Pub Crawl

Pub Crawl

también conocido como ‘Lección Primera de Supervivencia Nocturna en Madrid’

Para los/as que no sepáis qué es este concepto inventado por el mismísimo diablo (en el buen sentido de la expresión; ojo) os diré que el Pub Crawl consiste en juntarte con un grupo de gente completamente random, pero… random, random. Nada de medias tintas.

Salir por Madrid como si no hubiera mañana, intentar retener una centena, aproximadamente, de shots en tu cuerpo y en el que una persona (se supone) que hace de guía protector y abre el camino en el tour por los bares y discotecas de la capi.

Todo esto también se puede resumir en “Sal, únete a un grupo e intenta sobrevivir”.

Después de un tiempo ya por Madrid, no podía concebir que aún no hubiera hecho uno de estos tours, y qué mejor manera de estrenarme que en el Pub Crawl de Madrid Nightlife. Así que me enfundé mis zapatillas de luz, agarré el bono-metro y puse rumbo al centro. Iba a enfrentarme al monstruo final del videojuego, ya había saltado por encima de muchas tuberías y setas, era la hora de pasar la prueba de fuego, la prueba definitiva… y lo iba a hacer como mandaban los cánones. Solo. Solo ante el peligro. Sin colegas salvavidas. Y tenía intención de llegar hasta el final. No pensaba irme a casa hasta que no hubiera acabado con todos/as.

A través de la página www.madridnightlife.com hice la reserva y al poco tiempo Donald me puso en contacto con un Madrid Nightlife Guide, un tal Mitra… Horas más tarde se acabaría convirtiendo en una extensión de mí mismo esa noche, pero no voy a adelantar acontecimientos.

23:00h. Llegué al Pub Dubliners, ese era el punto de partida de la aventura y donde había concretado el meeting point con mi contacto en ese mundo de delirio e incertidumbre.

Al entrar todo estaba en calma, las primeras pintas con acento irlandés se empezaban a servir y la noche estaba aún quitándose las legañas. Pronto, llegó el ansiado encuentro. –Heeey man. –Heeey Agus. (choque de puños). No sé cómo describirlo, pero desde el minuto cero sabía que la noche nos tenía guardadas grandes sorpresas a mi nuevo amigo y a mí.

Enseguida el grupo se empezó a conformar, la gente iba llegando con cuentagotas, pero a eso de las 23:30h, el dream team estaba formado, el balón de oro estaba en juego esa noche y había que sudar la camiseta para conseguirlo.

No tardamos en hacer grupo, no nos conocíamos de nada, pero hay una frase mágica que une más que el mejor de los tratados internacionales. “Pinta de cerveza con chupito gratis, ¿quién se apunta?”. A partir de ahí… comenzó la magia.

Pusimos rumbo al siguiente local, no sin antes empezar a animar la noche por la calle, un par del “Asturias patria querida” versión anglosajona por la calle de Carretas, y en cuestión de segundos teníamos un ejército de gente unidos a nuestra causa.

El party team entró en el local. Yes, we are in dá jaus baby. No os contaré la cuál fue la cara de la camarera cuando alguien se alzó entre la multitud y dijo otra de esas frases mágicas. ‘’Hey! 50 chupitos de tequila por favor!’’. Creo que aún siguen partiendo limón por allí.

Ahora os hablaré de esa trampa mortal que esconden muchos pubs de la noche madrileña. Las escaleras. Y como todos/as sabemos, no hay nada que una más a un grupo que está en construcción que una conga. El problema es cuando metes una conga por unas escaleras con poca luz. En efecto, acabó en desgracia. Creo que Danna y Kim dejaron su dignidad por aquellos lares. Pobre Kim… aún recuerdo su cara cuando alguien dijo: “¡Oh no, habéis matado al chino kudeiro!”. Lloro.

De camino a nuestra tercera parada, el Planet. Nuestra particular ONU estaba ya desatada, alguien se había hecho con una guitarra, el destino quiso que nos encontrásemos con un grupo de chicas disfrazadas de sevillanas y una despedida de soltero en la que los chicos iban de toros. ¿El universo nos estaba poniendo a prueba?

Sin pensarlo dos veces montamos unos San Fermines improvisados, mientras una chica que no hablaba ni gota de español tocaba la guitarra y gritaba “Soy camarón, soy camarón”. Las flamencas se volvieron locas bailando y todo acabó en un corro gigante en el que volaban las botas de vino (no sé de quién eran pero tengo una en mi casa ahora mismo). Hacía tiempo que no veía tal cantidad de topicazos juntos. Llegan a aparecer en ese instante por allí “los Morancos” y el mundo entero hubiera sufrido una implosión sin retorno. Pero era gracioso. Al fin y al cabo yo iba buscando eso, cosas que contar luego.

Entramos en Planet. Y sin saber ni cómo ni por qué, en menos de cinco minutos Agus Scab estaba en cabina haciendo de DJ, me hice el King of the Night, ya estaba visualizando mi cara en algún hall of fame o incluso mi nombre en una estrella del paseo de la fama. ¡FLOTA EN LA NUBE AGUS! ¡FLOTA!

Al bajar de allí recibí elogios por mi brillante actuación, una camarera sacó un Grammy de debajo de la barra y me hizo entrega de la llave de la ciudad, entre vítores y aplausos me elevaron al cielo entre una nebulosa de gritos “¡AGUS! ¡AGUS! ¡FÍRMAME LA CAMISETA!”, creo que fue lo último que escuché entre la multitud antes de abandonar el local entre botellas de champagne y bengalas.

La noche estaba siendo apasionante, y sin más dilación volamos hacia la última parada, pero no por ello menos importante. Entramos en la discoteca como si estuviésemos recién salidos de un videoclip de Katy Perry. Motivados. Siendo “magnafulosos”, los confetis cayeron del techo y los ventiladores se activaron.

Si quieres saber más… ya sabes dónde tienes que ir para vivir la experiencia.

¡Viva Madrid! ¡Vivan los Pub crawl! ¡Viva MADRID NIGHTLIFE!