Ajeno a cualquier moda, estímulo externo o incluso al paso del tiempo, Bryan Adams vuelve a Barcelona para hacer lo que mejor sabe hacer, dar un concierto de rock de los de quitarse el sombrero y aplaudir hasta que te salgan llagas en las manos. A él no le hace falta seguir en el candelero para congregar a sus fans, su pasión eterna por la música, un repertorio a prueba de bombas y una banda de lo más sólida en directo, le bastan y le sobran para ofrecer un concierto de más de horas en el que la calidad y la actitud hacen el resto.
Con un setlist de más de veinte canciones entre las que cayeron clásicos del calibre de Cuts Like A Knife, Please Forgive Me, Everything I Do, So Happy It Hurts, Shine A Light o incluso el Rock And Roll Hell de Kiss y el Johnny B. Good de Chuck Berry, su solvencia sobre las tablas es únicamente equiparable a la entrega incondicional de unos fans que, por mucho que durante el año no hagan mucho ruido, jamás faltan a su cita bianual con su canadiense favorito.
Poca parafernalia le hace falta al señor Adams para rubricar la noche de (soft) rock perfecta. Es verdad que el coche volador le da algo más de espectacularidad al show, pero es más una cosa anecdótica, que algo imprescindible en su show. Su simpatía, su comunicación directa y cercana con el público, su impresionante forma vocal y física y ese equilibrio perfecto del que puede presumir su repertorio, combinando magistralmente los momentos más rockeros con su carácter de baladista exquisito, hicieron de la velada uno de los conciertos más memorables, atemporales y disfrutables del año en cuanto a rock se refiere.
Como dato entrañable, le dedicó una de las canciones a su gran amiga y tristemente desaparecida, hace ahora un año, Tina Turner, de la que se acordó con todo el amor y el dolor de su corazón. Para finalizar e inmortalizar el momento de la manera más efectiva en nuestro recuerdo, cantó sus inesquivables Have You Ever Love A Woman y All For One sellando una noche apoteósica en todos los sentidos.
Esperemos que en otro par de años, lo volvamos a tener por aquí con las mismas ganas, el mismo ímpetu y la misma capacidad para emocionar de siempre.
Textos por Àlex Caballero y Bernat Pugés
Foto de Bernat Pugés