‘El año del oráculo’, de Charles Soule

Soule se pasa de Darth Vader a las predicciones del Oráculo

Siempre necesitaremos una víctima que se transforme en héroe de sí mismo para arreglar todo el desequilibrio causado, y que lo haga antes de la última página del libro.

Por Martin Baker         

“Cogió la mochila donde guardaba su juego de herramientas: procesadores Raspberry Pi personalizados, diseñados para inocular virus maliciosos de un sinfín de sistemas electrónicos de seguridad, varios portátiles cargados con sus algoritmos preferidos para neutralizar claves y un conjunto de pinzas analógicas, solo por si acaso”.

Casi, casi parece un extracto de La Fortaleza Digital de Dan Brown, pero no, es el inicio del capítulo 28 de El Año del Oráculo, la última novela de Charles Soule. Su nombre tiene menos parafernalia asociada que el autor de El Código Da Vinci, y sólo los fans del cómic le conocen por sus trabajos como guionista de la serie Star Wars, Superman, WonderWoman, Thunderbolts She-Hulk.

También es músico y abogado, para que luego digan que la universidad no enseña el camino del éxito.

A lo que vamos: su primera novela nos mantiene el alma en vilo con una persecución anunciada que le aseguraría tirón en versión cinematográfica, da vida a personajes de varias razas y diferentes edades para que cuando sea llevada al cine, atraiga a tod@s por identificación con la imagen. Ah, y además hay unos malos que son del FBI.

Es lo que pasa cuando te dedicas a hacer predicciones que se cumplen, las difundes en internet, cobras millones a las empresas interesadas y te conviertes en tendencia con millones de seguidores a nivel mundial, potenciales creyentes que amenazan la estabilidad religiosa que da de comer a los líderes espirituales del mundo.

Al final te crees que te has escapado, y no, un helicóptero del FBI te espera en la puerta de tu cabaña del tío Tom en medio del bosque. El caso es que es un tanto previsible lo que va a ocurrir, y la intriga se mantiene porque a quién no le gusta saber qué pasará cuando un ordinario ciudadano de a pie, sin grandes metas en la vida, se reúne en la Casa Blanca con quien vive en ella y le deja libre como el Sol cuando amanece, que cantaría Nino Bravo.

La religión televisada es el opio popular

Nunca se sabrá quién le facilitó las predicciones a un músico neoyorquino, pero como en algunas religiones, el conocimiento desciende sobre el elegido en forma onírica, y a partir de ahí le caes mal a las autoridades. Sustituyamos una cosa por la otra y pongamos a un reverendo ateo que vive de sus apariciones en televisión, aterrado por perder su influencia sobre el rebaño y alguna que otra oveja VIP, como el presidente del país.

Sus razones tiene el pobre clérigo, con la bolsa en caída libre, gente que muere a causa del anuncio del Oráculo y desequilibrios geopolíticos en plan movimiento de las placas tectónicas de la Tierra.

Así que cuando la brisa de seguidores del Oráculo se transforma en viento y el viento se va convirtiendo en tornado, hay que alcanzar un desenlace rápido, y qué mejor manera de combatir el opio para el pueblo que haciendo uso de su herramienta habitual, la caja tonta.

La reflexión final es que siempre necesitaremos una víctima que se transforme en héroe de sí mismo para arreglar todo el desequilibrio causado, y que lo haga antes de la última página del libro. El Oráculo cumple con ello.

Y si nos podemos retirar a una isla desierta con los amigos de fatiga, mejor que mejor. Visto de otro modo, hay que aceptar la vida como viene y no dejarse nada en el tintero cuando se negocia con el señor presidente. Veo la peli en los cines muy pronto. Creo que está escrito para eso, así que al tajo, a completar el ciclo de vida de la idea con unos buenos actores.

Ojo, que los próximos volúmenes de Star Wars Darth Vader Lord Oscuro escritos por Charles Soule salen a la venta en octubre. Échales un vistazo en Planeta Cómic: Star Wars Darth Vader Lord Oscuro nº 16/25.

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