ESPECIAL FUZZVILLE

YellowBreak estuvo a la tercera edición del Fuzzville!!! El festival punk-rock de Benidorm.

Fue todo muy rápido. El martes, la organización del Fuzzville nos concedió los pases de prensa para su tercera edición y en dos días YellowBreak me mandó para Benidorm. Sin comerlo ni beberlo, pasé de la soledad del estudio a la compañía de mi fiel escuadrón punk-rocker castellonense. Además, teníamos ganas de experimentar las dos principales novedades de esta edición del Fuzzville. Por una parte, el festival se había trasladado de la penumbrosa discoteca KM a la soleada terraza de la KU, lugar por cierto donde se celebra en otoño el mayor festival de punk y garage de la Península, el Funtastic Dracula Carnival. Toda una bacanal punk-rockera cuyas entradas vuelan en horas. Así pues, que el Fuzzville se celebrara en el mismo espacio que el Funtastic nos daba todavía más alas. Por otra parte, el festival se había adelantado de agosto a Semana Santa por temas claramente climatológicos. Aunque así se perdiera el elemento cavernoso que todos los conciertos punk necesitan, fue todo un acierto si nos atenemos a la salud del respetable.

VIERNES

Bien temprano entramos al festival y para entonces ya estaban en el escenario Lucy & the Rats, una banda de punk lumínico y grunge melódico cuya líder, Lucy Spazzys, nos recordó a Cristina Llanos de los extintos Dover. Buen concierto bajo el sol vespertino que nos sirvió para entrar en calor. Aprovechamos que aún éramos pocos para reconocer el terreno: Dos escenarios, el Fuzzville!!! y el Junk Party, enfrentados y separados por una gran piscina que los asistentes debíamos sortear. A la derecha, las barras; a la izquierda, los stands donde los sellos colaboradores del Fuzzville exhibían sus camisetas y vinilos. Un especial saludo a la gente de Monasterio de Cultura que nos trataron especialmente bien. ¡Llevamos con orgullo vuestra camiseta! Tras Lucy & The Rats, en el Junk Party llegó el turno de Little Cobras. No somos expertos en esto del psychobilly pero los gaditanos cocinaron una barbacoa de crudo rock and roll que sirvieron en bandeja a un público cada vez más numeroso.

Tras ellos, pasamos al primer plato fuerte del festival: Sonic Avenues. Estos canadienses tocan con la furia y la rapidez del punk unas melodías brillantes repletas de acordes mayores y arreglos power pop. Hay que destacar a su poderoso bajista que carga con un Rickenbacker de alto calibre que ata de cerca las guitarras y las voces poppies evitando que se alejen demasiado del territorio punk. Como resultado, tenemos una banda más que atractiva de power pop pasado de revoluciones con un directo contundente; tan pronto estás coreando un estribillo cual adolescente como cabeceando con rabia durante un solo lleno de fuzz y overdrive.

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Sin tiempo para digerir el enérgico concierto de los norteamericanos, nos vimos obligados a emigrar rápidamente al escenario Junk Party porque ya empezaba el siguiente grupo. Nos encanta el ritmo del Fuzzville. Apenas pasan 2 minutos entre conciertos y, al ser un festival pequeño y poco concurrido, se puede empalmar conciertos desde las 18 hasta las 2. Pues bien, el grupo en cuestión eran los barceloneses Aloha Bennets, un jovencísimo grupo femenino, a excepción del enérgico Álvaro a la batería. Si buscas un nuevo grupo de garage psicodélico has dado en el clavo. Los catalanes han sabido transportar al siglo XXI los sonidos del lisérgico San Francisco del 68 rejuveneciéndolos con arreglos surf y encantadores coros. Seguiremos sus pasos bien de cerca.

Tras el bolo de Aloha Bennets, subió al escenario Fuzzville!!! otro cabeza de cartel: The Nomads. Está claro que Suecia es la primera potencia europea en cuanto a garage se refiere y gran parte de culpa la tienen estos señores. Formados en 1981, The Nomads importaron de los States el sonido protopunk de MC5 o New York Dolls, le imprimieron velocidad y algo de virtuosismo guitarrero – ¡menudo recital nos brindaron sus Gibson! – y consiguieron un sonido que marcó el camino de grupos tan importantes como Hellacopters, The Hives o Turbonegro (aunque sean noruegos). Ahí los teníamos, en frente de nosotros. Los maestros del garage escandinavo dieron un golpe en la mesa para que sus alumnos no se despistaran.

