‘El murciano que desafió al dragón chino’ de David Hernández (Conecta)

Los vencedores se curten en las crisis y lo demás es excedente

Nihao. Si estás en Cantonés 101 en la academia por las tardes, la cosa te va a costar bastante, a menos que hagas las maletas y te pires para allá. Pídele a la azafata una copa de DavidWine y aprovecha para leer “El murciano que desafió al dragón chino: Mis 12 principios del éxito” en el vuelo a Shenzhen, Shanghái o Guangzhou (ya sabes que Hong Kong está un tanto alterado estos días). Antes de aterrizar, hojeando el final del libro, decidirás volver o quedarte.

por Rosa Panadero

Gary Player cita en su libro Secretos del Golf una anécdota en la que un espectador felicitó al golfista JerryBarber por su buena suerte sacando la pelota de los búnkers, y éste le responde: “Cuanto más practico, más suerte tengo”.

Así terminé una columna escrita a finales de 2016, y con la misma idea David Hernández nos descubre los secretos para triunfar como empresario en China. Cuando el vendaval de la crisis te deja con una muda de quita y pon, la cuenta bancaria casi a cero y tu negocio por los suelos, no quedan ganas de subirse a gritar a la cúpula de Cercanías en Sol y arengar a las masas, hasta que con el tiempo uno consigue hacerse parte de la casta, con chalet al sol incluido.

Esto es reinventarse 

Estás pelad@ y has despedido gente. Hay que volver a empezar de cero con orgullo torero, y si te atreves, en el extranjero. Y con la idea más descabellada, una industria a la que nunca te has dedicado antes, y con la frontera lingüística de bienvenida. Tenemos que estar loc@s… Unas clases de chino para extranjeros, mucha observación, dejar de lado todo lo aprendido y desprenderse de la coraza occidental para colocarse la malla metálica de un guerrero de Xian.

Going native, que dirían los anglosajones, el punto en que te fundes con otra cultura hasta el punto de olvidar la tuya. Es el punto álgido de la transformación en un puesto de expatriación, peligroso para una multinacional porque empezaría a dudar de si su empleado estrella en el puerto de destino es fiel a la empresa o al país de acogida (con las implicaciones políticas que en muchos casos conlleva).

Superación es la palabra

Lo lograrás. Cuando creas que estás en el punto de no retorno, todos los engranajes comenzarán a moverse en la dirección que habías marcado. Te darás cuenta de cuánta ansiedad te ha generado el que te copiaran, el que te robaran clientes, el que los ciclos de negocios se alargaran indefinidamente. Finalmente serás una leyenda a ambos lados, en tu país porque nadie es profeta en su tierra, y en el país de acogida, donde resultas tan exótico.

Pero la fama cuesta, decía la profesora de danza moderna de Fama para que los alumnos sudaran la camiseta. Ella sabía que el único que triunfaría sería Leroy Johnson, el maverick díscolo de la clase al que las clases de literatura no le valían para triunfar en Broadway. David Hernández también sudó la camiseta, viajó en trenes y llevó su producto pedaleando en bicicleta. Le costó siete años lograr donde está hoy. Ahora cuenta con blockchain y IoT para garantizar la temperatura y las condiciones de los vinos de Jumilla que vende en China, recibe galardones del Luxury Award China y es estrella en el ICEX.

La vida es dura, y la satisfacción, enorme.