentarse a la muerte, pero yo como actor tampoco he estado pensando en mi opinión o las posibles polémicas de mi personaje.

Hablaba Dechent sobre los prejuicios y es que es realmente inevitable alejarse de ellos, por mucho que en este caso solo sea el fondo de la película para hablar de otras cosas ¿cómo es trabajar frente a ellos?

Antonio Estrada: Particularmente me ha sorprendido mucho la cantidad de amor que tienen al animal los contactos que me he ido encontrando en el camino del rodaje.

Antonio Dechent: Es que las escenas donde sale el toro se parece más a los documentales de la 2 que a un programa taurino.

Alessandro Pugno: La realidad contradictoria que vivimos, que además es compleja. Muchas veces queremos solucionar las contradicciones y en esta película yo las he querido hacer convivir.

«Creo que ante la polarización creciente en la sociedad es más interesante dar más preguntas que respuestas.»

Uno de los puntos que me fascina de la película es el desarrollo de ese guion espejado entre el toro manso que no vale para ser toreado y el torero bravo que no vale para torear. No sé si me puede decir Alessandro cómo trabajó con vosotros de cara a llevar a cabo esto.

Alessandro Pugno: Sí, digamos que el guion es un juego de espejos que intenta que el espectador pueda ir viendo relaciones entre las escenas. A mí me encantan las películas abiertas. El guion se organizó con algunos momentos existencialmente significativos que definen al humano y al animal, pero que de alguna manera compartimos: la separación de una madre, el miedo, la amistad, la competición… Con los actores buscamos juntos una coralidad a todo esto.

Algo que me llama la atención de la estructura de espejos es que te ayuda a no caer en dar lecciones morales de ningún tipo. ¿Tu intención es dar una mirada realista de estas vidas paralelas?

Sí, sí, sí. Hay algunos críticos que la han tachado de obvia y yo no lo entiendo, la verdad. La peli va de una sutileza que nos busca en lo sociológico; se intenta encontrar en una justa posición de realidades. El ser humano es profundamente contradictorio y me parecía interesante reflejarlo tal como es.

Hay una contradicción o de estilos, incluso, entre la fotografía y el guion. Un guion que abarca lo trascendental, lo sociológico en el intimismo, y una fotografía que, a veces, se sirve de espacios grandes para darnos esa soledad. ¿Cómo fue el trabajo con Natacha de cara a esto?

Alessandro Pugno: Sí, digamos que han sido dos trabajos. El trabajo de guion con Natacha comenzó buscando referencias de guiones con estructura parecida, pero solo se me ocurre citar La doble vida de Verónica. Aquí el reto estaba en poder llevar al cine dos o tres líneas narrativas que pese a que estaban surgidas en guion las terminamos en montaje -como afinarás los tiempos de los animales son impredecibles-. Al final todo lo que pasa es verdad, son cuentos de mayorales.

¿Y sobre la fotografía?

Alessandro Pugno: Un trabajo estético con Alberto Centeno en el que buscamos una fotografía en 4:3 que ayudara a dar esta idea de enjaulamiento de los personajes. Luego también la influencia del cine oriental, la búsqueda del marco del marco.

Muchas de estas contradicciones se ven reflejadas en la relación entre el personaje de Estrada y su alumno protagonista.

Antonio Estrada: Sí, sí. Es un alumno que viene desbocado y no tiene disciplina para poder enfrentarse a un animal. Se forma una relación paternal en la que mi personaje no puede encauzar al joven bravo pese a que lo acaba adoptando como a un hijo.

«El ser humano es profundamente contradictorio y me parecía interesante reflejarlo tal como es.»

Hijo que, a su vez, protagoniza una relación de amistad entre dos hombres que nos habla directamente de la masculinidad, de la bravura, del cambio de valores que comentabas y que creo que se guarda siempre una tensión sexual inacabada; recordando incluso a Brobeback Mountain.

Alessandro Pugno: Esto existe, sí. Lo que hay sugerida es una exploración se la sexualidad en la adolescencia, los roles no definidos. Una tensión sexual, erotismo, pueden ser muchas cosas, pero creo que esto también está bien dejarlo a la vista del espectador.

Sobre tu trabajo, Dechent. Quería preguntarte ¿cómo es trabajar con un mayoral real como es Juan Quiñones? Porque realmente él no es un actor profesional, pese a que son duda consigue emocionar en esa escena que compartís.

Antonio Dechent: Hombre, es que cuando uno ve la verdad en el cine siempre conmueve y Juan no puede mentir. Lo que sí tuve que hacer es demostrar el poder, y lamentablemente a eso sí que está acostumbrado, a que lo pongan en su sitio. A mí también me conmovió, igual que a ti, su mirada que mezcla vergüenza y verdad. Su verdad te lleva a su terreno y te obliga a ti a no mentir.

Alessandro Pugno: Quiero añadir que Antonio fue muy generoso con Juan, se prestó mucho a ese compañerismo que le ayudó a revelarse. La verdad es una virtud en el cine.

Para terminar. Orson Welles decía que las corridas de toros eran imposibles de filmar y de hecho aquí no llega a haber ninguna ¿tuviste presente esta frase de cara a tu decisión de no filmar?

Alessandro Pugno: ¡Claramente! Sí, sí. La tuve presente desde el principio hasta el final. Me parece una cosa imposible de filmar, totalmente.

«La verdad es una virtud en el cine»