Después de esta masterclass garagera, regresamos al Junk Party para ver a La Plata. Esta banda valenciana autodefine su estilo como new wave, pero para nosotros es más pop acelerado por las ansias del punk. Coloridas melodías vocales y frenéticas guitarras rítmicas. Acababan de publicar su EP Un atasco y lo presentaban en directo. No pudimos dejar de bailar. Pero aún nos quedaba cuerda para rato. Y más cuerda nos dieron The Briefs. Otro cabeza de cartel hacía acto de presencia en el escenario principal. Pese a venir de la meca del grunge, Seattle, The Briefs desprenden un aroma completamente British. Vestidos con llamativas camisas y con gafas acertadamente excéntricas, nos plantearon un concierto al estilo del Londres del 77 con su punk desenfadado, provocativo y bailongo. Las guitarras jugueteaban entre sí con melodías pegadizas sobre una base rítmica muy traviesa. Algo así como los Stiff Little Fingers, pero sin mala leche y con muchas ganas de juerga y hooliganismo. Por primera vez en esta edición del Fuzzville, se desató la locura entre el público: gente volando sobre nuestras cabezas, pogos por doquier y muchos saltos. Una auténtica fiesta punky setentera. Nos lo estábamos pasando en grande, The Briefs lo sabían y no pararon de echar leña al fuego hasta la última nota.

Al finalizar el concierto, no nos quedó más remedio que adquirir su camiseta y su primer LP Hit After Hit. Achacando el cansancio acumulado en el pogo de los de Seattle, vimos desde lejos el concierto de los Jíbaros. Si bien no tienen un sonido claramente distintivo, su manera de tratar el rock and roll es académica. Contundentes líneas de bajo acompañan al milímetro a la batería, sobre la cual las guitarras hacen y deshacen a su antojo. Buen concierto para anteceder a otro cabeza.

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Nos dimos la vuelta y encaramos por última vez esa noche el escenario Fuzzville!!! porque Biznaga estaban a punto de comenzar. Fue el concierto nacional más esperado de la velada. Teníamos ganas de ver a una de las bandas españolas más en forma del momento. Presentaban su segundo disco Sentido del Espectáculo, trabajo que a todas luces supera a su predecesor y que les funciona muy bien en directo. Canciones tan efectivas como Heroes del no, Mediocridad y confort y Una ciudad cualquiera imprimen una energía al público que algunas veces supera incluso a la de la propia banda. Fue un intensísimo concierto en el que no paramos de corear cada uno de sus temas. Su punk-rock urbano un tanto ochentero tiene gancho.

Zelators cerraban la velada en el Junk Party con su oscuro y cósmico garage. Gran descubrimiento el de esta banda madrileña. Zelators aúnan ritmos beat, ska y garage y los aderezan con un estridente sintetizador que puede llegar a saturar los oídos de los primerizos en estos estilos. Una vez acabados los conciertos, los DJ’s tomaron el control del escenario Fuzzville!!! disparando a discreción sus mejores singles. Cierto es que el poco volumen de la música invitaba al descanso. Sensatamente decidimos retirar las tropas y prepararnos para la batalla final del sábado.

SÁBADO

The Parkinsons

Con las mismas ganas que el día anterior, entramos temprano al recinto para ver el concierto de los suecos Psychotic Youth. El único pero que podríamos sacar de este concierto fue la hora. ¿¡Por qué les programaron tan pronto!? Sus canciones sonaban frescas, llenas de power pop con un toque surf californiano muy acentuado. Mención aparte merece la versión que hicieron de la primera instrumental censurada de la historia, Rumble. Como diría Juanito Wau: no se dice adiós, ¡se dice a Link Wray!

Tras ellos, Las Cruces tocaban en el Junk Party. La juventud de esta banda madrileña choca con el aire macarra de extrarradio que irradian: navajas, drogas y jaleos son los temas de sus canciones breves e intensas. Al finalizar su concierto, rápidamente comenzó el siguiente. Volvimos a agradecer el acelerado ritmo del Fuzzville. Al escenario principal saltaron The Parkinsons, unos portugueses desconocidos para nosotros hasta ese momento que nos sorprendieron gratamente. Punk-rock melódico y rabioso para nuestros oídos. Nos quedamos alucinados ante el despliegue de su de su frontman Afonso, que, no contento con comerse el escenario, invadió nuestro territorio con total impunidad.

