Manhattan sin salida, ansiedad entre tiros y alijos

por Rosa Panadero

Hace muchos años, trabajaba en el turno de noche en la radio y en la parada de taxis, solía haber un conductor que era policía nacional de día, y “peseta” contratado de noche. Era su forma para redondear el sueldo sin quedarse con las tajadas de los alijos incautados. Otros son más comodones para hacer regalos a la familia.

En Manhattan sin salida (21 Bridges en el inglés original) hay un algo al principio que desvela la corrupción de esta historia, protagonizada por Chadwick Boseman y Sienna Miller. Puede ser una pena, o ayudar a aguantar la respiración, porque con tanta “balacera” al final te compadeces de los dos pobres ladrones, excombatientes de Afganistán. Es lo que tiene no haberse reinsertado en la sociedad civil como corresponde.

Por fortuna, la narración cuenta de manera ordenada cómo funciona la trastienda tras los titulares sobre alijos de cocaína,distribuidos con la bendición y participación de la policía. En cuanto a crudeza, esta película de Brian Kirk es bastante más dura que la cacareada 1917 de Sam Mendes. Y en cuanto a los traficantes, mucho menos glamurosa que los actores que acompañan a Ellen Barkin en las cuatro temporadas de sexo y drogas en Instinto Animal (Animal Kingdom).

El gran acierto es intentar reproducir en hora y media el cierre de seis horas de la isla de Manhattan para cazar a los ladrones. A pesar de la evidente implicación de los agentes, el tiempo corre en contra del “policía limpio”, porque hasta el FBI guarda las formas para dejarle actuar durante esa misérrima franja temporal.

Como es de esperar, mucho plano oscuro porque todo ocurre después de la media noche, mucha casualidad para que desaparezcan los testigos. Y más casualidad todavía que los protagonistas se crucen por la calle con los ladrones, y no dar parte al cuartel general.

Nunca apetece ver a Sienna Miller de mala, más aún cuando es la única chica de la peli, pero no todo son papeles de heroína. No se la ve cómoda siendo parte de la jauría, pero no sale maltratada. Chadwick Boseman no expresa mucho, pero resuelve el acertijo, que es lo que se espera de él.

En conclusión, una peli desafiante en cuanto al ritmo, pero previsible en el desarrollo. Pide doble de palomitas si te va el estrés.