Devotio de Massimiliano Colombo

Devotio / Massimiliano Colombo

Sacrificio

Por J. Víctor Esteban

Por lo que tengo entendido hoy los niños ya no aprenden quiénes fueron personajes como Milcíades, Temístocles, Horacio Cocles o Escipión. Nadie les cuenta que Roma se salvo una vez de la invasión gracias a los gansos del Capitolio que graznaron la voz de alarma que los vigías no dieron. De las horcas caudinas, Carras o Adrianópolis ya ni hablamos.

Tristemente el párrafo anterior “sólo” lo habrán entendido unos cuántos frikis amantes del mundo clásico y los añorantes habituales de la concepción clásica de Cultura, entendida como la herencia de toda la capacidad creativa del ser humano, de cualquier era, cualquier geografía y cualquier lengua. Y sin embargo, no hace mucho pudimos leer en la prensa una entrevista a un jugador de fútbol (y era uno de los mejores) de la maravillosa Alemania de Beckenbauer, expresar su alegría por haber estudiado siete años de latín en el Gymnasium y hablarlo con precisión. ¡Hay esperanza! (Entre los bárbaros de Germania).

Massimiliano Colombo es uno de los miembros destacables de la noble tribu de los enamorados del mundo antiguo. Con cada novela, en mi opinión personal por supuesto, va mejorando no sólo su estilo como escritor sino también su habilidad para acercarnos a un mundo aparentemente tan alejado del nuestro. Roma es una fuente inagotable de inspiración, ejemplo y experiencia de la evolución constante de nuestras sociedades. De cómo una pequeña aldea junto al Tíber pudo convertirse en la capital de un inmenso Imperio y sentar las bases de la sociedad de nuestros días sigue siendo una de las materias de estudio más apasionantes. En Roma podemos analizar su nacimiento,  crecimiento y finalmente su desaparición aparente en un mundo sumido en el caos. Y sin embargo sigue alrededor nuestro por todas partes. En nuestras leyes, nuestra arquitectura, nuestro arte (que era griego pero se hizo universal gracias a Roma), nuestras lenguas y en los conceptos básicos de nuestra identidad social.

Y de Roma nos cuenta Colombo en esta novela una de sus máximas expresiones: la Devotio, el sacrificio individual máximo en defensa de los intereses del estado. De cómo los romanos mantuvieron la integridad del concepto republicano de estado, entendido como la fidelidad de los ciudadanos a las leyes, las tradiciones y el bien común (el suyo claro). De cómo los ejemplos individuales, los rituales religiosos y militares y la conciencia de pertenencia proporcionan los esquemas morales e intelectuales que permiten la supervivencia de una sociedad frente a sus enemigos.

En definitiva Devotio es una novela sólida, muy entretenida, con acción, desesperación, esperanza, ruina y añoranza. Con personajes vivos, que dependen de sus decisiones diarias para ver el siguiente día. Y con las voces de fondo de Tito Livio, de Séneca y de todos aquellos que forman nuestro acervo común y nos han traído hasta aquí.

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