Skunk Anansie, mi rutina skin care favorita

La banda británica que tuvo su mayor cupo de éxito de mediados a finales de la década de los 90, con tres discos incontestables en los que el rock de estadios, el activismo punk y el metal radiable confluyeron de manera tan exquisita como contundente, llámase Paranoid & Sunburnt (1995), Stoosh (1996) y Post Orgasmic Chill (1999) con los que dieron por finiquitada su primera andadura, la banda se reformó a finales de la década del 2000 retomando su trabajo de estudio con el muy efectivo Wonderlustre (2010).

Desde entonces hasta ahora, Black Traffic (2012) y Anarchitecture (2016) mediante y la pérdida del batería Robbie France en enero el 2012 sustituido por Marc Richardson de Feed, Skunk Anansie no han parado de trabajar y buscar esa necesaria continuación en un público cansado de recordar tiempos mejores en cuanto a discos y emociones puras se refiere.

El trío formado por Ace, Cass y Skin sigue teniendo la misma energía, frescura, entrega y solidez sobre las tablas que tenía en 1997 cuando los vi por primera vez haciendo de teloneros de Prodigy en la gira del Fat Of The Land en Valencia. Puede que la estética de sus componentes se haya suavizado algo más que en los 90, pero la cabeza rapada de Skin, sus bailes, su entrega con el público y su pedazo de voz, son cosas que no han disminuido nada con el paso de los años.

Accediendo a todos y cada uno de sus discos casi de manera equitativa, es indudable que sus éxitos más celebrados fueron los conformados por su primera trilogía. Pero más allá de honrar sus momentos más noventeros, Skunk Anansie apoyó al máximo los tres singles de adelanto de su inminente The Painful Truth, de la misma manera que soltaron Piggy y This Means War, con la que iniciaron su concierto, como muestra inequívoca de lo seguros que están de su nueva etapa y lo bien que funcionan sus temas más actuales en directo.

Como dato curioso, me pareció de lo más encomiable empezar el concierto ambientando la entrada de la banda con el Firestarter de Prodigy a modo de merecido homenaje a la figura del desaparecido de Keith Flint, banda con la giraron mucho en su día y que en UK es toda una institución.

Pero para momentos realmente especiales, tuvimos dos que pasarán a la historia de la Razz, no por ser los únicos en hacerlo, sino porque a día de hoy resulta raro ver a una banda capaz de llenar prácticamente hasta la bandera la sala grande de la Razzmatazz y entregar un concierto de esa calidad, mover conciencias con un discurso socio político del que llevan haciendo bandera 30 años y hacer disfrutar a la gente de la manera que Skin, como frontwoman perfecta, es capaz de hacer.

El primero llegó rápido. Mientras Skin descargaba sobre las tablas ese inquebrantable hit llamado I Can Dream, no se le ocurrió mejor manera de elevar el tema que bajar al foso, saltar la valla, meterse en medio del público, partir la sala en dos y hacer un wall-of-death poniéndose ella en medio en el momento más álgido de la canción. Pero su capacidad de meterse al público en el bolsillo no acabó ahí, mientras sonaba Twisted (Everyday Hurts) Skin salta desde el escenario para dejarse llevar por la sala a modo de crowd surfing con un público cantando a pleno pulmón el tema y una Skin entregada en cuerpo y alma a su público.

Sinceramente, mis dudas previas sobre cómo iba a resultar un concierto de una banda a la que a la mayoría de los asistentes les podía mover más el factor nostalgia que la actualidad de la banda, quedaron completamente despejadas al comprobar que pocas bandas de la época puedan ejecutar un show tan vitalista, emocionante y de calidad como Skunk Anansie manteniendo el nivel durante la hora y cuarenta de que dura su espectáculo.

Fotos: Àlex Caballero.

+ Info: SKUNK ANANSIE / SALA RAZZMATAZZ / 04 MARZO 2025