A continuación, llegó la hora de unos tapados, The Saltitos. Quizá era la banda que menos casaba con la filosofía Fuzzville y, además, les habían programado después de The Parkinsons, que habían exhibido sinvergonzonería y actitud punk a raudales. Pero para nuestra sorpresa, The Saltitos defendieron con honor su poderoso rock and roll: riffs pegadizos, solos old school y trabajadísimas líneas de bajo acompañando a una enérgica batería. Mucho rock. Así, cayó la noche en Benidorm y nos preparamos para la retahíla de cabezas de cartel. La Banda Trapera del Río subió al Fuzzville!!! en la gira celebración de su 40º aniversario. Qué gusto estar en 2017, cuando prácticamente todos los clásicos del punk cumplen cuatro décadas. Si bien de la formación original solo quedan Morfi a la voz y El Subidas al bajo, Ciutat podrida, ese himno atemporal del punk ibérico, sigue sonando como en los 70. Punks never die.

Seguidamente, en el Junk Party tocaron dos gallegas que a la postre serían la gran revelación del festival. Damas y caballeros, con ustedes, las reinas del desert rock: Bala. Cuánto poderío, cuánta distorsión, cuánta violencia, cuánta dulzura. Entre gritos desgañitados, pesados guitarrazos y fuertes baquetazos poseyeron nuestras almas en un mágico ritual que concluyó de manera desafortunada. Y es que la organización, suponemos muy a su pesar, les impidió disparar su última bala por cumplir con los horarios. De hecho, éste fue el único bolo en el que el público coreó el clásico “Otra, otra…”. Una lástima. Aunque nos quedamos con lo bueno: descubrimos una banda de la que ya somos fans acérrimos.

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Sin duda, la organización habría satisfecho los deseos primaros del público de Bala de no ser porque el siguiente grupo era el campeón de los pesos pesados del festival: ZEKE. Hard-rock y hardcore punk es lo que nos golpeó en la cara. Algo así como Motörhead rompiendo la barrera del sonido. Cada vez que entraba un tema nuevo, era como sacar la cabeza por la ventana de un caza a reacción en pleno vuelo. El público estaba visiblemente agresivo, los músicos hacían gestos provocativos invitándonos a la reyerta y nosotros accedimos con gusto. Peligrosos saltos de fe desde el escenario, codazos, empujones y pogos a mansalva. De largo, el concierto más violento del Fuzzville.

The Parkinsons

Tras Zeke, agradecimos que la siguiente banda fuera Galleta Piluda, un dúo de Murcia que bebe de la psicodelia sixties y garage experimental. Perfecto para recuperarnos y reírnos un rato con sus desternillantes letras. Con renovadas energías nos adentramos en la recta final del festival con los siniestros Ex-Cult. Otro grupo que no conocíamos y que nos dejó boquiabiertos. En su actuación empezaron con un post-punk de medios tiempos bien sólidos y arreglos de guitarra muy ruidosos, para acabar con negro punk-rock en el que su cantante, con la pose y movimientos que nos recordaban al mismo Johnny Rotten, se metió al público en el bolsillo con una sobresaliente puesta en escena.

La tercera edición del Fuzzville ya agonizaba, pero aún faltaba su canto de cisne, el concierto del Kurt Baker Combo. La nueva banda del músico americano afincado en Madrid ha abandonado el pop-punk de su anterior proyecto, The Leftovers, para ofrecernos una buena dosis de garage y pub rock. Tanto nosotros como Kurt éramos conscientes de que era el último concierto, así que todos dimos el resto. Nosotros, bailando como posesos; Baker, desplegando todo su carisma tanto a la guitarra como al micrófono dirigiéndose a nosotros con un gracioso pero valiente español. Chapeau a la última actuación del festival, que fue seguida de las sesiones de los DJ’s, esta vez sí más animada y con menos trabas que las del viernes. Buen momento para socializarse y compartir con todos las impresiones de la tercera edición del Fuzzville!!! en la KU de Benidorm. Hasta el cierre.

En definitiva, nos lo pasamos en grande en el Fuzzville. Descubrimos buenas bandas, afianzamos las conocidas e hicimos preciosas amistades. Y todo esto gracias a la concepción del Fuzzville, un festival que huye de las aglomeraciones ofreciendo precisamente lo que éstas detestan: punk-rock, garage y rock and roll de alto octanaje. Si eres de los nuestros, súmate a la Junk Party. ¡¡¡Larga vida al Fuzz!!!