Una sorpresa muy recomendable
de Ivan Albarracín
Hace años vi una película (o, mejor dicho, un ñordo de vaca) llamada Abraham Lincoln cazavampiros basada en un cómic que no he leído. Me gasté mucha pasta en terapia psicológica para intentar olvidar que había vivido una experiencia tan traumática. Por esa razón, cuando tuve la oportunidad de leer esta novela que también mezclaba un personaje histórico real (Fermín Salvochea del que hablaré más tarde) con vampiros fui reacio porque no quería acabar ingresado en el psiquiátrico de por vida.
Me habían hablado muy bien de este libro y tuve la oportunidad de leerlo, así que derroté al escepticismo y me dejé llevar como hacen aquellos a los que han roto el corazón y acceden a tener una nueva cita con otra persona. Fue un gran acierto y he de decir que disfruté mucho de la lectura porque en manos de otro escritor con la cantidad de temas que mezcla, esta novela hubiera sido un bodrio del tamaño del esfínter de un cetáceo.
Fermín Salvochea, (el motor de la novela, aunque no su protagonista) existió realmente y fue alcalde de Cádiz en los convulsos años de la primera República. Fue un personaje muy querido por las personas más desfavorecidas de la ciudad, pero como todo tiene su contraparte, las clases opulentas y conservadoras no le tenían en demasiada estima debido a su ideología anarquista y sus medidas sociales (o populistas como diría alguno que yo me sé en la actualidad).
La novela conjuga muy bien la historia y la fantasía, pero donde más disfruté fue con esa parte “realista” impregnada de maravillosos destellos de Oliver Twist y las descripciones de Charles Dickens.
El autor nos sumerge en una ciudad decimonónica y miserable, una urbe mágica y terrible al mismo tiempo, creando una atmósfera impresionante y riquísima en todo tipo de detalles desde el lenguaje que utilizan sus personajes hasta las minuciosas descripciones de los recovecos más oscuros de Cádiz.
Me recordó a esa Barcelona siniestra de La sombra del viento de Carlos Ruíz Zafón (del resto de la saga del cementerio de los libros olvidados ni mencionarlos). El escritor sabe crear a unos personajes de carne y hueso de los que es imposible no encariñarse, una especie de Goonies del Sur (o para los más modernos Strangers Things) tristes y adorables al mismo tiempo, aunque mi personaje favorito es Juaico, el padre del protagonista.
Sin embargo, con la parte fantástica, he de decir que tengo opiniones encontradas.
Por una parte, me sentí fascinado por la gran riqueza de leyendas que incluye la novela. En ella podremos ver torres fantasma, vampiros, espectros, bandoleros y asesinos de las catacumbas entre otros seres turbios.
La historia me atrapó porque no da tregua en ningún momento, pero me sentí algo confuso con algunas vueltas de tuerca que me parecieron rebuscadas y un villano algo anodino.
Resumiendo, una obra que nada tiene que envidiar a otros escritores foráneos de mayor fama, pero no de mayor calidad. Muy, muy recomendable. Un nuevo clásico.
Lo mejor: casi todo Las descripciones, los personajes y esa ciudad con vida propia llamada Cádiz.
Lo peor: el malo y algunos giros argumentales.
