‘The substance’, en el culto y en la vena

Madre mía, qué subidón llevo. Acabo de salir del cine y me siento como después de volver de las raves del Viñarock. Admito que ver esta película ha confirmado cuál es mi género favorito. Así es, el gore psicodélico pasado de vueltas. Y si además lo condimentas con mujeres espectaculares, mejor que mejor.

Comentarios cuñados aparte, esta película se las trae a demasiados niveles, y voy a intentar tocarlos todos.

Ingredientes de la sustancia

La carrera de una estrella de Hollywood está en su punto más bajo, y de repente le cae la siguiente promesa: “Tú, pero mejor en todos los sentidos”. Como si de una gestión en la Cañada Real se tratara, un producto revolucionario basado en la división celular crea un alter ego más joven, más bello… en definitiva, más perfecto.

Una sinopsis que sirve como premisa para un carrusel de críticas y denuncias sobre los estereotipos femeninos. Aunque, bueno, ya sabes cómo va esto.

Dame sustancia que quiero morir

No sé ni por dónde empezar, porque sigo pegado al techo. Me ha encantado todo en su conjunto. Desde la interpretación de una Demi Moore que, en su regreso a la pantalla, está radiante y espectacular, hasta una banda sonora esquizofrénica y perturbadora que te lleva al límite al ritmo del mejor techno oscuro.

Quiero resaltar las fuentes de inspiración de la directora, ah, claro, se me olvidaba mencionar que es una mujer quien dirige esta película: Coralie Fargeat. Lo digo antes de que la tribu del “sobaco morado” empiece con lo de que es machista o alguna de esas. Es una mujer denunciando los abusos sobre el cuerpo femenino, y ¿cómo lo hace? Mostrando buenos culos y buenos pechos.

Pero me desvío… Iba a hablar de más referencias. Para empezar, se nota la gran influencia de La Mosca, un clásico del género. También bebe de Carrie, tiene algunas licencias artísticas de El Resplandor, y seguramente muchas más que se me escapan.

La cosa es que si te recuerda a peliculones, es porque está destinada a ser uno de ellos.

Prefiero la muerte que vivir sin ego

La directora satiriza la obsesión enfermiza con la eterna juventud. Cargada de moralejas sobre la belleza y los cánones, la película se vuelve obscena en su crítica de aceptarnos tal como somos y apostar por no estar solos. Apartar el ego y aceptar la vida tal y como va evolucionando.

Estamos ante una película que, dentro de 20 años, seguirá de moda e impresionará a más de uno. Cierto es que es excesiva y se permite la libertad de llevar lo grotesco al límite. Oye, y no pasa nada, la película lo asume y nunca está de más. La historia sabe hacia dónde va y te regala giros que no te esperas.

Sin duda, voy a ir a verla otra vez. Hacía tiempo que no salía del cine así, con tanta adrenalina.

Para mí, estamos presenciando el nacimiento de una película de culto dentro de su género.

Maravilla.