‘Toy Story 4’ ¡Los juguetes han vuelto!

Ya no recuerdo ni el tiempo que hace que vi la primera película de esta magnífica saga, pero si tengo el recuerdo de lo que me hizo sentir. Era pequeño y para mi los dibujos animados era lo máximo, pues imaginaros cuando los juguetes tomaron vida y me hicieron imaginar que por la noche actuaban a mis espaldas. Pues aquella sensación, ha sido la que esta nueva entrega me ha hecho sentir. No cabe ninguna duda de que volver a ver a Woody y sus compañero de aventura siempre es y será un placer.

Entremos en materia y dejémonos de sentimentalismos en 3D. La película es una pasada, así en resumen. Esta cuarta entrega no deja indiferente a nadie, nos da la dosis perfecta de antiguos y nuevos personajes, con escenas hilarantes que arranca las carcajadas de mayores y pequeños.

Los personajes nuevos que se introducen en esta nueva película, conectan perfectamente con el universo Toy Story, convirtiéndose en elementos de gran peso para la trama y quien sabe, para futuras entregas. Entre los nuevos personajes, especial mención a Duke Kaboom, que gracias al mediático Keanu Reaves, consigue una participación memorable en el film.

La historia que nos presentan, lejos de ser una obra de arte como fue el caso de la tercera, se queda solo en maravilla. Con personajes mucho más profundos y maduros que entregas anteriores, en esta ocasión el rol de villano queda más deslavado y hace que el libre pensamiento del que se dota a los juguetes, les coloquen en un disyuntiva moral de no saber cual es su lugar en el mundo.

Desde luego Disney Pixar sabe lo que se hace y más cuando se trata de animación. Toy Story 4 no escapa a la capa de moralina a la que nos tiene acostumbrado. En esta ocasión, los doble sentidos y los profundos mensajes morales, dan un visión adulta camuflada en un mundo de niños.

No cabe ninguna duda, de que la elaboración de esta película habrá traído de cabeza a Ed Catmull y a todo su equipo, pues sin duda no podían hacer cualquier producto. Esta arma tan poderosa de marketing, no se puede disparar sin precisión.

En resumen, estamos ante una cuarta entrega que se va a convertir en eterna. Una experiencia audiovisual que te hará amar, aún más, la animación y te llevará a subir al tren de la carcajada y del llanto, confundiéndote de tal manera que no sabes que sentir. Amor, nostalgia, alegría, pena…

Un rato de muy buen rollo y un sinfín de emociones condensadas en un breve periodo de tiempo. Una saga que para muchos, ya estaba terminada y menos mal, que no ha sido así.

No quiero terminar este post sin decir, que lloré como un niño, ese niño que un día se fascinó con la maravillosa animación que me hizo mirar a mis juguetes de reojo, por si hablaban.

Solo decir… ¡Muchas gracias Disney Pixar!