Metro Exodus, una experiencia digna de Dimitri Glujovsky

Mantener una franquicia que impacta por su puesta en escena es algo sumamente difícil. A fin de cuenta, juegos como Dead Space o la misma saga Metro golpean fuerte por el atractivo de su propuesta y la sorpresa inicial, pero el problema viene cuando la IP se franquicia, y empiezan a aparecer secuelas, precuelas, spin-off y variados. ¿Puede una genial puesta en escena aguantar la sorpresa que nos pega de inicio durante varias entregas?

Lo admito, jugué a la saga Metro cuando acababa de salir la secuela, Last Light, y decidí internarme a ella pasando primero por Metro 2033 antes de jugar a la secuela, siendo conocedor de que me iba a perder puntos vitales de una trama que es muy continuista… ¡Y menos mal que lo hice! La saga Metro sigue las andanzas de Artyom un veinteañero que ha vivido prácticamente toda su vida en el metro de Moscú después de que una guerra nuclear convirtiera la superficie en un invierno nuclear. La gente vive en la más absoluta miseria bajo el subsuelo de la ciudad, aglomerándose en pequeñas villas dentro de las estaciones, y con un estilo de vida bastante marcial, debido a que la radiación ha creado “poco adorables” seres con la mala manía de comerse a toda persona distraída que circula por los túneles. Eso sin contar los otros peligros que atrae la radiación fuera de las criaturas, como lugares prácticamente inaccesibles, debido a derrumbes, criaturas, y gases tóxicos para cualquiera que no tenga una máscara de gas. ¿Y qué hacemos cuando vivimos en un entorno claramente hostil donde TODO quiere matarnos? Por supuesto, matarnos también entre nosotros, crear facciones, y guerrear.

En una primera instancia la saga Metro, escrita por el novelista Dimitri Glujovsky, no parece ser mucho más diferente a los cientos de thrillers post-apocalípticos que inundan la cultura popular, pero Metro 2033 tenía algo realmente mágico… lleno de misterios y leyendas sobrenaturales tan aterradoras como fascinantes. El mismo Metro es un personaje vivo y entona toda la aventura del joven Artyom de un viaje casi místico, espiritual, en una guerra por la supervivencia humana, y el juego aparte de trasladarlo muy bien la ya de por si interesante puesta en escena de la novela (La ambientación es acojonante), tenía además unas mecánicas muy interesantes y difíciles que hacían que el jugador tuviera que ser inteligente además de hábil para ir desde el punto A al punto B. La munición escasea, los enemigos pueden matarnos de dos o tres golpes mal dados… Estudiar las rutas, explorar para encontrar munición, botiquines o filtros para respirar en los túneles más inhóspitos o en el exterior escala en nuestras prioridades.

Segundas partes si que fueron buenas

Su segunda parte, Metro Last Light, basada en la novela Metro 2034 del mismo escritor repetía la esencia, pero como ya hablamos antes, la sorpresa inicial se diluye y aunque sigue siendo un juegazo, vive a la sombra de la primera entrega.

Así que los chicos de 4A GAMES, decidieron dar un vuelco a su tercera entrega, Metro Exodus, el juego de la saga más ambicioso en términos y posibilidades jugables y del que voy a reseñar escuetamente tras habérmelo pasado.

Metro Exodus ha sido rodeado de mucha polémica (Ya iré a eso), pero es un maldito juegazo. Así de claro. ¿Pero ha sabido trasladar la esencia de la saga Metro? Como puede que sepáis, en esta ocasión, Artyom decide abandonar Moscú en busca de un pasto más verde (O al menos, menos letal), así que se montan en la Aurora, un tren que será el nuevo compañero del grupo, en una serie de catastróficas desventuras en pos de un sueño. Dicho de otra forma… ¡Adios Metro! ¡Hola cauce del Volga! ¡Hola costa del Mar Caspio! ¡Y hola también a otros sitios que no voy a decir por no caer en Spoilers! ¿Esto responde a la pregunta de si sigue siendo un Metro? Sigue la historia, desde luego, y la esencia de dificultad y exploración, también. Meterte en cualquier sitio sin estar provisto es un “free ticket” para una muerte horrenda, y tiene momentos de mundo abierto, con un mapa gordo por el que puedes explorar y realizar distintas acciones secundarias, así como momentos más cerrados, en plena oscuridad de fábricas, túneles y búnkeres, que mantienen la esencia claustrofóbica y tensa que caracteriza a la saga… Pero obviamente sacrifica parte de la misma para dar sentida a las nuevas mecánicas. Sigue siendo un Metro, eso no lo dudéis, por mucho que el 90% del mismo juego, se dé en el exterior, y la máscara de gas sea un complemento imprescindible solo en momentos puntuales.

Puntos negativos

¿Mi mayor problema? Metro Exodus sigue contando con la pluma de Dimitri Glujovsky, aunque la novela paralela (Metro 2035) va por derroteros diferentes, y eso se nota en que ciertos trazos de la aventura están tal vez menos inspirados que otros. Por ejemplo (Puede ser Spoiler, cuidado) da pena ver como algo que se inicia como una subtrama y que no parece afectar hasta el final, tiene en el climax del juego más repercusión que toda la premisa inicial del juego, siendo al final más importante algo que parecía secundario y con un final mucho más emotivo y detallado, que el mismo final del juego sobre si Artyom y su grupo encuentran o no algún sitio decente para vivir.

Ahora viene la parte de la “pole”… En PC el juego ha tenido una contramarcha en los ánimos de su target bastante dolorosa. Empezaron anunciando que su juego vendría protegido con DENUVO, algo que no suele gustar. Es un método mediocre para protegerlo de la piratería que a su vez, sobrecarga el rendimiento del juego… y luego está la salida de STEAM a menos de un mes de su salida para salir en exclusiva en EPIC STORE, tienda que parece estar más preocupada en derrotar a Steam a base de golpes de talonario que por ofrecer algo realmente competente al consumidor final. Yo he jugado esta última versión, y duele bastante ver como perdemos logros, guardado en la nube y demás funcionalidades… pero no os dejéis engañar. Metro Exodus es un juegazo como la copa de un pino, una experiencia a ratos tensa, a ratos emotiva, pero durante todo momento, con una gran calidad que hace justicia a la saga.

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